domingo, 30 de junio de 2013

No hay primera sin segunda

La ley universitaria que se cocina tiene un loable propósito, pero ofrece una “solución” tan brutal como la suma de todos sus problemas.

La universidad y el general

La universidad y el general
“Que viva mi comandante Sánchez Cerro/ el que nunca tuvo miedo…”

Así rezaba la inscripción que algún simpatizante del dictador había pintado sobre una pared colindante a la Universidad de San Marcos. Al día siguiente, un estudiante agregó la frase:

“…porque nunca dio examen”.


Ojalá que nunca lleguen al Perú las supuestas primaveras de otros lados del mundo. Solo traen sangre y devastación. La democracia de la que hasta ahora gozamos permitirá que solucionemos nuestros problemas en paz con el debate y discrepancia que forman parte de la democracia.

Eduardo González Viaña
Eduardo González Viaña
CrónicaColaborador
La gente creía iletrado al entonces jefe de Estado por su estilo expeditivo de acabar con cualquier disidencia. Cinco mil fusilados en Trujillo acreditaban ese juicio.

No mancha el prestigio del general Daniel Mora ninguna acusación semejante. Sin embargo, en las últimas semanas ha lanzado tantos exabruptos contra la universidad peruana que todos los que hemos pasado por ella tenemos la sensación de que el jefe de la Comisión de Educación del Congreso no conoce por dentro universidad alguna. O tal vez, como dijo el burlón, “nunca dio examen”.

La ley universitaria que se cocina tiene un loable propósito, pero ofrece una “solución” tan brutal como la suma de todos sus problemas. Se propone claramente una intervención, una invasión del Estado en la academia.

La superintendencia nacional de educación universitaria que se gesta en el Congreso estaría integrada en su mayoría por personas y organismos extraños al quehacer académico. Además, su estructura la erige en un alfil de fácil manejo por el gobierno de turno. Cualquier mandón podrá poner allí a su portátil para administrar toda nuestra educación superior.
El Frankenstein que se está creando tendría potestades para nombrar, regular, coordinar, fiscalizar, autorizar o cerrar universidades, facultades, escuelas, postgrados, programas y diplomados.
Para justificar su creación, Mora ha llenado de improperios a los rectores y a los estudiantes y, por fin, no ha vacilado en calificar nuestros centros de estudios de “universidades chicha”.
Nadie duda de que nuestras universidades estén en problemas. A ellas no les ha alcanzado, además, la euforia de riqueza que, en otros campos, vive el país. Más aún, la propia Asociación Nacional de Rectores ha presentado en su oportunidad un proyecto de ley universitaria.
Sin embargo, el general Mora grita con estridencia que su ley “será aprobada, pese a quien le pese”. Y esto sí es peligroso porque huele a espíritu castrense: “las órdenes del superior se cumplen sin dudas ni murmuraciones”. 
El general pasa por alto que en la vida civil las decisiones se discuten antes de ser aprobadas. Nadie puede pasar al caballazo porque la patria no es un establo ni mucho menos un cuartel.
Lo que puede crear una ley totalitaria e intervencionista -como la que se plantea- es una universidad controlada que ofrezca títulos a los jóvenes que “no hagan política” ni se opongan al gobierno de turno. 
El humanismo, la filosofía, la literatura, la rebeldía de la aventura científica, todo eso queda excluido en ese tipo de autoritarismos, y por fin, los jóvenes son concebidos como alegres pollos de la granja o simpáticos chimpancés con celulares.
La doctrina es claramente vertical, totalitaria y antidemocrática. Si esta propuesta llega a convertirse en ley, sus autores le estarán creando al gobierno un peligroso frente en el que los jóvenes podrán liderar inmensas marejadas de rebeldía o de lucha por recuperar la democracia. Tal ha ocurrido en Chile, en Brasil y en diversos lugares del mundo.
Ojalá que nunca lleguen al Perú las supuestas primaveras de otros lados del mundo. Solo traen sangre y devastación. La democracia de la que hasta ahora gozamos permitirá que solucionemos nuestros problemas en paz con el debate y discrepancia que forman parte de la democracia. 
Por su lado, el general Mora tendrá la oportunidad de asistir a la universidad y de dar todos sus exámenes.

La pobreza en América Latina


FÉLIX MURILLO ALFARO

La lucha contra la pobreza es una acción prioritaria en América Latina. Todos los países miden los avances en la reducción de la pobreza. Las metodologías no son estrictamente semejantes. Sin embargo sí es posible hacer una comparación ya que se sustentan en la pobreza monetaria. La CEPAL en su informe de pobreza del 2012, muestra en términos globales, que la disminución de la pobreza ha sido poco significativa. En el 2011, la pobreza de América Latina fue de 29,4% y en el 2012 bajó a 28,8%, es decir, medio punto porcentual. En el Perú, los resultados han sido más positivos, ya que se pasó de 27,8% a 25,8%, una baja de 2 puntos porcentuales.

Un aspecto que es conveniente considerar, con información al año 2011, es que las mayores tasas de pobreza corresponden a Paraguay con 49,6%, Colombia con 34,2%, Ecuador con 32,4% y Venezuela con 29,5%. Por otro lado, las menores tasas de pobreza, son mostradas por Argentina con 5,7%, Uruguay con 6,7% y Chile con 11,0%. Con respecto a la pobreza extrema, lo que llaman indigencia, el promedio en el año 2012, a nivel de América Latina es de 11,4%. En el 2011 fue de 11,5%, lo que implica que prácticamente no ha habido una reducción de la pobreza extrema en la región.

En el Perú tampoco se ha presentado una reducción importante en la pobreza extrema, ya que se pasó de 6,3% en el 2011 a 6,0% en el 2012. Se estima que en América Latina hay 167 millones de pobres y 66 millones de indigentes. Estos datos deben sensibilizar a los gobernantes de la región. ( ffmurilloalfaro@hotmail.com).

Supuesta discriminación en textos escolares

FÉLIX MURILLO ALFARO

En los medios periodísticos se está comentando sobre un supuesto contenido discriminatorio de una leyenda de un libro de lectura. El texto dice: “la primera raza que se originó fue la blanca, luego surgieron los indios porque el agua estaba turbia, finalmente, algunos quedaron negros”. A este texto, un programa de televisión le asignó un alto contenido de discriminación racial y promovió un escándalo mediático. Tengo la impresión que el ruido que se está haciendo es mucho mayor que la supuesta discriminación.

El autor de estas tres líneas, de un libro de lectura que tiene 5 mil líneas aproximadamente, defiende su obra manifestando que forma parte de la adaptación de una leyenda o una tradición oral y que es una ficción literaria, sin ánimo de excluir o alentar formas de discriminación, sin precisar superioridad de razas. De otro lado la editorial que editó el libro de lectura, también explica que este contenido forma parte de la creatividad del autor, el cual hay que respetarlo y comprenderlo en el contexto general de la leyenda.

Sin embargo, un ex Viceministro de Educación solicita una sanción ejemplar porque promueve la discriminación entre los niños. Asimismo, el Ministerio de Educación manifiesta que no ha adquirido ni recomendado este libro que “para algunos tiene un alto contenido racista”. Aquí se nota un vacío. Es la inexistencia de una entidad que asegure que el contenido de los textos escolares sea concordante con los objetivos educativos y valores, que aspira el Estado Peruano para los niños. Es necesario que el MINEDU aclare en forma inmediata, si este texto de la lectura es realmente discriminatorio y cumpla con su función gubernamental.

