lunes, 28 de julio de 2014

Autopsia de un error

Por qué Palacio insistió en la apuesta por Solórzano.
Debiera ser claro, incluso para el propio gobierno, donde escasea la autocrítica realista y abunda el autobombo adulón, que este ‘triunfo’ de anteayer al retener la presidencia del Congreso constituye, en realidad, una tremenda derrota que requiere explicación, pues las actitudes y (malos) entendimientos que la motivaron implican riesgos para la trayectoria política de los dos años que faltan del gobierno del presidente Ollanta Humala.
Es decir, entender por qué el gobierno acomete con tanto entusiasmo el error de imponer a una presidenta del Congreso que termina debilitando a su bancada parlamentaria, fortaleciendo a la oposición, y mellando el liderazgo de la pareja presidencial en su propio partido.
O sea, por qué lanzar una candidata de obvia ingenuidad política como Ana María Solórzano, cuyo principal atributo exhibido para el puesto –desde el punto de vista de Palacio– es su dependencia de la pareja presidencial, una percepción que ella trata de contrarrestar diciendo en su primer discurso que “coordinación no significa sumisión”, algo que no lo cree ni su propia bancada, la cual se desintegra habiendo perdido, desde el anuncio de su postulación, siete miembros, con lo cual pierde la condición de primera minoría del Congreso equivaliendo hoy a la del fujimorismo.
Es decir, por qué el presidente Humala cede a la tentación del error por darle gusto a su esposa, al costo de desestabilizar a su gobierno.
Todo esto se explica, primero, por impericia y torpeza política. Esto es consecuencia, por un lado, del hecho de que la habilidad de Humala y Heredia para entender, ex ante, los efectos previsibles de sus decisiones es –por lo visto en los tres años que van del gobierno– precaria.
Pero también es consecuencia de la falta de consejería política en Palacio de Gobierno que les haga ver a sus actuales inquilinos los probables escenarios que se pueden abrir debido a sus iniciativas. Salvo en el terreno económico, donde el MEF ejerce con eficiencia esta función de red de protección, en el campo político lo que abunda en el gobierno son los adulones dispuestos a convalidar lo que quiere la pareja presidencial a la espera de que ello sea compensando con una pequeña cuota de poder.
Segundo, estos errores se explican por una arrogancia lamentable que hoy prima en Palacio y que lleva a creer que todo se puede hacer, que no hay nada imposible.
Y, tercero, este grave error ocurre como consecuencia de una visión errada del presidente Humala sobre la democracia. A diferencia de su comportamiento en general apegado a la ley en la vida política del país, dentro de su partido ocurre todo lo contrario, pues ahí se siente un dictador absoluto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario