domingo, 16 de febrero de 2014

Brasil: cuidado en el lenguaje para evitar racismo impune

Brasil: cuidado en el lenguaje para evitar racismo impune
Mencioné hace un par de semanas, en el postgrado de Ciencias sociales de la Universidad Federal de Bahía -en Salvador, Brasil- el doble mercado oficial y negro del dólar. Uno de los alumnos me dijo que ahora en Brasil no debe decirse mercado negro y que se recomienda hablar de preferentemente de un mercado paralelo. Luego, cuando al referirme en portugués a la pizarra,en vez de decir el cuadro negro, la llamé cuadro paralelo, los alumnos se rieron. Hace 25 años, en otra conferencia en Madrid, dije que intentaría una posible comparación entre Perú y España. Uno de los dirigentes estudiantiles, organizador del evento, me envió un “billete”, una papelito, que decía: “compañero, aquí no se dice España, se dice “Estado español”. Durante esa misma visita, en casa de una pareja de profesores universitarios en Bilbao, al terminar el desayuno, dijo el esposo, “salgo a España y vuelvo mañana”. Lo que quería decir era: voy a Madrid, pero en el territorio vasco en ese momento España era sinónimo de Madrid. 

Rodrigo Montoya Rojas
Rodrigo Montoya Rojas
“Navegar Río Arriba”
Ya sabemos que las palabras tienen múltiples usos y que quienes las dicen las empleantambién como armas arrojadizas; es decir, insultos para menospreciar y humillar. Desde tiempos coloniales las palabras negro, e indio fueron sinónimos de esclavos y siervos. También sabemos o deberíamos saber que a ningún ser humano le gusta que lo insulten y, menos, cuando se burlande sus rasgos biológicos, de sus pueblos de origen o de sus costumbres. Frente al dominio de las potencias coloniales los pueblos se defienden, resisten, tratan de adaptarse sin dejar de resistir y, también, se someten y se aculturan, en el preciso sentido de volverse conscientemente como los dominadores hasta el punto de sentir vergüenza de lo que son aún, o de lo que fueron. Cuando pueden, se levantan, reivindican sus raíces, sus lenguas, culturas, e identidades. En tiempos de la feroz dictadura de Franco, en el golpe de estado contra la victoria democrática de los republicanos en las urnas, los madrileños franquistas persiguieron, principalmente, a los catalanes y vascos. Hoy, la identidad catalana está al borde de un plebiscito que confirme su autonomía y hasta los lleve a una especie de independencia política plena

El componente Afrodescendiente en Brasil es muy importante. Se calcula en por lo menos cuatro millones de esclavas y esclavos africanos vendidos en los siglos XVII y XVIII como mano de obra indispensable para la producción de caña de azúcar y, luego, de café. La sociedad colonial brasileña se organizó a partir de la “Casa grande” de los señores portugueses y la “Senzala” (el traspatio, al fondo) de los esclavos, tan bien descritas y entendidas por Gilberto Freyre en su célebre libro “Casa grande y Senzala”, de 1933. De Sao Paulo partió la mayor parte de los “bandeirantes”, bárbaros conquistadores de la Amazonía, cazadores de indios para convertirlos en esclavos y siervos. En Bahía, primera capital de Brasil y punto de llegada de los esclavos, se encuentra la población afro descendiente más numerosa de Brasil. 

Con los tiempos nuevos ya no puede usarse las categorías racistas impunemente. Hay un doble cuidado: de un lado, los propios afro descendientes reaccionan inmediatamente al sentirse insultados con el vocablo negro, cuando la palabra identifica ese color con lo negativo;y, de otro, quienes expresan su respeto no llamándolos como en el pasado sino usando sinónimos de negro como paralelo, tal como en la pequeña historia que conté al comienzo de este artículo. Para que la situación no sea como la de antes, hubo grandes novedades en los últimos 50 años: la aparición de Edson Arantes Do Nascimento, Pelé, el futbolista emblema de Brasil, y el nombramiento de Gilberto Gil, figura de la canción brasileña, como ministro de cultura en el primer gobierno de Lula. Antes, músicos como Pixinguiña, Cartola, DorivalCaim, por ejemplo, abrieron el camino. En los últimos años, el éxito literario de la novela, Un defecto de color de Ana María Goncalves orgullosa de sus raíces que cuenta la historia de una niña esclava africana llevada a Bahía. En la esfera espiritual,es muy importante el “candomblé” y sus múltiples cultos de los Orixás y Yemanjá -diosa del mar- grandes divinidades africanas yoruba recreadas en Bahía, como ocurre con la santería cubana. Sobre ese fondo, se siente la importancia de un movimiento de afirmación negra (¡Vivan los negros!,¡viva la negritud!) que se expresa en una moda de prendas de vestir, música, instrumentos, melodías y danzas y en la gastronomía que va creando fuertes vínculos con sus pares y/o ancestros africanos.

De lo que acabo de contar en este artículo no debe desprenderse una aparentemente fácil conclusión: “ya no hay racismo en Brasil”. Claro que sí. El peso de la historia de la “Casa grande”y la “Senzala” cuenta todavía y los propis brasileños de hoy están hablando de la existencia de “otro Brasil” en las favelas y en las periferias, (conos en el lenguaje popular de Lima). Los más pobres siguen siendo afro-descendientes y descendientes de indios. Es cierto que hay ya profesionales y técnicos altamente calificados de origen afro (por ejemplo, en Petrobras) aunque la gran mayoría de empleadas domésticas, mecánicos, albañiles y comerciantes ambulantes es afro descendiente. En los paraderos de ómnibus, casi todos los rostros tienen el color café (marrón), el color de la tierra. El fin del racismo está lejos aún pero ya se pueden ver pequeñas lucecitas de arcoíris zapatistas en el horizonte. ¿Ocurre lo mismo en Perú? (Bahía 13 de febrero, 2014).

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