Elogio de Nelson Mandela

Nelson Mandela, el político más admirable de estos tiempos revueltos, agoniza en un hospital de Pretoria y es probable que cuando se publique este artículo ya haya fallecido, pocas semanas antes de cumplir 95 años y reverenciado en el mundo entero. Por una vez podremos estar seguros de que todos los elogios que lluevan sobre su tumba serán justos, pues el estadista sudafricano transformó la historia de su país de una manera que nadie creía concebible y demostró, con su inteligencia, destreza, honestidad y valentía, que en el campo de la política a veces los milagros son posibles.
Todo aquello se gestó, antes que en la historia, en la soledad de una conciencia, en la desolada prisión de Robben Island, donde Mandela llegó en 1964 a cumplir una pena de trabajos forzados a perpetuidad. Las condiciones en que el régimen del apartheid tenía a sus prisioneros políticos en aquella isla rodeada de remolinos y tiburones, frente a Ciudad del Cabo, eran atroces. Una celda tan minúscula que parecía un nicho o el cubil de una fiera, una estera de paja, un potaje de maíz tres veces al día, mudez obligatoria, media hora de visitas cada seis meses y el derecho de recibir y escribir solo dos cartas por año, en las que no debía mencionarse nunca la política ni la actualidad. En ese aislamiento, ascetismo y soledad transcurrieron los primeros nueve años de los veintisiete que pasó Mandela en Robben Island.
En vez de suicidarse o enloquecerse, como muchos compañeros de prisión, en esos nueve años Mandela meditó, revisó sus propias ideas e ideales, hizo una autocrítica radical de sus convicciones y alcanzó aquella serenidad y sabiduría que a partir de entonces guiarían todas sus iniciativas políticas. Aunque nunca había compartido las tesis de los resistentes que proponían una “África para los africanos” y querían echar al mar a todos los blancos de la Unión Sudafricana, en su partido, el African National Congress, Mandela, al igual que Sisulu y Tambo, los dirigentes más moderados, estaba convencido de que el régimen racista y totalitario solo sería derrotado mediante acciones armadas, sabotajes y otras formas de violencia, y para ello formó un grupo de comandos activistas llamado Umkhonto we Sizwe, que enviaba a adiestrarse a jóvenes militantes a Cuba, China Popular, Corea del Norte y Alemania Oriental.
Debió de tomarle mucho tiempo –meses, años– convencerse de que toda esa concepción de la lucha contra la opresión y el racismo en África del Sur era errónea e ineficaz y que había que renunciar a la violencia y optar por métodos pacíficos, es decir, buscar una negociación con los dirigentes de la minoría blanca –un 12% del país que explotaba y discriminaba de manera inicua al 88% restante–, a la que había que persuadir de que permaneciera en el país porque la convivencia entre las dos comunidades era posible y necesaria, cuando Sudáfrica fuera una democracia gobernada por la mayoría negra.
En aquella época, fines de los años sesenta y comienzos de los setenta, pensar semejante cosa era un juego mental desprovisto de toda realidad. La brutalidad irracional con que se reprimía a la mayoría negra y los esporádicos actos de terror con que los resistentes respondían a la violencia del Estado habían creado un clima de rencor y odio que presagiaba para el país, tarde o temprano, un desenlace cataclísmico. La libertad solo podría significar la desaparición o el exilio para la minoría blanca, en especial los afrikaans, los verdaderos dueños del poder. Maravilla pensar que Mandela, perfectamente consciente de las vertiginosas dificultades que encontraría en el camino que se había trazado, lo emprendiera, y, más todavía, que perseverara en él sin sucumbir a la desmoralización un solo momento, y veinte años más tarde consiguiera aquel sueño imposible: una transición pacífica del apartheid a la libertad, y que el grueso de la comunidad blanca permaneciera en un país junto a los millones de negros y mulatos sudafricanos que, persuadidos por su ejemplo y sus razones, habían olvidado los agravios y crímenes del pasado y perdonado.
Habría que ir a la Biblia, a aquellas historias ejemplares del catecismo que nos contaban de niños, para tratar de entender el poder de convicción, la paciencia, la voluntad de acero y el heroísmo de que debió hacer gala Nelson Mandela todos aquellos años para ir convenciendo, primero a sus propios compañeros de Robben Island, luego a sus correligionarios del Congreso Nacional Africano y, por último, a los propios gobernantes y a la minoría blanca, de que no era imposible que la razón reemplazara al miedo y al prejuicio, que una transición sin violencia era algo realizable y que ella sentaría las bases de una convivencia humana que reemplazaría al sistema cruel y discriminatorio que por siglos había padecido Sudáfrica. Yo creo que Nelson Mandela es todavía más digno de reconocimiento por este trabajo lentísimo, hercúleo, interminable, que fue contagiando poco a poco sus ideas y convicciones al conjunto de sus compatriotas, que por los extraordinarios servicios que prestaría después, desde el gobierno, a sus conciudadanos y a la cultura democrática.
Hay que recordar que quien se echó sobre los hombros esta soberbia empresa era un prisionero político, que, hasta 1973, en que se atenuaron las condiciones de carcelería en Robben Island, vivía poco menos que confinado en una minúscula celda y con apenas unos pocos minutos al día para cambiar palabras con los otros presos, casi privado de toda comunicación con el mundo exterior. Y, sin embargo, su tenacidad y su paciencia hicieron posible lo imposible. Mientras, desde la prisión ya menos inflexible de los años setenta, estudiaba y se recibía de abogado, sus ideas fueron rompiendo poco a poco las muy legítimas prevenciones que existían entre los negros y mulatos sudafricanos y siendo aceptadas sus tesis de que la lucha pacífica en pos de una negociación sería más eficaz y más pronta para alcanzar la liberación.
Pero fue todavía mucho más difícil convencer de todo aquello a la minoría que detentaba el poder y se creía con el derecho divino a ejercerlo con exclusividad y para siempre. Estos eran los supuestos de la filosofía del apartheid que había sido proclamada por su progenitor intelectual, el sociólogo Hendrik Verwoerd, en la Universidad de Stellenbosch, en 1948, y adoptada de modo casi unánime por los blancos en las elecciones de ese mismo año. ¿Cómo convencerlos de que estaban equivocados, que debían renunciar no solo a semejantes ideas sino también al poder y resignarse a vivir en una sociedad gobernada por la mayoría negra?
El esfuerzo duró muchos años pero, al final, como la gota persistente que horada la piedra, Mandela fue abriendo puertas en esa ciudadela de desconfianza y temor, y el mundo entero descubrió un día, estupefacto, que el líder del Congreso Nacional Africano salía a ratos de su prisión para ir a tomar civilizadamente el té de las cinco con quienes serían los dos últimos mandatarios del apartheid: Botha y De Klerk.
Cuando Mandela subió al poder su popularidad en Sudáfrica era indescriptible, y tan grande en la comunidad negra como en la blanca. (Yo recuerdo haber visto, en enero de 1998, en la Universidad de Stellenbosch, la cuna del apartheid, una pared llena de fotos de alumnos y profesores recibiendo la visita de Mandela con entusiasmo delirante). Ese tipo de devoción popular mitológica suele marear a sus beneficiarios y volverlos –Hitler, Stalin, Mao, Fidel Castro– demagogos y tiranos. Pero a Mandela no lo ensoberbeció; siguió siendo el hombre sencillo, austero y honesto de antaño, y ante la sorpresa de todo el mundo se negó a permanecer en el poder, como sus compatriotas le pedían. Se retiró y fue a pasar sus últimos años en la aldea indígena de donde era oriunda su familia.
Mandela es el mejor ejemplo que tenemos –uno de los muy escasos en nuestros días– de que la política no es solo ese quehacer sucio y mediocre que cree tanta gente, que sirve a los pillos para enriquecerse y a los vagos para sobrevivir sin hacer nada, sino una actividad que puede también mejorar la vida, reemplazar el fanatismo por la tolerancia, el odio por la solidaridad, la injusticia por la justicia, el egoísmo por el bien común, y que hay políticos, como el estadista sudafricano, que dejan su país, el mundo, mucho mejor de como lo encontraron.
Madrid, junio de 2013

sábado, 29 de junio de 2013

  •  CÁRCEL ES, LAS DE ANTES...‏

1. Y BUENO QUIEN  O QUIENES TIENEN LA  CULPA  ...ES  EL TRISTE JUAN  PUEBLO  ..IGNORANTE  POR CIERTO  

2. SE ENCARGAN DE REGALARLE  PROGRAMAS    CHICHAS DE  MARICONES  ...TELENOVELAS  Y SERIES ..PARA QUE ESTEN  OCUPADOS  ..CONCIERTOS  DE  MARICONES  .. 

