sábado, 12 de septiembre de 2015

PERU: El rumor del golpe militar ¿Por qué surge y es viable en los próximos 10 meses? Escribe: Augusto Álvarez Rodrich El anuncio de anteayer de una disposición del Ejército de “inamovilidad absoluta” de sus tropas en Lima desató el rumor intenso de la inminencia de un golpe militar. Esa fue la versión que corrió como reguero de pólvora en la noche del jueves pasado por varias redacciones noticiosas y ámbitos políticos. No era un rumor bien fundamentado, la verdad, pues solo se basaba en dicha inamovilidad militar o en el reciente relevo en la comandancia general del Ejército, ahora a cargo del general Carlos Enrique Vergara. El mismo jueves, el general Vergara señaló que dicha decisión se justificaba por la necesidad de verificar que el personal esté completo en los cuarteles y de hacer un inventario de los pertrechos militares. Esto ocurre en un contexto en el que se van encontrando todos los días granadas desperdigadas por la ciudad, lo cual está generando una pugna entre los ministerios de Interior y Defensa en la que el primero cuestiona al segundo por la poca diligencia en el control de las granadas en el marco del auge de un mercado negro en el que se venderían granadas provenientes de robos de los cuarteles militares. Los motivos de la inamovilidad militar fueron ratificados por el ministro de Defensa, Jakke Valakivi, quien agregó que, oficialmente, no faltan granadas en sus almacenes. Pero más allá de dicha inmovilidad, cabe preguntarse, primero, ¿por qué surge dicho rumor del golpe militar? y, segundo, ¿realmente es posible un golpe en los diez meses que quedan del gobierno del presidente Ollanta Humala? Antes debiera precisarse de qué tipo de golpe hablamos. La posibilidad de un golpe tradicional en el que un general se levanta en armas en un cuartel y se nombra presidente de la república es hoy inviable. Primero, porque ninguna fuerza política lo apoyaría; los partidos lo que quieren ahora es la mayor estabilidad política de cara a la elección que viene. Segundo, no se percibe en los cuarteles alguna intencionalidad en esa dirección. Y, tercero, porque el escenario internacional sería muy desfavorable para un golpe. La otra opción sería un autogolpe del presidente Humala al estilo del fujimorazo del 5 de abril de 1992. Pero esa posibilidad es inviable por todas las razones anteriores y por la extrema debilidad del gobierno. Esa debilidad del gobierno de Humala es lo que da lugar a las versiones del golpe, pero es claro que su presidencia enfrenta varios riesgos en el tiempo que le queda, pero ninguno alrededor del golpe. Un golpe que sería muy negativo para la frágil institucionalidad, no obstante lo cual esta debe empezar el 28 de julio de 2016 su cuarto período democrático consecutivo.

El rumor del golpe militar

¿Por qué surge y es viable en los próximos 10 meses?

Augusto Álvarez Rodrich

El anuncio de anteayer de una disposición del Ejército de “inamovilidad absoluta” de sus tropas en Lima desató el rumor intenso de la inminencia de un golpe militar.
 
Esa fue la versión que corrió como reguero de pólvora en la noche del jueves pasado por varias redacciones noticiosas y ámbitos políticos.
 
No era un rumor bien fundamentado, la verdad, pues solo se basaba en dicha inamovilidad militar o en el reciente relevo en la comandancia general del Ejército, ahora a cargo del general Carlos Enrique Vergara.
 
El mismo jueves, el general Vergara señaló que dicha decisión se justificaba por la necesidad de verificar que el personal esté completo en los cuarteles y de hacer un inventario de los pertrechos militares.
 
Esto ocurre en un contexto en el que se van encontrando todos los días granadas desperdigadas por la ciudad, lo cual está generando una pugna entre los ministerios de Interior y Defensa en la que el primero cuestiona al segundo por la poca diligencia en el control de las granadas en el marco del auge de un mercado negro en el que se venderían  granadas provenientes de robos de los cuarteles militares.
 
Los motivos de la inamovilidad militar fueron ratificados por el ministro de Defensa, Jakke Valakivi, quien agregó que, oficialmente, no faltan granadas en sus almacenes.
 
