miércoles, 9 de septiembre de 2015

El sexo de Keiko, Alan y PPK

Fernando Vivas

Los candidatos presidenciales acerca de la penalización del aborto, el matrimonio gay o la píldora del día siguiente

Me inquieta, me fascina, me excita el sexo en campaña. El instinto sublimado en la perorata política, el puro goce tapadito por el protocolo, la agenda oculta que con nuestra chamba de periodistas tenemos que hacer visible.
Bendita la visibilización, maldita la represión. En el Congreso Constituyente Democrático, el tema fue manejado tan secretamente por los conservadores que nadie piteó cuando pusieron en laConstitución de 1993 un candado contra la despenalización del aborto: “El concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le favorece”. En el 2000 estábamos concentrados en otras cuitas. Alejandro Toledo, liberal hedonista –e irresponsable– ni siquiera se dio cuenta de que llevó al ultraconservador Luis Solari al Ejecutivo. Alan García, otro liberal, no se hizo bolas en gobernar con la venia de la Iglesia; y Ollanta Humala no se las hizo cuando abandonó la agenda pro derechos sexuales y reproductivos prometida en su gran transformación.
Hoy la agenda es más visible. El ciudadano ya tiene una idea de que hay políticos que matan y mueren por la penalización del aborto, el matrimonio gay o la píldora del día siguiente. La mayoría nacional sigue siendo conservadora (en una reciente encuesta de Ipsos Perú elaborada en Lima y cinco ciudades por encargo de la ONG Promsex, solo un 28% está a favor de la unión civil, aunque un 52% dice estar a favor de despenalizar el aborto en casos de violación) y el liderazgo conservador está con Keiko Fujimori. Para ella, esto es una ventaja y a la vez una pesada carga: le da hartos votos, pero la ata a personajes e iglesias que se resisten al ‘aggiornamento’ indispensable que necesita para no repetir su fracaso del 2011. 
Un ejemplo casi cómico: Alejandro Aguinaga, congresista y médico de cabecera de su padre, ex ministro de Salud en la época de las llamadas esterilizaciones forzadas, enfrenta cargos por ese caso y su estrategia es plegarse, junto a otros ‘albertistas’, al bando conservador que batalla contra las ONG ‘abortistas’. De la planificación familiar ‘manu militari’ a los cantos pro vida. Ya, pues.
Keiko tendrá que rodar cabezas si quiere redimirse de esa herencia de cinismo ‘albertista’ y de evangélicos como el pastor Julio Rosas, quien llevó su agenda conservadora a extremos de odio. Pedro Pablo Kuczynski (PPK) se ha colocado en el bando opuesto fichando a Carlos Bruce con su conocida agenda pro LGBT (sobre el aborto PPK sí se declara conservador). Alan, por cierto, ha manifestado más de una vez que apoya la agenda de Carlos Bruce y el aborto en casos de violación, aunque en su partido Jorge del Castillo se ha erigido como agente receptor del respaldo conservador. 
Dios, el diablo y los moralistas que hacen mal creyendo hacer el bien estarán más agitados y más visibles que nunca en la campaña. Arrinconaremos a los candidatos para que nos rebelen qué piensan sobre cada ítem polémico. Habrá mucha bronca, pero también posibilidades de conciliar: antes del aborto están los embarazos no deseados. Todos, liberales y conservadores, queremos disminuir su tasa. Incrementar la educación sexual es la alternativa más sana y democrática para ello. En la encuesta citada, un 63% piensa que los padres no están capacitados para hablar de sexo con sus hijos. Por lo tanto, es un asunto de Estado y de políticas públicas del cual nadie, ni los pastores más fóbicos, puede rehuir.

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