Lunes, 20 de enero de 2014 | 4:30 am
Pedro Pablo Kuczynski sigue siendo el político con más aprobación en las encuestas mensuales. No parece una carta segura, ni siquiera importante, para el 2016. Pero quizás empieza a ser hora de parar la oreja frente al fenómeno. Se le podría describir como un outsider de derecha, medio criollo y medio gringo en el estilo.
Quizás outsider es una palabra algo fuerte para un PPK que transita en la política y los gobiernos desde los años 60. Ha sido titular del MEF y primer ministro, y ya una vez sorprendente candidato presidencial. Lo que lo pinta como afuerino de la política probablemente es su discurso anclado en ideas de eficiencia gerencial.
Con tantos aspirantes a la presidencia que además han tenido un paso por el poder supremo, los cargos que ha ocupado PPK parecen modestos por comparación. Es decir, una suerte de outsider respecto de Palacio y de la cúpula del poder, esperando que llegue su momento, como una alternativa a los políticos que ya fueron supremos o supremas.
Una explicación para la alta aprobación es que no parece tener resistencias entre las mayorías. No es que falten argumentos contra él, sino que casi todos vienen de la franja de izquierda radical. Pero su pasaporte estadounidense o su peripecia financiera, por citar dos temas, no preocupan a casi 40% de los encuestados.
Bajas resistencias es el tipo de situación que puede ganar elecciones. Pues la tolerancia suele provenir de un bajo perfil político del candidato, que permite que muchos vean en él exactamente lo que quieren ver. Son muchos los candidatos punteros que han sido vistos simultáneamente como conservadores y progresistas, de izquierda o de derecha.
Desde que empezó a hacer campaña (no ha parado desde el 2011) PPK se ha ido labrando una imagen de derechista modernizador. La idea es que ha dejado atrás su trayectoria de economista ortodoxo, y en esa medida conservador. Por alguna razón, su nueva imagen es la que lo está manteniendo con bajas resistencias del público.
Pero la ubicación también es importante. Según el humor se le puede ver como un derechista no fujimorista y no alanista, como un centro-derechista no toledista, como un político sin compromiso con el sistema partidario. Claro que también hay quienes lo ven como una carta de Washington en la política peruana.
Mientras estas atribuciones ideopolíticas se disipan, allí está su 39% de aprobación en la última encuesta Ipsos, un punto por encima de Keiko Fujimori. Aunque en la encuesta de Datum la candidata está tres puntos por encima. Todo indica que PPK no va a desaparecer de la carrera al 2016. Pero todavía parece temprano para ubicarlo.
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