PREGUNTEN  SI SABEN  SOBRE : LOS ROBOS  EN EL  ESTADO ,  LA  CORRUPCION  DEL  TREN  ELECTRICO ,  BTR , DOLAR  MUC   DE ALFREDO  ZANNATI  , CHAVO  DEL  OCHO , FIRMAS  FALZAS  , MATANZAS  EN FRONTON , CAYARA ,  UCHURUCAY  ,  LOS  FAENONES  DE DELGADO  PARKER  Y  BARUB IVCHER  PARA NO  PAGAR  IMPUESTOS , 

LAS ENTREGAS  DE CASAGRANDE , CARTAVIO , PARAMOMGA , TUMAN , POMALCA , SAN JACINTO  , INGENIO , CHUCARAPI , LAREDO  A  GRUPOS  DE PODER  ...Y  LOS  POBRES ACIONISTAS  PERDIERON  SUS ACCIONES ...PREGUNTEN  COMO CAYERON  ESTAS  EMPRESAS  AGROINDUSTRIALES  

3. ENTONCES  PARA  NO TENER  ESTA  CLASE  DE POLITIQUEROS  , ESTAFADORES  Y  CORRUPTOS ,  SAQUEMOS  UN  REFERENDUM   QUE NINGUN  CONGRESISTA  SE  PUEDA REELEGIR   Y  QUE TODOS LOS CORRUPTOS  SE  BAYAN A LA CARCEL  DE SABANCAYA
CÁRCELES, LAS DE ANTES!
LAS DE LOS 70 y DE LOS 80. EN ESAS SI QUE SE REHABILITABA LA GENTE...SÍ, ¡QUÉ MARAVILLA! 
ENTRARON 
TERRORISTAS, 
MONTONEROS, 
SENDERISTAS, 
GUERRILLEROS, 
- TORTURADORES 
- ESTAFADORES,
 - NARCOS, 
CORRUPTOS, 
- LADRONES, 
- VIOLADORES, 
ASESINOS Y 
- SECUESTRADORES...... 
Y SALIERON 
GOBERNADORES, 
- MINISTROS, 
- SECRETARIOS DE ESTADO 
- EMBAJADORES 
-CONGRESISTAS 
- DIPUTADOS, 
- SENADORES, 
- JUECES, 
- FISCALES, 
- CONCEJALES 
- EMBAJADORES 
Y HASTA -¡PRESIDENTES! 
REALMENTE....¡¡¡QUE MARAVILLA!!!

 

PARÁLISIS CONGRESAL

El veto fujimorista en el proceso para nombrar candidatos al TC, el BCR y la Defensoría del Pueblo revela la verdadera naturaleza de una demora que viene del 2011. No es que el Congreso haya demorado estos dos años por desidia, sino porque la mayoría calificada, 87 votos, para esa elección no estaba disponible para nadie.
Por el sistema de cupos partidarios, comprensiblemente ninguna bancada está dispuesta a votar por personas que considera enemigos políticos, o que por lo menos siente que son contrarios a sus intereses. Lo que quieren son funcionarios favorables, lo cual mella el principio de objetividad en las decisiones de quienes llegan a estos cargos electivos.
Cabe señalar que los fujimoristas, con sus 36 votos, no son los únicos en capacidad de vetar. Acaso otras bancadas lo han hecho por el camino. Pero ellos sí son los más interesados en hacerlo, pues cualquier nombramiento proporcional al TC y el BCR los deja en una minoría parecida a la que tienen en el Congreso. 
La parte paradójica del asunto es que en la actual configuración del TC, el BCR y la Defensoría el fujimorismo no goza de especiales simpatías. Aunque no lo diga, el oficialismo, y en particular el Ejecutivo, se siente relativamente confortable con la actual situación. La cual es criticable, pero soportable.
Algunos suspicaces incluso piensan que el oficialismo ha presentado algunos candidatos particularmente desagradables para el fujimorismo, calculando que este con su veto ayudaría a mantener las cosas como están. Así se evitaría además la elección de un par de figuras fujimoristas desagradables para el propio oficialismo. 
Un aspecto a tomar en cuenta es que en el actual clima de encono, perseguidor y preelectoral, de la política, nadie está reconociendo la existencia de figuras ubicadas por encima de todo sesgo partidario. Por lo menos nadie las está queriendo encontrar. Con lo cual el sistema de cuotas partidarias se convierte en un candado impalanqueable.
Una salida es que el proceso de elección no se interrumpa, y que los partidos presenten nuevos candidatos, con el ojo puesto en su aceptabilidad para todas las partes. Otra es resignarse a que las cosas queden como están. Después de todo las instituciones están funcionando. El BCR muy bien. El TC a su manera. La Defensoría con su eterno interinato.
Una anulación del sistema de voto calificado para estos casos simplemente pondría los nombramientos en manos de la mayoría simple. Quizás una forma moderna de enfrentar la cosa sería un sistema de arbitraje que saque el proceso del Congreso y de manos de los intereses políticos. Muchos conflictos se resuelven bien de esta manera

viernes, 28 de junio de 2013

Internet y los saltos educativos

 Por Leon Trahtemberg 

Janna Anderson de la universidad Elon y Lee Rainie del Pew Internet and American Life Project dieron a conocer sus hallazgos sobre el desarrollo cognitivo de la nueva generación, basándose en entrevistas a 1,000 reconocidos líderes del pensamiento moderno en relación al impacto que ha tenido Internet con los cambios ambientales conexos, en el cambio de las capacidades cognitivas de los niños. Encontraron coincidencias en las menciones a la neuroplasticidad del cerebro, la capacidad de cumplir múltiples tareas a la vez, la hiperconectividad que reduce la paciencia y concentración, y la cultura de expectativa de gratificación instantánea que trae el estar siempre conectado a Internet. Así mismo, encontraron el consenso de que tendrá que haber una revolución educativa actualizando el sistema para responder a las nuevas realidades del ambiente intelectual, ya que la escolaridad bien desarrollada para dominar la nueva alfabetización mediática y tecnológica dará enormes ventajas a quienes accedan a ella.