Pero más allá de dicha inmovilidad, cabe preguntarse, primero, ¿por qué surge dicho rumor del golpe militar? y, segundo, ¿realmente es posible un golpe en los diez meses que quedan del gobierno del presidente Ollanta Humala?
 
Antes debiera precisarse de qué tipo de golpe hablamos. La posibilidad de un golpe tradicional en el que un general se levanta en armas en un cuartel y se nombra presidente de la república es hoy inviable.
 
Primero, porque ninguna fuerza política lo apoyaría; los partidos lo que quieren ahora es la mayor estabilidad política de cara a la elección que viene. Segundo, no se percibe en los cuarteles alguna intencionalidad en esa dirección. Y, tercero, porque el escenario internacional sería muy desfavorable para un golpe.
 
La otra opción sería un autogolpe del presidente Humala al estilo del fujimorazo del 5 de abril de 1992. Pero esa posibilidad es inviable por todas las razones anteriores y por  la extrema debilidad del gobierno.
 
Esa debilidad del gobierno de Humala es lo que da lugar a las versiones del golpe, pero es claro que su presidencia enfrenta varios riesgos en el tiempo que le queda, pero ninguno alrededor del golpe.
 
Un golpe que sería muy negativo para la frágil institucionalidad, no obstante lo cual esta debe empezar el 28 de julio de 2016 su cuarto período democrático consecutivo.

¿Por qué surge y es viable en los próximos 10 meses?
El anuncio de anteayer de una disposición del Ejército de “inamovilidad absoluta” de sus tropas en Lima desató el rumor intenso de la inminencia de un golpe militar.
 
Esa fue la versión que corrió como reguero de pólvora en la noche del jueves pasado por varias redacciones noticiosas y ámbitos políticos.
 
No era un rumor bien fundamentado, la verdad, pues solo se basaba en dicha inamovilidad militar o en el reciente relevo en la comandancia general del Ejército, ahora a cargo del general Carlos Enrique Vergara.
 
El mismo jueves, el general Vergara señaló que dicha decisión se justificaba por la necesidad de verificar que el personal esté completo en los cuarteles y de hacer un inventario de los pertrechos militares.
 
Esto ocurre en un contexto en el que se van encontrando todos los días granadas desperdigadas por la ciudad, lo cual está generando una pugna entre los ministerios de Interior y Defensa en la que el primero cuestiona al segundo por la poca diligencia en el control de las granadas en el marco del auge de un mercado negro en el que se venderían  granadas provenientes de robos de los cuarteles militares.
 
Los motivos de la inamovilidad militar fueron ratificados por el ministro de Defensa, Jakke Valakivi, quien agregó que, oficialmente, no faltan granadas en sus almacenes.
 
Pero más allá de dicha inmovilidad, cabe preguntarse, primero, ¿por qué surge dicho rumor del golpe militar? y, segundo, ¿realmente es posible un golpe en los diez meses que quedan del gobierno del presidente Ollanta Humala?
 
Antes debiera precisarse de qué tipo de golpe hablamos. La posibilidad de un golpe tradicional en el que un general se levanta en armas en un cuartel y se nombra presidente de la república es hoy inviable.
 
Primero, porque ninguna fuerza política lo apoyaría; los partidos lo que quieren ahora es la mayor estabilidad política de cara a la elección que viene. Segundo, no se percibe en los cuarteles alguna intencionalidad en esa dirección. Y, tercero, porque el escenario internacional sería muy desfavorable para un golpe.
 
La otra opción sería un autogolpe del presidente Humala al estilo del fujimorazo del 5 de abril de 1992. Pero esa posibilidad es inviable por todas las razones anteriores y por  la extrema debilidad del gobierno.
 
Esa debilidad del gobierno de Humala es lo que da lugar a las versiones del golpe, pero es claro que su presidencia enfrenta varios riesgos en el tiempo que le queda, pero ninguno alrededor del golpe.
 
Un golpe que sería muy negativo para la frágil institucionalidad, no obstante lo cual esta debe empezar el 28 de julio de 2016 su cuarto período democrático consecutivo.

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