Hay quienes se asombran y hasta se espantan por la probable unión electoral del Apra y el Partido Popular Cristiano. La doctora Lourdes Flores ha calentado el fogón, al confirmar que los dos partidos de la derecha sostienen negociaciones que pueden conducir a una alianza para el 2016.
Critican algunos esa liga de la que en las elecciones del 2001 fue llamada “la candidata de los ricos” con Alan García, el consagrado “candidato de los narcos”. No veo ahí, a la luz de la historia, senderos que se bifurcan. Hoy, en el Perú, muchos ricos son narcos, y muchos narcos son ricos.
Emblemático es el caso de Gerald Oropeza y su familia. El joven ahora preso es hijo de fogueados militantes apristas y, según todos los indicios, forma parte de una red de narcotraficantes.
El “doctor” García, por su parte, no puede sacudirse de haber fabricado y rubricado indultos a miles de narcos. En un primer momento sostuvo (no soltar carcajadas) que cada favor a los narcos había sido consultado con Dios. En estos días acaba de expresar, a sangre fría, que no se arrepiente de esas operaciones porque no eran ilegales.
De acuerdo al jefe aprista, rebajar penas dictadas por la justicia, erigiendo así un inconstitucional Poder Judicial paralelo, era de lo más legítimo.
La doctora Lourdes Flores también tiene capítulos de sombra en su historia. El más notable es el de su asociación con el empresario de aviación César Cataño Porras. Cataño era un enigma en carne viva. En primer lugar, su nombre inicial era Adolfo Carhuallanqui Porras, pero lo cambió porque su padre putativo le confesó que no era su padre. En otras ocasiones cambió el nombre de su madre y hasta el lugar de su nacimiento. Había labrado una considerable y sospechosa fortuna, que le permitió fundar la compañía aérea Peruvian Airlines. Lourdes Flores era presidenta de la aerolínea, además de abogada de la empresa.
Cuando la dirigente del PPC se asoció con Cataño, este ya había sido procesado por elaboración y tráfico de drogas. La policía lo había considerado “cabecilla de firma y autor de la elaboración y comercialización de 100 kilos de pasta básica de cocaína”.
En la etapa en que estalló el escándalo Cataño, preguntaron a la doctora Flores cómo se explicaba que asumiera el timón de una empresa cuyo dueño estaba acusado por narcotráfico. Ella respondió que lo hizo por llevar adelante “un proyecto aeronáutico que le parecía importante”.
Ahora tiene como copiloto a Alan García en un proyecto político que le parece importante.
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