Los afanes del inquilino de la Diroes
Lo que busca el exdictador Alberto Fujimori es ensuciar el juicio oral que empezará este jueves en la Diroes, como ensuciaba con sus diarios “chicha”, para de salir librado de la nueva condena entre ocho y 15 años por desviar dinero del Ejército, de la Fuerza Aérea y del Ministerio de Defensa a fin de sobornar a los dueños genuflexos de medios de comunicación para que apoyen su soñada perpetuidad en el poder.
Paco Moreno (Editor)
Enfoquepmoreno@laprimeraperu.pe
Fujimori, ya libre de Nakazaki, hace caso ahora a William Castillo, gran amigo y alumno de Vladimiro Montesinos, y está de acuerdo en perturbar el juicio tratando de desacreditar a todos los integrantes de la sala con métodos del Doc: ensuciar para librarte; golpes bajos contra los golpes de la justicia.
Sin embargo, la cosa está clara en este juicio. Montesinos mismo ha dicho que “el presidente Fujimori daba sugerencias y ordenaba el tipo de titulares que debían salir” en “El Chato”, “El Chino”, “El Mañanero”, “La Chuchi”, “El Tío”, “La Yuca”. Nombres curiosos que quizás se le ocurría mirando a su entorno.
Fujimori gastó en enlodar a sus enemigos políticos más de 122 millones de soles que iban a manos sucias de gente sin conciencia.
La oficina 201 del pasaje Los Pinos 153 de Miraflores era el bunker de coordinación para enlodar con ventilador desde el quiosco.
Mientras los diarios “chicha” insultaban, los diarios “serios”, tan solícitos a sus afanes, lo custodiaban con el silencio y el desvío de la corriente de opinión. Pero la verdad siempre sale a la luz.
Le espera una condena segura al inquilino de la cárcel de la Diroes, que está preso por corrupto y por ser el autor mediato de las masacres de La Cantuta y Barrios Altos y del secuestro agravado del periodista Gustavo Gorriti y el empresario Samuel Dyer.
Lo condenarán, pero, como él no aprende, seguramente está pensando en armar otra maquinaria demoledora con el fin de ayudar a su candidato en el 2016. Fujimori es un preso que desconoce qué significa la re-socialización.
Sin embargo, la cosa está clara en este juicio. Montesinos mismo ha dicho que “el presidente Fujimori daba sugerencias y ordenaba el tipo de titulares que debían salir” en “El Chato”, “El Chino”, “El Mañanero”, “La Chuchi”, “El Tío”, “La Yuca”. Nombres curiosos que quizás se le ocurría mirando a su entorno.
Fujimori gastó en enlodar a sus enemigos políticos más de 122 millones de soles que iban a manos sucias de gente sin conciencia.
La oficina 201 del pasaje Los Pinos 153 de Miraflores era el bunker de coordinación para enlodar con ventilador desde el quiosco.
Mientras los diarios “chicha” insultaban, los diarios “serios”, tan solícitos a sus afanes, lo custodiaban con el silencio y el desvío de la corriente de opinión. Pero la verdad siempre sale a la luz.
Le espera una condena segura al inquilino de la cárcel de la Diroes, que está preso por corrupto y por ser el autor mediato de las masacres de La Cantuta y Barrios Altos y del secuestro agravado del periodista Gustavo Gorriti y el empresario Samuel Dyer.
Lo condenarán, pero, como él no aprende, seguramente está pensando en armar otra maquinaria demoledora con el fin de ayudar a su candidato en el 2016. Fujimori es un preso que desconoce qué significa la re-socialización.
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