martes, 15 de julio de 2014

Las granjas se rebelan

Líderes con mando debilitado en los partidos.
Como muchas de las cosas interesantes de la vida, que al comienzo a veces son un tanto imperceptibles, en la política peruana se están presentando varias expresiones de debilitamiento del control y capacidad de mando de los líderes de los partidos –o de quienes, al menos, fungen de serlo– especialmente por  algunas decisiones relativamente importantes de sus agrupaciones.
La más notoria de estos días es el cisma producido en la bancada parlamentaria de Gana Perú como consecuencia de la sensación de imposición arbitraria de Palacio de Gobierno para que esta vote por Ana María Solórzano para la presidencia del Congreso, en lugar de Marisol Espinoza, quien tiene el respaldo de al menos 22 de sus 42 colegas para llegar al mismo puesto.
En esa lista están parlamentarios de relieve en esa bancada, como el ex presidente del Congreso Daniel Abugattás, el ex vicepresidente Omar Chehade y el ex ministro de Defensa José Urquizo, pero quien ha llevado literalmente la voz cantante es la parlamentaria Esther Saavedra, quien ha puesto la puntería directamente en la presidenta del Partido Nacionalista, la primera dama Nadine Heredia, cuya relación personal con la vicepresidenta Espinoza es fría y distante. Para ser más claros, ambas no se tragan.
A su vez, el aliado tradicional Perú Posible ha anunciado, a través de su vocero José León, que no votarían por Solórzano, aunque eso podría modificarse en función de compromisos solicitados sobre el caso Ecoteva y las desventuras del ex presidente Alejandro Toledo.
Lo que pasa en Gana Perú puede ser estridente, pero no es la única expresión reciente de granja rebelada. Mario Ghibellini informó el sábado en su columna que la candidatura municipal de Enrique Cornejo por el Apra no tiene la bendición del factótum de la estrella, el ex presidente Alan García, para quien todas las decisiones del partido deben condicionarse a las necesidades de su propia candidatura presidencial.
Por motivos distintos, algo parecido ocurre en el PPC, donde la candidatura municipal de Jaime Zea no es respaldada por Lourdes Flores, quien discrepa de la manera como Raúl Castro mangonea al partido para favorecer las posiciones y postulaciones del sector de esta agrupación que él protege.
Divisiones pero de otra índole también ocurren en el fujimorismo, donde Alberto y Keiko Fujimori libran un pleito difícil de ocultar por el modo de conducir el partido. Ambos coinciden, sin embargo, en la importancia de ganar la elección para que llegue un indulto a la Diroes.
En las izquierdas, en cambio, no hay muchas divisiones visibles, porque por ahí todavía no hay mucho partido ni tampoco líderes visibles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario