domingo, 26 de enero de 2014

Con la fuerza de la razón

Todo fallo de la corte de La Haya al final se cumple.

 Dentro de un aire general positivo, hay una cierta tensión en la espera del fallo de la corte de La Haya que se conocerá mañana, el cual está referido al modo y velocidad con que se debe ejecutar.

Nadie –salvo los magistrados– conoce el fallo, pero si las declaraciones de los gobernantes de cada nación fueran un adelanto de lo que se viene, se tendría que concluir que, en un grado difícil de determinar, la posición peruana triunfará mañana.
Ambos gobiernos han reiterado que la sentencia será cumplida, pero hay dos matices diferenciadores en las declaraciones de cada gobierno.
Por un lado, en la actitud de las autoridades. En las de Chile se transmite una posición derrotista que parte del supuesto de que es imposible que la corte acepte al cien por ciento su argumento, es decir, que ya existe un tratado de límites.
En las autoridades peruanas, en cambio, se percibe un aire triunfalista –que puede ser un error– por el supuesto de que la corte les dará la razón, en un grado difícil de prever.
El segundo matiz diferenciador se desprende del primero y se refiere a la rapidez con que se concrete la implementación del fallo de la corte.
En Chile, partiendo del supuesto de que van a perder, se insiste en que será un proceso gradual en el que, como ha señalado el presidente Sebastián Piñera, “se va a hacer valer todos los argumentos y elementos necesarios para hacer valer los legítimos intereses de nuestro país”.
Dicha declaración pareció una respuesta a la del día previo del presidente Ollanta Humala cuando sostuvo que “ambos gobiernos, en todas sus instancias, han señalado claramente que vamos a cumplir ese fallo, porque no es solamente acatar el fallo, es cumplirlo y las sentencias se cumplen. Ahí también está el compromiso y honor de los países, así va a ser y tiene que ser”.
Dependiendo del fallo, es probable que el tema de la rapidez en la ejecución de la sentencia produzca alguna diferencia después del mediodía de mañana.
Ante dicha eventualidad, ojalá que prime –en ambos países– la sensatez fundada en el recuerdo de que lo más importante del proceso seguido ante la corte de La Haya es que permitirá definir las fronteras con Chile y, en general, con todos los países, lo cual será importante para la construcción de una relación aún más sólida con dicha nación.
También se debe recordar que todas las sentencias de La Haya se terminan cumpliendo sin perjuicio del pataleo político que produzcan.
En el supuesto de que las reacciones no sean las correctas, corresponderá al Perú mantener el principio que ha seguido desde el inicio del proceso: la confianza en el respeto al derecho internacional.
Con la fuerza de la razón.

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