Así mismo, los expertos predicen cuáles habrán de ser las habilidades más deseables para los jóvenes hacia el 2020. En especial, resolución de problemas a través de la cooperación, externalizar tareas y similares; habilidad para encontrar de modo efectivo la información online; distinguir la calidad y veracidad de los hallazgos online; sintetizar o combinar factores y detalles de diferentes fuentes de modo coherente; concentrarse; y habilidad para distinguir entre la señal y el ruido conforme se va acumulando grandes cantidades de información.
Hay dos preguntas que emergen de todo esto: 1) Son estas habilidades que deben adquirir los alumnos o primeramente los profesores (cuyos alumnos están más hechos a estas características de modo natural). 2) Si bien todas estas habilidades pueden ser enseñadas, ¿querrán los alumnos aprenderlas en la escuela (a la manera adulta) o fuera de ella (a su manera)?
Sean cuales fueran las respuestas, la revolución educativa es inevitable y mientras más se demoren los países en iniciarla, mayor será la brecha entre los ganadores y los perdedores.
¿En cuál de los grupos estará el Perú?

sábado, 15 de junio de 2013

FELIZ DIA DEL PADRE‏

pedro arturo barboza zelada (pabz3@hotmail.com)
Imagen de pedro arturo barboza zelada




La educación es el gran motor del desarrollo personal. “
“Es a través de la educación como la hija de un campesino puede convertirse en médico, el hijo de un minero puede convertirse en el jefe de la mina, o el hijo de trabajadores agrícolas puede llegar a ser presidente de una gran nación, es como a través de padres excepcionales, que sus hijos pueden convertirse en grandes hombres
Nelson Mandela


SIGNIFICADO DE LA PALABRA PADRE,

Es una palabra que viene del latín "pater," de una raíz que significa: nutridor, protector, sustentador.
El propósito principal , es que al oír la palabra "padre," venga a nuestra mente la idea de uno que nutre, protege y sustenta. Si nos preguntan: ¿cuál es la función o papel de un padre ?, debemos responder que la función o papel de un padre es nutrir, proteger y sustentar a sus hijos.

"NUTRIDOR"
Viene de dos palabras:   
PROVEER , INSTRUIR tanto  en el aspecto material como espiritual).
PROTEGER

Esto nos lleva a entender que el deber de INSTRUIR a nuestros hijos es primordialmente IMPORTANTE en el padre. Si deseamos ganarnos el merecido título de padre, debemos entonces cumplir con lo que la palabra padre significa: un instructor. Debemos instruir a nuestros hijos no solo en el aspecto material sino también en lo espiritual.

El otro punto que debemos entender es que como padres tenemos la obligación de PROVEER, no solo en el aspecto material sino también en lo espiritual. Dios nos ha dejado esta obligación como padres.
Es el deber, un buen padre , de proveer todo lo necesario para nuestros hijos. Esto incluye buena alimentación, ropa apropiada, un techo cómodo, y estabilidad económica, educación, como también un ambiente espiritual seguro, no pleitos, riñas, ofensas o cosas vulgares o inmorales.

Si un hombre no está cumpliendo con esto no merece  el título de  padre.

FELIZ DIA A TODOS LOS PADRES DEL PERU Y DEL MUNDO QUE MERECEN EL RECONOCIMIENTO COMO TALES.

El secreto de uno de los mejores sistemas educativos del mundo

 Jueves, 13 de junio de 2013
Niños en una escuela de Finlandia
Los niños en Finlandia empiezan la escuela a los 7 años, mucho más tarde que en la mayoría de los países del mundo.
No son los que más invierten en educación (menos del 7% del PIB), ni los que imponen la mayor carga horaria a los niños en las escuelas (608 horas lectivas en primaria en comparación con 875 de España, por ejemplo).
Tampoco se inclinan por dar cantidades excesivas de tarea para la casa; y, a la hora de evaluar formalmente el éxito del proceso de aprendizaje, un par de exámenes nacionales cuando los jóvenes dejan la escuela, a los 18 años, les basta.
Entonces, ¿cómo es posible que los alumnos finlandeses siempre ocupen los primeros puestos en las listas internacionales que evalúan los niveles educativos?
Mientras en América Latina las protestas estudiantiles -más recientemente las de Chile y Colombia- ocurren con frecuencia, Finlandia parece haber encontrado un modelo -de educación gratuita de principio a fin y donde las escuelas privadas casi no existen- que tiene a los maestros y a los estudiantes contentos por igual.
clic Lea: América Latina tiene mala nota en educación

El orgullo de ser maestro

La educación a grandes rasgos

Clase en Finlandia
  • Idea básica: igualdad de oportunidades.
  • Los niños empiezan la escuela a los 7 años.
  • Casi todas las escuelas son públicas (el número de escuelas privadas es ínfimo).
  • Toda la educación es gratuita (desde el preescolar hasta la universidad)
  • La comida y los materiales de estudio también son gratuitos.
  • Durante los primeros seis años de primaria es el mismo maestro para casi todas las asignaturas.
  • Jornada escolar: de 8.30 - 9 a 15 hs., con media hora de almuerzo.
  • Exámenes nacionales cuando los alumnos tienen 18 años
  • Promedio de alumnos por clase: 23.
  • Clases mixtas (mujeres y varones, y diferentes grados de capacidad).
  • Maestros debe tener una maestría para ejercer la docencia.
Son muchos los factores que hacen que la educación en Finlandia sea una de las mejores del mundo, pero uno de los temas clave, según varios expertos consultados por BBC Mundo, es la calidad de los profesores.
"El profesorado tiene un nivel de formación extraordinaria, con una selección previa tan exigente que no se compara con ninguna otra en el mundo", le explica a BBC Mundo Xavier Melgarejo, un psicólogo y psicopedagogo español que empezó a estudiar el sistema educativo en Finlandia hace más de una década.
"Sólo entra en las facultades de educación gente con notas por encima de nueve, nueve y medio sobre diez. Son muy exigentes. Se les hacen pruebas de lectura, sensibilidad artística, de dominio de algún instrumento, de comunicación... Como resultado, las universidades sólo reclutan a un 10% de los estudiantes que se presentan.
Y para ejercer la docencia todos los maestros necesitan hacer una maestría.
La contraparte de esta exigencia es el reconocimiento. No necesariamente en términos económicos, ya que los sueldos de los educadores no presentan grandes diferencias con el resto de Europa (según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OECD, el salario básico de una maestro de primaria es de entre US$29.000 y US$39.000 anuales), sino sociales.
"Los maestros son considerados profesionales académicos y tienen la responsabilidad de desarrollar su trabajo, por eso no se ejerce sobre ellos un control excesivo", le explica a BBC Mundo Anita Lehikoinen, Secretaria Permanente del Ministerio de Educación y Cultura de Finlandia.
Nurmi
"Aquí no es como en otros sitios, no tenemos tantas normas", dice Hilkka-Roosa Nurmi, profesora de idiomas.
"Esta profesión atrae a tanta gente porque ser maestro es un honor en Finlandia. Probablemente sea la profesión más valorada", acota Melgarejo.
"Yo no soñaba con ser profesora, pero ahora me dedico a esta profesión y me gusta mucho", explica Hilkka-Roosa Nurmi, una profesora de español e inglés que tiene experiencia como docente de estas lenguas en su país y en España.
"Aquí no es como en otros sitios, no tenemos tantas normas. Podemos elegir cómo enseñamos. Tenemos más libertad. Pero esto significa también más responsabilidad", dice.

