sábado, 26 de septiembre de 2015

PERU: Algo se pudre en el sur: gasoducto sin gas

El Gasoducto del Sur es una megaequivocación, un absurdo dispendio del dinero público, un asalto a los ciudadanos. Es, además, un reflejo de la necesidad de reformar los criterios de la inversión pública para evitar proyectos similares. ¿Qué se pudre en el Gasoducto del Sur?
En primer lugar, se están construyendo 1,000 kilómetros de ducto para transportar gas sin que haya reservas probadas. Increíble pero cierto: esta pantagruélica inversión de 7,000 millones de dólares, equivalentes a 17% del presupuesto nacional, puede terminar siendo un ducto de aire si es que no se encuentran más reservas de gas.
En segundo lugar, el gasoducto se concesionó, en junio del 2014, sin hacerse un estudio de mercado, como lo explica Manuel Romero Caro en un reciente y magnífico artículo. En efecto, en el colmo de la desidia o la complicidad, Proinversión no hizo una estimación de la demanda potencial. Así que no se sabe a quién se le va vender el gas ni en qué condiciones.

“¿De dónde va a sacar la plata Electroperú para financiar el subsidio al concesionario? De su bolsillo y del mío, apreciado lector”.

¿Cómo es posible que el ganador de la concesión se haya animado a construir un gasoducto sin reservas y sin mercado? La respuesta es que a nuestro generoso gobierno se le ocurrió la brillante idea de garantizar el ingreso del concesionario. En particular, si el ducto transporta menos de 500 millones de pies cúbicos diarios, entonces Electroperú pondrá la diferencia para que el concesionario no se perjudique.
¿De dónde va a sacar la plata Electroperú para financiar el subsidio al concesionario? De su bolsillo y del mío, apreciado lector. Como ya se anticipa que no habrá suficiente demanda, las tarifas eléctricas han subido desde agosto. Y lo peor es que nadie sabe cuántos miles de millones de dólares le terminará costando esta aventura al ciudadano, porque nadie sabe si es que habrá o cuándo habrá suficiente demanda.
¿Quién es el feliz concesionario, el único ganador de este despropósito Nada menos que la impoluta Odebrecht. El gobierno debe recordar que la plata que con tanta alegría compromete no es suya sino del contribuyente. Proinversión debe explicar por qué no se hizo un estudio de mercado, y por qué se descalificó al otro postor el día mismo de la concesión sin razón de fondo.
Este gobierno prometió, en un eximio ejercicio de demagogia, el balón de gas a 12 soles. No es de extrañar que haya incumplido su promesa. Pero ya es pasarse de la raya meterle la mano al bolsillo de los peruanos para que Odebrecht se beneficie, a manos llenas, con el absurdo Gasoducto del Sur.

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