domingo, 20 de octubre de 2013

ESTRATEGIA CHICHA

En el caso prensa chicha, lo lógico, lo inteligente, era que Alberto Fujimori se allanara a la acusación de la Fiscalía y aceptara su responsabilidad. Pero no lo ha hecho así y va obstinadamente a juicio oral. ¿Con qué posibilidades? Si lo que hay en el caso prensa chicha es basura, fango a montones, producido y lanzado con dinero del Estado sobre la oposición política para ganar la segunda reelección en el año 2000, desde diarios remunerados por el SIN. Esa campaña electoral fujimorista, recordemos, fue la más sucia de nuestra historia.
Los hechos están plenamente demostrados. Muchos de los ejecutores han admitido, no una sino varias veces, su responsabilidad y señalado la que corresponde a Alberto Fujimori: estaba enterado de la operación con la prensa chicha y no solo sabía, sino que la ordenó. Se trata, por cierto, de actores centrales, protagónicos, en el desvío de fondos y el recurso a la prensa chicha: Villanueva Ruesta, Elesván Bello, Saucedo Sánchez, Bergamino Cruz, Rozas Bonuccelli, etc. Todos ellos miembros prominentes de la maquinaria fujimorista. Todos ellos aliados chicha del presidente chicha. Todos ellos condenados judicialmente en 2005.
Incluso en uno de los procesos ya culminados contra Fujimori, seguido por un hecho de similares características, además de paralelo en el tiempo y finalidad, como es el desvío de fondos públicos para el manejo delincuencial del canal CCN (no confundir con el proceso actual, prensa chicha), don Alberto se mostró conforme con aquella acusación, aceptó su culpabilidad y recibió una condena de siete años que no hizo mayor noticia.
¿Cuál es ahora la estrategia de Fujimori (y de Montesinos)? ¿Reemplazar al abogado Nakazaki por uno que como magistrado favoreció al grupo Colina? ¿Nombrar como boga a alguien que plantea disparates como el arresto domiciliario, que nada tiene que ver con el sistema legal vigente, o que se queja amargamente porque no se le paga su pensión presidencial, cuando esa pensión tiene que ser retenida en virtud de una ley promulgada por el propio Fujimori? Francamente, le iría mejor con un abogado de oficio.
En realidad, no hay una estrategia jurídica. Fujimori sabe que va a perder este juicio; no hay otra salida. Pero tampoco parece haber –tanto en Fujimori como en Montesinos– una estrategia política mínimamente inteligente en la insistencia de ir a juicio oral, con la cantidad de mugre que tendrá que explicar y que el público recordará. Salvo el recurso a la enfermedad que realmente padece, que extremará y maquillará convenientemente para generar compasión e insistir en una liberación extrajudicial.
Pero claro, como el tribunal está conformado por juezas experimentadas y conocedoras de su oficio que no le permitirán hacer un show –aquí no podrá jugar como lo hace con algunos medios que se prestan a tenerlo de comentarista radial–, rápidamente pretende su alejamiento del proceso. Para ello utiliza a su disparatado abogado, quien les atribuye parcialidad, primero, e incompetencia, después. Absurdos. Tonterías destinadas a ser rechazadas sin más.
En verdad, este proceso es simple, debe desarrollarse con las garantías del caso y resolverse con prontitud. Con ello contamos. La sobriedad y manejo del tribunal así lo garantizan.

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