Tú vales lo que sabes

Gasto público en educación, total (% del PIB)

  • Finlandia: 6,8%
  • Suecia: 7,3%
  • Dinamarca: 8,7%
  • Argentina: 6%
  • Cuba: 13,1%
  • Chile: 4,2%
  • México: 5,3%
  • Estados Unidos: 5,4%
Fuente: Banco Mundial 2009
Otra de las razones por las que el sistema finlandés funciona es, en gran medida, porque la escuela es sólo uno de los engranajes del proceso educativo. Las otras variables de peso son la familia y la sociedad -de tradición luterana- donde hay un elevado sentido de la responsabilidad y donde se valora a las personas "por su formación y no por su situación socioeconómica", dice Melgarejo.
Para darnos una idea, "en la cultura luterana uno se salva cuando lee la Biblia, se llega a Dios a través de la palabra escrita". Y aunque hoy día las iglesias no estén muy llenas, el valor de aprender a leer y escribir ha quedado profundamente arraigado en la cultura finlandesa, agrega Melgarejo.
En esto coincide Lehikoinen: "la mayoría de los hogares están suscritos a uno o varios periódicos y ésta es una tradición que luego se pasa a los niños", señala.
Niños en una escuela de Finlandia
El sentido de la responsabilidad está arraigado en la cultura finlandesa.
Los medios indirectamente también ayudan al aprendizaje de la lectura. "Todos los programas de televisión en lengua original, la mayoría en inglés, están subtitulados y eso impulsa a los niños a aprender a leer y a aumentar la velocidad lectora", señala Melgarejo.
Pero también los finlandeses apuestan por la educación porque saben que como país pequeño, rodeado de vecinos poderosos como Rusia o Suecia y sin un arsenal de recursos naturales a su disposición, la cultura -su dominio en el ámbito del conocimiento- es lo que lo que les da la posibilidad de competir en una economía global.
Y puertas adentro, la excelencia en el nivel educativo se traduce "en un grado importante de cohesión social, que les permite a los finlandeses sentir que son parte de la sociedad, incluso en tiempos de crisis", explica Lehikoinen.

Lecciones para América Latina

"Cuando planteamos grandes reformas educativas, por ejemplo, siempre involucramos a los maestros y a los alumnos, no se trata de órdenes del gobierno que los educadores tienen que acatar, son reformas que hemos preparado juntos"
Anita Lehikoinen, Secretaria Permanente del Ministerio de Educación y Cultura de Finlandia.
Cuando se dieron a conocer los resultados de la primera evaluación PISA (siglas en inglés del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes de la OECD) en el año 2000, el gobierno se vio inundado de visitas de delegaciones extranjeras que acudían a Finlandia para descubrir los secretos de la maravilla nórdica e implementarlos en sus propios países.
Alemania por ejemplo, azorada por sus resultados mediocres en la prueba, tomó nota del programa finlandés e introdujo reformas en su sistema.
¿Pero qué posibilidad tienen los países de América Latina, donde la educación pública está lejos de ser un orgullo, donde el sueldo de los maestros no está a la altura de sus responsabilidades y donde no existe un estado de bienestar como en algunos países europeos, de implementar un sistema educativo como el de Finlandia?
"No puedes copiar y pegar el sistema entero", le dice a BBC Mundo Andreas Schleicher, responsable de las evaluaciones PISA, "pero puedes ver cómo los finlandeses saben quién es un buen maestro, cómo los reclutan, cómo les asignan las clases o cómo se aseguran de que cada niño se beneficie de lo que le enseñan".
Clase en Finlandia
A los niños no se les da mucha tarea escolar para la casa.
Melgarejo también cree que se pueden importar ciertos elementos, como mejorar la selección de buenos maestros, fomentar las bibliotecas públicas -ampliamente concurridas en Finlandia- y hacer que las familias contribuyan al proceso de escolarización.
Y quizá una lección útil para América Latina sea aprender cómo Finlandia afronta los cambios en el ámbito de la educación.
"Todo se basa en la confianza mutua y en la construcción de un consenso. Cuando planteamos grandes reformas educativas, por ejemplo, siempre involucramos a los maestros y a los alumnos, no se trata de órdenes del gobierno que los educadores tienen que acatar, son reformas que hemos preparado juntos", afirma Lehikoinen.
Después esta descripción de Lehikoinen, Melgarejo y Schleicher, uno podría tender a imaginarse una clase en Finlandia como una situación idílica: un grupo de niños obedientes escuchando embelesados una clase magistral que interrumpen de tanto en tanto con una pregunta inteligente.
Nada más lejos de la realidad. Los niños hacen las mismas travesuras que en cualquier parte del mundo. Incluso, a veces, "cuando hacen las mediciones de educación es una paradoja porque aunque les va muy bien, cuando les preguntan si les gusta la escuela, siempre dicen que no. Quizá eso se deba al espíritu independiente de nuestros niños

Las aulas Star Trek del futuro

SynergyNet
Pupitres y pizarra integran un sistema interactivo de aprendizaje en este aula futurista.
En los últimos años, la tecnología ha ido irrumpiendo en las aulas de centros educativos de todo el mundo, ya sea con la incorporación de laptops o, en casos más extremos, con profesores robots en países como Corea.
La última novedad en este sentido es lo que un equipo de investigadores británicos ha bautizado como las aulas Star Trek (Viaje a las estrellas).
Estas aulas futuristas, cuentan con pupitres de superficie táctil, no tienen una pizarra clásica sino una pantalla, y su uso incrementa, entre otras cosas, la fluidez y la flexibilidad de los alumnos a la hora de resolver problemas aritméticos.

Colegios del futuro

El equipo de investigadores de la Universidad de Durham, en Reino Unido, analizó la efectividad de estas aulas con pantallas táctiles en un proyecto conocido como SynergyNet, que plantea un sistema colaborativo de enseñanza gracias a diversas tecnologías incorporadas en el mobiliario de la clase.
Para valorar su efectividad, el equipo puso a prueba estos sistemas durante tres años en un estudio que involucró a cerca de 400 alumnos con edades comprendidas entre los 8 y los 10 años
Para optimizar las posibilidades de esta tecnología, el equipo desarrolló un programa informático capaz de reconocer a distintos usuarios, usando un sistema de visión con luz infrarroja.
Esto permite que más de un alumno pueda usar un mismo escritorio.
"Descubrimos que nuestras mesas animaron a los estudiantes a colaborar de forma más efectiva. Nos quedamos encantados de observar a grupos de estudiantes ayudando a que otros entendieran los conceptos matemáticos", explicó la profesora Liz Burd, de la Escuela educativa de la Universidad de Durham.
"Esta colaboración no sucede cuando los estudiantes estudian a base de papel", destacó.
Según aclaró Burd, compartiendo y resolviendo problemas en grupo, los alumnos aprenden no sólo a hallar la respuesta a un determinado problema aritmético, sino que aprenden de sus compañeros nuevas formas de resolverlo.

"Mucho potencial"

Aula Star Trek
Los niños demostraron aprender más fácilmente a través de este sistema colaborativo.
"El aprendizaje cooperativo funciona muy bien en las nuevas aulas, porque los alumnos interaccionan y aprenden de forma distinta", afirma Emma Mercier, una de las investigadoras. "Los niños disfrutan con las matermáticas y quedan decepcionados cuando apagamos los escritorios".
Por supuesto el uso de estos sistemas no anula ni disminuye el papel que juega el profesor en la clase, al contrario, éste se convierte en clave a la hora de asignar distintas tareas.
El profesor debe decidir a qué mesas o grupos encargar determinados ejercicios y éste recibe actualizaciones a tiempo real de lo que están haciendo, para así poder intervenir rápidamente en su ayuda.
Uno de los profesores, Steve Higgins, destacó que este tipo de tecnología "tiene un enorme potencial y puede ayudar a los profesores a manejar y orquestar el aprendizaje de individuos y grupos para asegurarse de que todos reciban apoyo de forma efectiva".
Las aulas Star Trek se pusieron a prueba en 12 escuelas en el noroeste de Reino Unido y en la investigación participaron miembros del departamento de psicología y el departamento de computación de la Universidad de Durham.
Los resultados del estudio han sido publicados en la revista Learning and Instruction.

