sábado, 19 de julio de 2014

Al maestro, un salario digno

El mejor homenaje a los maestros en su día es restituirles su condición y dignidad profesional, comenzando por su salario. Me ratifico hoy en esta convicción profundamente conmovida al ver a una maestra jubilada en una cama de hospital del Seguro esperando más de un mes ser operada. Con la cadera rota pero la moral intacta. Con una pensión reducida y un ramito de flores en su mesita, por el día del maestro. Preocupada por las enfermeras en huelga, que al igual de los maestros han sido abandonados a su suerte por el “modelo económico de crecimiento”. Orgullosa de haber trabajado 30 años como maestra, lo recuerda y me lo cuenta, olvidando por un instante que ahora a sus 86 años el Estado le ha dado la espalda. Prácticamente ciega encuentra y toma sus medicinas que ella misma llevó porque en el hospital no las tienen.
Esa maestra es hermana de mi madre e igual de íntegra y guerrera que ella. Ella simboliza en este día del maestro lo que es a todas luces urgente: revertir la precarización de la profesión docente que ha tocado fondo hace rato, hasta tal punto que ninguna reforma educativa es viable con maestros que ganan 1,300 soles en promedio, trabajan en condiciones deplorables y se jubilan sin posibilidades de sobrevivir con dignidad.
No entiendo porqué no se habla abiertamente sobre esto. Se habla de “reconocimiento”, de “condiciones de trabajo”, de “formación profesional”, todos aspectos sin duda importantes, pero se evita hablar de “salario”, como si fuera una palabra prohibida. Hay quienes tildan de “sindicaleros” a quienes mencionan este aspecto, que, dicho sea de paso fue directa y claramente aludido por el ministro de Educación J. Saavedra cuando asumió el cargo: “tenemos que gastar más en salario de docentes… los salarios de los maestros peruanos son de los más bajos de la región comparándolos con los países de ingreso medio y alto, como Argentina, Brasil, Chile… No podemos ser competitivos como país si los salarios de nuestros docentes son los últimos de América Latina”. La cuestión está meridianamente clara. Pero, ¿en qué quedaron esas declaraciones? Probablemente el MEF las arrinconó y por eso se fueron diluyendo.
Pero la cuestión docente es un reto del país, no un asunto de caja. Compete al gobierno en su conjunto. El país debe proponerse convertir a la docencia en una profesión atractiva, porque no lo es. La carrera magisterial está asentada sobre los pies de barro de un piso salarial que está a nivel del mar. No debemos descansar de plantear el punto hasta el momento en que todos podamos desear que nuestros hijos sean maestros. El día en que eso ocurra será porque además de ser una profesión increíble, compleja y retadora, la docencia será una profesión digna, prestigiada y con una remuneración justa. ◘

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