Por: Ítalo Oberto-Besso
El mensaje presidencial ante el Congreso de la República dispersó los principales temores que crecieron durante la ida y venida de anuncios, desmentidos y amenazas después de la lectura del fallo de la Corte Internacional de La Haya.
En primer término el presidente Ollanta Humala ha subrayado la soberanía de las decisiones que debe tomar el Estado peruano frente a la sentencia, rechazando de plano la pretensión de las autoridades chilenas de querer imponer condiciones para ejecutar lo ganado en buena lid ante el tribunal internacional.
También ha dejado en claro la intangibilidad de la frontera terrestre que culmina en el Punto Concordia, con lo que desinfló la fraudulenta reclamación de La Moneda de apoderarse de un triángulo terrestre de más de 37 mil metros cuadrados.
Lo cierto es que era evidente que La Moneda pretendía utilizar su desconocimiento del Tratado del 1929 para exigir al Perú suscribir la Convención del Mar y lograr así la libre navegación y sobrevuelo sin necesidad de permisos en los 50 mil kilómetros cuadrados de mar recuperado. "Este fallo ha permitido el reconocimiento de derechos soberanos del Perú en el mar de Grau hasta las 200 millas sobre un espacio marítimo de alrededor de 50 mil kilómetros cuadrados", señaló el mandatario como toda respuesta.
Ha sido este un mensaje breve pero sustancioso. Ha expresado un compromiso de honor con el país: Se respetará el fallo y se hará respetar el derecho y los legítimos intereses del Perú. Pero por sobre todo ha enviado un mensaje claro al gobierno chileno: El fallo se ejecuta de inmediato sin condicionamientos, jugarretas, ni chantajes.
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