América Latina tiene mala nota en educación

Las comparaciones internacionales en educación son cada vez más importantes.
Países latinoamericanos como Brasil, México, Colombia y Argentina figuran entre los países con los sistemas educativos menos exitosos del mundo, según un ránking publicado este martes que analiza a 40 países.
Como contracara encabezan la lista Finlandia y Corea del Sur, a los que les siguen otros tres sistemas educativos asiáticos de alto rendimiento: Hong Kong, Japón y Singapur.
El listado
  1. Finlandia
  2. Corea del Sur
  3. Hong Kong
  4. Japón
  5. Singapur
  6. Reino Unido
  7. Países Bajos
  8. Nueva Zelanda
  9. Suiza
  10. Canadá
  11. Irlanda
  12. Dinamarca
  13. Australia
  14. Polonia
  15. Alemania
  16. Bélgica
  17. EE.UU.
  18. Hungría
  19. Eslovaquia
  20. Rusia
  21. Suecia
  22. República Checa
  23. Austria
  24. Italia
  25. Francia
  26. Noruega
  27. Portugal
  28. España
  29. Israel
  30. Bulgaria
  31. Grecia
  32. Rumania
  33. Chile
  34. Turquía
  35. Argentina
  36. Colombia
  37. Tailandia
  38. México
  39. Brasil
  40. Indonesia
El ránking fue elaborado en base a dos categorías: por un lado las habilidades cognitivas, que se miden en base a los resultados de los exámenes internacionales PISA, que se toman cada tres o cuatro años, y evalúan áreas como matemáticas, ciencias y la alfabetización.
Por otro, los logros educativos, en los que se incluye la tasa de alfabetización y la de graduación entre 2006 y 2010, es decir, cuántos alumnos terminaron el colegio.
Michael Barber, asesor jefe de educación de Pearson, dice que los países exitosos en educación les dan a los educadores un alto estatus y tienen una "cultura" de la educación.
América Latina
¿Por qué los países latinoamericanos de la lista son tan pocos y están tan abajo?
Denis McCauley, editor de Unidad de Inteligencia de The Economist, le explicó a BBC Mundo que esto se debe a que en ambas categorías –cognitivas y de logros- tienden a ser bajos.
"Les suele ir peor en los exámenes internacionales, lo que es razonablemente objetivo", señala. También parte de la razón es que los gobiernos de Colombia, Argentina, Chile y Brasil no reportan las cifras de graduación nacionales, por lo que se utilizó la información disponible para calcular un promedio, lo que en estadística se denomina desviación estándar.
Estudiante
El índice mide los resultados de los exámenes internacionales.
Una de las falencias del índice es que solo tiene en cuenta a los países de los que se dispone de información. Por eso, por ejemplo, aunque Shanghái tiene muy buenos resultados en los exámenes internacionales, China no figura en el ránking. Tampoco Cuba.
McCauley aclara que el índice no pretende establecer "qué país tiene mejor educación que otro" pues contempla algunas categorías pero faltan muchas otras, como la calidad de los maestros.
Pero la intención, explica, es proporcionar una visión más multidimensional de los logros educativos y crear un banco de datos global, un proyecto al que llama la Curva del Aprendizaje.
En cuanto a las claves para un sistema exitoso, el estudio concluye que el gasto es importante, pero no tanto como tener una cultura que apoye la educación.
El éxito de los países asiáticos en este listado, por ejemplo, refleja el alto valor atribuido a la educación y las expectativas de los padres.

Calidad de los maestros

El informe también hace hincapié en la importancia de la alta calidad de los profesores y la necesidad de encontrar maneras de atraer a los mejores. En este punto, juegan un papel crucial el respeto y estatus profesional que tengan en cada país los educadores, así como cuánto ganan.
En ese sentido los dos primeros países - Finlandia y Corea del Sur - tienen enormes diferencias, pero, como explica McCauley, el factor común es que ambos guardan un respeto por sus maestros y creen en la importancia social de la educación y su "propósito moral subyacente".
Pero el informe también arroja pistas menos sencillas y más conflictivas sobre cómo las escuelas se organizan.
La clasificación de los niveles de elección de escuela muestra que Finlandia y Corea del Sur tienen los niveles más bajos, es decir, los padres tienen menos opciones a la hora de elegir dónde estudiarán sus hijos. Pero Singapur, otro de alto rendimiento, tiene el más alto nivel. Reino Unido, por su parte, tiene uno de los niveles más altos en términos de elección de escuela.
Los mayores niveles de autonomía de las escuelas – es decir, cuánta libertad tiene cada escuela para elegir su currícula- son una característica de muchos sistemas de mayor rendimiento. En ese sentido están encabezados por China, los Países Bajos, el Reino Unido y Hong Kong (que se considera como un sistema escolar separado).
Pero Finlandia, el sistema más exitoso, tiene un nivel relativamente bajo de autonomía escolar.
Los análisis muestran que no existe una relación clara entre mayor salario y un mejor rendimiento.
Y hay consecuencias económicas directas de los sistemas educativos de alto y bajo rendimiento, según el estudio, sobre todo en una economía globalizada basada en las habilidades profesionales.

Puerto Maldonado - Lima, último tránsito de Javier Heraud

Por: Alfredo Herrera Flores (Perú).

