sábado, 18 de enero de 2014

Liberalicemos la educación

Eugenio D'Medina Lora

Posición adelantada
Parece mentira, pero venimos hablando hace más de veinte años de las ventajas de la libertad económica y hemos liberalizado sectores tan "duros" como el de las telecomunicaciones, el portuario, el energético y hasta el petrolero. Y sin embargo nos resistimos a hacerlo con el sector más paupérrimo que tenemos: el de la educación.
¿Liberalizar la educación universitaria? Sí, sin duda. ¿No sería bueno para los jóvenes peruanos que pudieran tener títulos con igual validez que los peruanos, de universidades como la Universidad de Chile, la Universidad Javeriana de Bogotá o el Tec de Monterrey de México, para hablar solo de países cercanos y que además bien podrían habilitarse en el marco de la Alianza del Pacífico?
¿Suena poco "patriótico"? Pamplinas. Andrés Oppenheimer nos descubre que esto ya se está haciendo y constata, por ejemplo, que en Singapur hay cien universidades extranjeras operando perfectamente, incluyendo a la Universidad de Chicago y la Universidad de Nueva York. Mientras que China tiene más de 170 y además un millar de convenios con universidades foráneas. Veamos cómo están desarrollándose ambos países asiáticos y entenderemos la clave de su secreto: una educación liberalizada, masiva y extendida.
Una reforma universitaria de avanzada debe incorporar este tipo de mecanismos. Y otros, como la convalidación automática de todo grado o título optado en universidades ranqueadas internacionalmente que superan "por varios cuerpos" a las nuestras. No puede ser que aquí un grado obtenido en Canadá o Australia valga menos que uno conseguido en la Universidad Las Américas de Chimbote, solo porque tiene que someterse a la dinámica procedimental y a la burocracia nacional. Esta institución tiene que cambiar urgentemente y volverse más competitiva.

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