jueves, 17 de octubre de 2013

Callejón sin salida


Días atrás, sostuve un prolongado diálogo con una joven amiga, inteligente y lúcida, quien me dijo: “Lo que hay es lo que hay, y no hay nada más”. Era expresión lapidaria de un sentimiento que se extiende entre los ciudadanos, sobre todo los progresistas.

César Lévano
César Lévano
Razón Socialcesar.levano@laprimeraperu.pe
En efecto, lo que hay en el horizonte político son los candidatos Alan García, Keiko Fujimori y el estadounidense Pedro Pablo Kuczynski.

Ese panorama, en el marco de una enorme decepción, es grave para los destinos del país. La gran culpa se debe a Ollanta Humala, el presidente que no ha cumplido con sus promesas electorales, que implicaban cambios solo moderados, pero urgentes.

No comulgo con quienes sostienen que Humala está aplicando todo el programa de la derecha y los dictados del Banco Mundial y del FMI, y, sin embargo, no es de derecha. Por eso, aducen, la derecha lo quiere tumbar. Si ese razonamiento fuera correcto, habría que concluir que lo que se impone es apoyar al mandatario.

Parece que algunos sectores creen que en el fondo la derecha busca derrotar a las fuerzas de cambio que apoyaron a Humala. En verdad, esas fuerzas han sido derrotadas por Humala. Por eso cunde el desencanto.

Cierto, la derecha ha puesto el grito en el cielo, en el cielo de París, por la escala no autorizada del presidente para reunirse con el presidente de Francia, François Hollande. Está claro que no hubo en este caso infracción constitucional. Lo que no está claro es el objeto de esa cita. La explicación oficial de que fue para negociar el visado de peruanos que viajen a Francia, no satisface. Ese no es un tema bilateral.

El visado para cualquier país de la Unión Europea es asunto europeo colectivo. Cualquier viajero que haya atravesado “el gran charco” lo sabe. Además, el puente para nexos entre Europa y América Latina es España, no Francia.

El Apra y el fujimorismo están empeñados en este punto, no para vacar al jefe de Estado, como afirmaban los tremendistas, sino a la ministra de Relaciones Exteriores, Eda Rivas. Quieren vengarse de pasados agravios. La canciller erró al no informar al Congreso sobre el sorpresivo cambio de rumbo en el viaje presidencial, pero eso no justifica la censura que se persigue.

He citado más de una vez una idea expuesta en la gran novela La importancia de llamarse Daniel Santos del puertorriqueño Luis Rafael Sánchez. El fondo es este: la izquierda también engaña, y cuando la izquierda engaña es peor, porque se lleva los últimos ahorros de esperanza de los pobres.

Se me ocurre que habría que recurrir a lo que me dijo el poeta Juan Gonzalo Rose: “La esperanza es lo último que se pierde, una vez que se ha perdido toda esperanza”.

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