He mantenido por algunos años este testimonio en silencio. Las hermanas y el hermano de Javier Heraud me pidieron en su oportunidad discreción y prudencia, y he cumplido. Al recordarse este año el cincuenta aniversario del asesinato del poeta, creo pertinente repasar aquellos momentos inmediatamente anteriores al traslado de los restos del joven Heraud desde la ciudad de Puerto Maldonado, en Madre de Dios, donde estuvo sepultado por 45 años, a Lima, donde ahora descansa, como sabemos, en un cementerio de La Molina.
En abril de 2008 ejercía como presidente del Gobierno Regional de Madre de Dios Santos Kaway Komori, hombre sencillo y tranquilo, hijo de inmigrantes japoneses instalados en la selva madrediocense desde las primeras décadas del siglo veinte; contador público de profesión y viejo político por vocación que lo llevó a ocupar la alcaldía de Puerto Maldonado en más de una oportunidad; fumador y buen bebedor de café. Paciente y confiado, viajero y observador; pero a pesar de la experiencia, ingenuo en los círculos políticos, lo que finalmente hizo que fuera traicionado en su última fase de autoridad. Tuve la oportunidad de trabajar con él, con mucha confianza, en una de las gerencias del gobierno regional. La mañana del 30 de abril me llamó muy temprano para encargarme que recibiera a los hermanos de Javier Heraud, que ese día llegaban a Puerto Maldonado, y los apoyase en todo lo que necesitaran, con mucha prudencia.
Fue un encargo especial. Como todos los lectores contemporáneos, leí a Javier Heraud muy joven, aún en el colegio, y luego admiré su obra y esa breve vida marcada por la imagen del buen hijo y el ímpetu revolucionario, por el ansia de hacer algo por su país y la tragedia de la muerte temprana. Este acercamiento a Heraud se tradujo en mi primer libro, “Etapas del viento y de las mieses”, titulado así precisamente desde un verso suyo, “ah poesía de la flor y la palabra, poesía del viento y de las mieses”. En el acto de presentación del poemario, en Arequipa, el poeta José Ruiz Rosas hizo notar que yo publicaba mi primer libro a la edad en que Javier Heraud había sido asesinado. Guardaba, hasta perderlo en algún traslado, el libro azul de la colección de literatura peruana que se había publicado durante el gobierno militar con la poesía completa de Heraud y unos textos de valoración y crítica, en ese libro descubrí al poeta guerrillero. La imagen de Heraud era como la de un icono flotando en el recuerdo, para mis mayores, y en una suerte de utopía literaria y revolucionaria para mí y los de mi generación. Entonces, conocer de pronto a las hermanas -Cecilia, Victoria, Marcela- y al hermano, Jorge, del poeta era un privilegio especial, y en ese momento no supuse la sorpresa mayor que este encuentro me deparaba.
Los saludé en el aeropuerto, a media mañana, y los acompañé a que se instalaran en el hotel Don Carlos, el viejo hotel de turistas, a orillas del río Tambopata, cuidando no solo de estar en un lugar algo alejado del centro de la ciudad, sino también de no “caer” en algún hotel o restaurante de uno de los hombres que participó en el acribillamiento de Javier y que ahora es dueño precisamente de uno de los mejores hoteles de la ciudad. Junto con ellos estaba Pablo Baraybar, conocido antropólogo forense y un ayudante; con ellos, más el encargado de la Beneficencia Pública de Puerto Maldonado, nos reunimos para elaborar una agenda de trabajo. La primera acción sería ir a visitar la tumba de Javier.
Puerto Maldonado es una ciudad que no ha crecido al ritmo de otras capitales de departamento. Con solo cien años de existencia, lo que fue una pequeña aldea donde se asentaros buscadores de caucho y oro, madereros, colonizadores, aventureros y religiosos misioneros, en medio de una tupida selva tropical habitada por pequeños grupos de nativos nómades, y en el punto donde se une el río Tambopata al mítico Madre de Dios, llamado por los incas Amarumayo y por los nativos Eori, la ciudad ha crecido con sus anchas calles de tierra y sus casas de madera, enfrentándose a un calor implacable, la falta de agua potable, la hierba feroz, las alimañas, los depredadores de madera y al abandono de los gobiernos que la han mantenido aislada por ochenta de sus cien años. Hoy hay una excelente carretera asfaltada y varios vuelos diarios, una prometedora industria turística y un ambiente festivo propio de las ciudades de la selva. Hay también un creciente movimiento comercial impulsado por migrantes puneños y cusqueños y un desarrollo profesional sostenido por especialistas de todo el país. El viejo pueblo tenía un cementerio, llamado Los Pioneros, que ha quedado ahora en el centro de la ciudad y que de vez en cuando hay que limpiarlo para que la hierba y la maleza no lo devore.
Fuimos al cementerio. En el camino el hermano me recordó que se había cuidado que nadie sepa sobre este viaje, nos fijamos si por la calle venía o no algún periodista. Él sabía que un reportero gráfico de la revista Caretas podría venir, pero no hubo necesidad de establecer un mecanismo de vigilancia, salvo un trabajador de la Beneficencia ubicado en la puerta evitaría que alguien más ingrese a ese camposanto que casi nadie visitaba. Algunas veces, dirigentes políticos y estudiantes organizaban actividades y visitas a la tumba de Javier, recordando su nacimiento o muerte, o algún poeta llegaba para tomarse una foto cerca de la sencilla lápida. Avanzamos por un sendero, entre hierba crecida, con tranquilidad, aunque las hermanas no podían disimular nerviosismo e iban tomadas de la mano. Fue emocionante, la tumba de Javier está en el suelo, cubierta por una losa de cemento, con hierba y flores a su alrededor y sobre ella se ha construido un cobertizo de madera. Sobre la tumba, junto a la lápida, había una hoja de papel donde alguien había escrito “gracias hermanitas, por visitarme”. Unas niñas que habían caminado con nosotros sin que nos diéramos cuenta leyeron el papel en voz alta, con esa voz infantil aparecida de sorpresa, y fue como si las flores hablaran.
Las niñas se fueron corriendo y el silencio cubrió ese pedazo de tierra donde yacía el poeta desde hace 45 años, donde había soportado calor extremo y fría humedad, lluvia y soledad. Ninguna de las hermanas hablaba, una de ellas tomó agua y se sentó en una tumba vecina. Yo estaba paralizado por la emoción, la voz de esas niñas había sonado en mi corazón, o en mi estómago, o en la fibra más íntima de mis huesos, y tampoco podía decir algo. ¿Qué se podría decir? Baraybar comenzó a caminar alrededor de la losa, viendo cómo se podría retirarla para cavar. El hermano me explicó en ese momento que habían venido a llevarse los restos de Javier a Lima, porque su madre así lo quería. Baraybar dijo que tal vez no había mucho que llevar.
La segunda etapa era hacer todo el papeleo necesario para abrir la tumba, conseguir los permisos de la Dirección de Salud para la exhumación y traslado y coordinar con la línea aérea para reservar un espacio para los restos. Habían preparado una pequeña urna para llevarse lo que quedaba de Javier. Acompañé al hermano a la Dirección de Salud y nos atendió el director, el Dr. Salvador Quispe, quien amablemente nos explicó el procedimiento. Si esa misma tarde podía oficializarse el pedido con los requisitos que se necesitaban, al día siguiente él firmaría el permiso. No hubo dificultades en la Beneficencia Pública ni en otra oficina, no recuerdo si fue necesario coordinar con la policía. Fuimos a almorzar y por la tarde se empezaría la tarea de abrir la tumba, a cargo de Baraybar y su ayudante. Esta es tierra muy húmeda, explicaba entre otras cosas, y tal vez ya no se conserve nada del cuerpo de Javier, advirtió.
La tarde no alcanzó para cavar los más de dos metros que se necesitaban para llegar al cuerpo de Javier, que había sido enterrado en un precario cajón y con muy poca ropa. Una ligera lluvia y la oscuridad hicieron que se postergue la labor hasta el día siguiente. No hay mucha información que detalle el entierro de Javier Heraud en el cementerio de Puerto Maldonado. Los testimonios de su padre y de otras personas que vieron el cadáver luego de ser rescatado del río Madre de Dios, dan cuenta del tipo de armas que se usaron para atacar las balsas en las que se desplazaba el poeta con sus compañeros guerrilleros, y luego se confirmó que no fue precisamente la policía la que lideró el ataque, sino aquellos “empresarios” que pensaron que estarían en riesgo sus propiedades o su vida ante la presencia de los revolucionarios. Sin ningún nivel de entendimiento, azuzaron a los vecinos y obligaron a la policía a que los acompañe y entre todos dispararon a las balsas en las que los jóvenes cruzaban el río Madre de Dios. Dispararon a matar con armas de cacería y no respetaron la rendición de los heridos. Luego la policía exhibió su cuerpo acribillado, hubo fotos y todo. Cuando llegó el padre de Javier y comprobó la masacre, se evidenció que la policía poco hizo en este episodio vergonzoso y estuvo, todo el tiempo, al servicio de aquellos empresarios insensatos, asustados y enardecidos. Lo sepultaron en silencio, con lo poco que se pudo conseguir en ese momento en una ciudad que aún no había salido de su condición de poblado.
