domingo, 16 de febrero de 2014

Demagogia populachera

El embate de AGP contra mejores sueldos públicos.
 Tras fracasar en su intento de usar, para su provecho político particular, el anuncio de la corte de La Haya, el ex presidente Alan García ha encontrado en el reciente incremento de remuneraciones públicas el ariete para lanzarse contra el presidente Ollanta Humala y apuntalar su candidatura 2016.

Dicho incremento es parte de un esfuerzo mayor para corregir la débil calidad de la gestión del sector público peruano, un problema que se arrastra desde hace mucho tiempo y que se agravó luego de que, al inicio de su segunda presidencia, García redujera las remuneraciones a la mitad para ganar popularidad pero a costa de mellar la eficiencia de las políticas públicas.
Se trata, por ello, de una decisión indispensable pero también, sin duda, impopular, pues mejorar la remuneración de la alta burocracia nunca produce simpatías y menos cuando la ciudadanía está insatisfecha con el desempeño del gobierno.
La gente está dispuesta a pagar mejores sueldos a cambio de buena gestión. Por ejemplo, a nadie le interesó el sueldo de Sergio Markarián sino hasta que fue claro que el Perú ya no iría al mundial de Brasil. Asimismo, nadie ha preguntado por los honorarios pagados a los abogados del Perú ante la corte de La Haya.
Era fácil prever que la población no estaría contenta con el incremento de sueldos y que algunos políticos buscarían beneficiarse políticamente con ello, pero lo lamentable es que sea el ex presidente García quien encabece la protesta con arengas tuiteras, marchas y el plato de fondo en el ‘día de la fraternidad’ del próximo sábado 22 de febrero.
Primero, porque él originó el problema. Segundo, porque la débil capacidad de gestión del sector público peruano constituye un grave problema que debe ser enfrentado –en parte, con mejores sueldos en el marco de una reforma más amplia– para beneficio principalmente de los más pobres, que son los que más dependen de la efectividad de las políticas públicas. Y, tercero, porque García aspira a ser presidente dentro de dos años, y entonces va a necesitar una mejor capacidad de gestión, para lo cual le viene bien que alguien haga el trabajo impopular para corregir lo que él desarmó.
¿Por qué lo hace? Es la típica demagogia populachera que muchos practican cuando son candidatos y dejan de lado al llegar a Palacio, como ya lo hizo García en la elección del 2006 al hacer campaña en contra de muchas políticas –como el TLC– que luego ejecutó sin explicar su cambio y ni siquiera ruborizarse.
Por ello, lo peor que podría hacer el gobierno es dar marcha atrás, cediendo a la presión de la demagogia populachera. Lo que tiene que hacer es ‘hacer política’, explicándole mejor a la gente las cosas que hace

No hay comentarios:

Publicar un comentario