Martín Vizcarra asumió hoy el cargo de presidente de la República, esto luego de que el Congreso aceptara la renuncia del exmandatario Pedro Pablo Kuczynski.
Vizcarra, quien tendrá ahora en sus manos acaso el reto más difícil de su carrera política, llegó al pleno del Parlamento donde juró como nuevo mandatario del Perú. Luis Galarreta, presidente del Congreso, procedió a colocarle la banda presidencial.
Previo a su juramentación, Vizcarra recibió el “Gran Collar”
de la Orden “El Sol del Perú” y la Orden “Al Mérito por Servicios
Distinguidos” en el grado de “Gran Cruz Especial”. Las máximas
distinciones del Estado peruano le fueron entregadas por la ministra de
Relaciones Exteriores, Cayetana Aljovín, en una ceremonia realizada en
el Palacio de Torre Tagle.
Oriundo de la región moqueguana, Vizcarra estudió ingeniería Civil en
la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Se ganó el respeto de
todos cuando fue gobernador regional de Moquegua (2011-2014), convirtiendo el mencionado departamento en líder del ránking de educación en el Perú, la segunda más competitiva luego de Lima.
Asimismo, logró una de las economías con mayor crecimiento, según datos recogidos por el Instituto Peruano de Economía (IEP).
Durante el gobierno de Kuczynski, fue designado ministro de
Transportes y Comunicaciones, cargo al que tuvo que renunciar luego de
los cuestionamientos y el retroceso en la construcción del aeropuerto de
Chinchero, en Cusco. Tras ello, asumió como embajador de Perú en Canadá.
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Los
idus de marzo (15 de martius) según el calendario romano eran famosos
por ser días de buenos augurios; sin embargo, Julio César fue asesinado
en esa misma fecha en el año 44 a.c.
Según relata el escritor
griego Plutarco, el emperador fue advertido de este nefasto
acontecimiento pero con incredulidad desechó el aviso. Lo paradójico es
que ese mismo día, cuando iba camino al Senado, Julio César se cruzó con
el vidente y riendo le dijo: “Los idus de marzo ya han llegado”. A ello
el zahorí contestó compasivamente: “Sí, pero aún no han acabado”.
Ayer,
en idus de marzo, el Congreso aprobó la moción de vacancia de la
presidencia de la república por 87 votos a favor, 15 tibias y cobardes
abstenciones, y 15 sufragios en contra. Por lo que al día de hoy el
pronóstico del jueves 22 es incierto.
Los Avengers se reforzarán
para seguir defendiendo al “villano” y los dioses serán nuevamente
derrotados. PPK es un hombre con suerte: fuerzas imprevisibles,
invisibles a los ojos del ciudadano de a pie, nuevamente se alinearán a
su favor como ocurrió el 21 de diciembre pasado. El indulto fue solo el
comienzo de un camino lleno de prebendas y favores, sobre el que no hay
ningún recato ni pudor. Un Lucio Ávila cualquiera te deja al descubierto
o una visita casual a ciertos ministerios e instituciones públicas.
¿Cuál
podría ser la reflexión de un congresista anónimo de FP, de aquel que
no pertenece a la argolla, que jamás será vocero y que sabe que su
lealtad no será valorada y recompensada? “Quedan poco más de tres años
de gobierno, paso absolutamente desapercibido; difícil que tenga otra
oportunidad de ser candidato y más complicado que sea reelegido porque
no me ha sido posible dejar ningún legado para el país (y para mi
billetera). Los Proyectos de Inversión Pública para mi región son los
últimos en prioridad, cada vez me cuesta más dar explicaciones en la
semana de representación. Además, siento que Fuerza Popular ha caído en
una suerte de desgracia; la gente no nos quiere, existe la falsa
percepción de que somos obstruccionistas y culpables del estado de
suspensión en el que se encuentra el país”.
Y aunque todo esto no
sea cierto, es muy difícil cambiar las percepciones negativas: son las
de mayor arraigo en los electores y las que más aprovechan y capitalizan
los enemigos.
“¿Qué me queda?”, se preguntará este padre de la
patria. “La mejor alternativa es subastar mi voto, fortalecer el equipo
de los Avengers y usufructuar de un nuevo posicionamiento al lado de
Kenji Fujimori, cuyos bonos y cercanía al Gobierno seguro se
multiplicarán si salva al presidente por segunda vez. Fuerza Popular
quedará muy debilitada y Pedro Pablo Kuczynski tomará nuevos aires y,
reiteradamente empoderado se dará el lujo de seguir dilatando las
investigaciones o dando candorosas explicaciones que parecen darle
resultado. ¡Tengo que jugar a ganador!”
Esta misma reflexión, sin
la necesidad de buscar protagonismo porque ya lo tienen, podrían hacerla
los parlamentarios del Apra, APP o Acción Popular, para ostentar un rol
más beatífico y lúcido con este Gobierno.
En política hay que vivir el minuto: el largo plazo es incierto y en el
Perú, acorde a estos tiempos turbulentos, el día siguiente ya es
nebuloso.
Y, no obstante todo lo anterior, la segunda moción
de vacancia ha generado pánico al interior del Gobierno. Las reacciones
desesperadas de Mercedes Aráoz, Juan Sheput y Gilbert Violeta dejan
claramente en evidencia que en el Ejecutivo no cuentan con los votos
para salvarse. Otros, como Patricia Donayre, presentan insólitos
proyectos para generar más duda e inestabilidad (fíjense en su propuesta
de convocatoria a elecciones generales en caso de que el presidente sea
vacado).
El más “cool” resulta ser el propio PPK. Él, de la mano
de sus nuevos aliados, seguramente está buscando dar una lección de
política (sucia, porque limpia no existe) a sus desconcertados peones.
¿Que viva el rey a pesar de que no ha muerto?