La figura de Javier Heraud ha marcado mucho la historia y la vida del Perú contemporáneo. Su nombre se repite en plazas, calles, colegios, institutos, mercados, parques infantiles, negocios y asociaciones de todo tipo, en todas las ciudades del Perú, junto con los de héroes como Grau o Bolognesi. Una de las hermanas de Javier había revisado la guía telefónica de Lima e intentado hacer una lista de todo lo que llevara el nombre del poeta, lo que encontró rebasó sus expectativas y abandonó el proyecto. A la imagen de poeta y guerrillero, se ha sumado en los últimos años la de “buen hijo”; las cartas que escribió a su madre desde Cuba, por ejemplo, es leída por profesores y estudiantes como un modelo de responsabilidad y respeto a los padres, de ternura juvenil y madurez intelectual; felizmente su nombre no ha sido manoseado ni usado políticamente, y esperamos que no lo sea. Su obra poética y su tránsito hacia Europa y Cuba, y de allí a la selva peruana, ha sido ya bastante estudiada. Aquella mañana del 30 de abril del 2008 Javier Heraud estaba a punto de cumplir su último tránsito.
Muy temprano volvimos al cementerio. Baraybar y su ayudante ya habían avanzado en el trabajo, con entusiasmo pero sin la esperanza de encontrar algo. Las hermanas estaban pendientes, dando vueltas por el hoyo, empujando un poco de tierra, sirviendo agua, recordando a Javier. “Era un muchacho alto y fuerte, buen mozo, muy tranquilo y juguetón”, dijo una de ellas, otra añadió: “escribió poemas desde muy niño”. Tal vez no decían ninguna novedad, pero la emoción y ternura con que lo recordaban hacían que todo fuera nuevo y especial. No podía ser de otro modo, estaban hablando de su hermanito menor. La mañana iba avanzando, se empezó a cuidar el retiro de la tierra, efectivamente húmeda y apelmazada, con raíces entrecruzadas. Parecía una tarea de arqueólogos. Se había dejado a un lado el pico y la pala y ahora se usaban badilejos y brochas. Todos esperábamos en silencio. Aparecieron, entonces, unos trozos de metal retorcido, a los costados de lo que sería el cuerpo, y unos jirones de tela a la altura de los pies, que se limpiaron con cuidado. La emoción subía por dentro, podía escucharse el palpitar de nuestros corazones. Pedí permiso para tomar unas fotos, me dijeron que mejor no, ellos tampoco lo harían.
El trozo de metal era un clavo y la tela una parte de un atado de ropa que se había enterrado con el cuerpo. De pronto comenzaron a aparecer los huesos, largos y fuertes, como si emergieran impulsados desde el centro de la tierra por una fuerza delicada. Fue una visión indescriptible. El esqueleto completo estaba ahí, descansando, esperando, cuan largo era. Su cabeza estaba inclinada y la cavidad de sus ojos parecía saludarnos. Una raíz se había abierto camino por su boca y salía por un costado del cráneo, tal vez por debajo del parietal, para luego recorrer la tierra hacia la superficie. Mientras Baraybar limpiaba esa zona Cecilia recordó un verso de su hermano, uno que decía algo así como “de mi cuerpo se formará la vida”. Unos minutos después podíamos ver el hermoso esqueleto de Javier, conservado por esa tierra apelmazada, compactada por el paso de los años, generosa con el guerrillero caído, con el poeta joven. Sus clavículas anchas seguían firmes, sus amplias costillas albergaban tierra clara, sus fémures parecían estar a punto de moverse. No eran huesos blancos, grandes y fuertes lo que veía, era la delicada materia de un héroe, de un hombre sano. Baraybar estaba sorprendido, nosotros emocionados. Fue una visión indecible y hermosa, “como una espada en el aire”.
Contemplamos la osamenta por varios minutos. Las hermanas hablaban entre ellas y recordaban al muchachón que abrazaron a los veinte años al despedirse para ir a Cuba. Desde allí escribiría a su madre este retazo de carta ya conocido: “Voy a la guerra por la alegría, por mi patria, por el amor que te tengo, por todo en fin. No me guardes rencor si algo me pasa. Yo hubiese querido vivir para agradecerte lo que has hecho por mí, pero no podría vivir sin servir a mi pueblo y a mi patria. Eso tú bien lo sabes, y tú me criaste honrado y justo, amante de la verdad, de la justicia". Yo pensaba en el privilegio que me tocaba. A esas alturas, a 45 años de la muerte del poeta, que era casi mi edad, ¿cómo es que me reencontraba con el poeta? Son cosas que nadie las piensa y de pronto toca vivirlas. Quienes solamente habíamos leído su poesía y visto sus viejas fotografías, nunca nos imaginamos estar tan cerca de su cuerpo, sus huesos, de esa parte material que aún se conserva a pesar del tiempo, y dan ganas hasta de hablarle, de abrazarle.
Jorge dijo que la urna que habían traído no serviría para llevar el esqueleto de Javier y lo acompañé a buscar un carpintero, ninguna funeraria nos vendería un féretro sin certificado de defunción ni en la medida que se requería. Luego fuimos a la Dirección de Salud a recoger los últimos documentos para organizar el traslado final. En su oficina, el doctor Salvador Quispe, de hablar pausado y modales respetuosos, hizo un preámbulo antes de entregarle a Jorge los documentos, fue como si no quisiera hacerlo. Cuando puso en manos de Jorge esos papeles, sencillos pero necesarios, preguntó: “¿y ahora, a quién le iremos a leer nuestros poemas, a quién le contaremos nuestros sueños?”. Jorge no supo qué contestar. Él, también amable, atinó a repetir que era un pedido expreso de su madre. El doctor Quispe contó brevemente que algunos jóvenes de Puerto Maldonado iban a la tumba de Javier a leer poesía, o como él, a conversarle. Noté que Jorge estaba tan emocionado como yo, pero se despidió. Aun en la puerta el médico dijo: “Lo vamos a extrañar”.
Aunque no parecía, Javier Heraud estaba muy presente en la memoria cotidiana de los habitantes de Puerto Maldonado. Había un pequeño parque con su nombre y un busto, todos sabían que tenían en su ciudad un muerto ilustre. En los escritorios y paredes de muchas oficinas y locales públicos se puede leer el famoso poema de Javier, “Yo no me río de la muerte…” Los guías de turismo nunca dejaban de mencionar la presencia del poeta en su ciudad y hasta en las tiendas de artesanía habían polos con su rostro o cuadritos con sus versos.
Por la tarde se completó la tarea de recuperar el cuerpo de Javier Heraud, se encontraron además algunos clavos y ropa, una camisa y un pantalón, muy maltratados por la humedad. Efectivamente había un fotógrafo de la revista Caretas, que intentó hacer tomas desde fuera del cementerio, y algunos políticos se fueron enterando del traslado, protestaron en una radio local, pero no hubo ningún impedimento para que Javier Heraud emprendiera su último viaje, esta vez acompañado de sus hermanas y su hermano, a reencontrarse con su padre.
La última parte es ya historia más conocida. Los familiares de Heraud velaron una noche sus restos y el día 2 de mayo los sepultaron en privado, no en secreto, en el cementerio Los jardines de la paz, en La Molina.
Han pasado cinco años desde entonces. Es cierto que hay muchos más detalles que recordar, pero ya no es necesario, ya el viaje se ha cumplido, ya el tiempo ha dado la vuelta necesaria, ya se ha comenzado de nuevo. Han pasado 50 años desde el incomprensible asesinato del poeta, nunca se sancionó a los verdaderos asesinos, algunos de ellos aún andan por las calurosas calles de Puerto Maldonado, abanicándose, pero el tiempo hará su parte con ellos. Han pasado 71 años de su nacimiento, tal vez hoy sería un viejo tranquilo y amigable, recibiría en su casa a los jóvenes poetas, quién sabe. Algunos de sus contemporáneos como César Calvo y Antonio Cisneros ya le han dado alcance. Yo me quedaré con el recuerdo de su imagen en mi retina, porque siempre hay cosas que se ven y no se pueden decir con palabras.