lunes, 28 de octubre de 2013

Inseguridad ciudadana


¿Cómo…?, ¿no era que el Congreso había aumentado las penas para los crímenes en banda y reducido beneficios carcelarios, para enfrentar la delincuencia? Digo, si estas fueran las soluciones más adecuadas al sicariato, los asaltos y la violencia de las calles, por qué los diarios de ayer nos traen titulares sobre el desborde de la inseguridad y encuestas en las que más de tres cuartos de los entrevistados opinan que la delincuencia, no la pobreza, la desaceleración económica o la corrupción, es el principal problema del país.


Raúl Wiener
Raúl Wiener
POLITIKA Analista
Los “especialistas”, en realidad exministros del Interior, a los que también los “desbordaron” los crímenes cotidianos, subrayan que el problema es de liderazgo, que Humala no hace nada, aunque tampoco se da una idea de lo que podría estar haciendo. Hernani, por ejemplo, extiende la crítica a Castilla, porque no da dinero a la Policía, mientras que Rospigliosi dice que hay dinero pero que se desperdicia, sin aclarar quién es el despilfarrador. El fujimorista Carlos Tubino agrega que Humala no realiza una “lucha frontal”, contra la delincuencia, como seguramente haría su jefe político si lo dejaran libre, y se lamenta que el Ejecutivo observara la ley para que las Fuerzas Armadas participen del combate al narcotráfico.

Es decir hay un parloteo enorme sobre la inseguridad ciudadana y una marcada insistencia para aterrar a la población (revísense la televisión cada día, los titulares de los diarios y el sesgo de las encuestas), con la obvia intención de presionar para que el Estado aumente la mano dura y entre en un espiral de autoritarismo buscando medidas cada vez más duras, sin obtener resultados. Hace tiempo que se sabe que con leyes de sobrepenalización no se disuade a la violencia delincuencial, en realidad a ninguna violencia, ni podrían hacerlo los militares que quizás aumenten el número de muertes y la audacia de los malhechores.

Que Humala no tiene liderazgo en seguridad, puede ser cierto, porque el pobre no tiene liderazgo en ningún campo. La reciente anécdota sobre la compra del avión presidencial, muy bien graficada por Carlín el día de ayer, encierra no sólo un desaire al premier y a la canciller, sino una reiteración de la imagen del presidente cediendo al cargamontón de los medios, que como se sabe en su gran mayoría son del mismo dueño. Entonces, si el comandante que ahora es apaleado por el tema de la delincuencia, se pone el uniforme y sale a las calles a perseguir a las bandas, lo que va a entender la gente es que está volviendo a ceder y que cada vez más es un monigote del poder mediático. Bajo ese marco no va a ganar ninguna batalla, ni a los delincuentes, ni a los narcos, ni a los corruptos, etc., porque todos lo ven perdedor. Y él mismo ha construido esa imagen de debilidad que todos detestan.

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