jueves, 27 de febrero de 2014

A SANGRE Y PLOMO

Si preguntamos qué es Kiev, unos dirán un modelo de avión, otros un equipo de fútbol y habrá quienes crean que se les juega una treta. Los profesionales salidos de universidades como la que pensaba abrir el alcalde de Los Olivos pensarán en una ciudad rusa.

Es capital de Ucrania, país con 47 millones de habitantes y la frivolidad de contar con esbeltas damas, rubias como ángeles de Botticelli, que cortan la respiración. Desde fines del año pasado, los ucranianos vienen siendo víctimas de una fuerte y antigua polarización causada por posiciones distintas ante la actuación gubernamental.
El pasado 1 de diciembre se juntaron más de un millón en la plaza de Kiev que paradójicamente se llama “Independencia”, reclamaban contra el presidente Yanukovich por retirarse de negociaciones destinadas a integrar la Unión Europea. Hoy busca unirse a la Unión Euroasiática, que, a criterio de los ucranianos del noroeste, reúne a los ‘pesuñentos’ de Europa con países asiáticos que formaron la antigua URSS.
Ucrania vendría a ser la Venezuela de este hemisferio. No sé si hiero la sensibilidad de Yanukovich al compararlo con Maduro, pero este no debe ser comparado con nadie. Sin menospreciar oficios, Maduro no deja de ser un chofer de combi con la responsabilidad de gobernar un país grande que fue próspero y que Chávez se lo dejó en herencia cuando estaba en pleno declive. Entregó a manos chapuceras e incompetentes un imperio en bancarrota. Estaban hipotecadas las inmensas reservas de petróleo que encerraban sus tierras, que repartió gratuitamente a quienes carecían de la energía requerida para poner sus países en marcha, ganando aliados interesados: la gerontocrática Cuba, cenicienta de América Latina; Bolivia, cuya mediterraneidad dificulta el comercio, pretende salir al mar a expensas de Chile, sufre pobreza aguda, la geografía andina dificulta las comunicaciones y la ejecución de instalaciones indispensables para el desarrollo en sectores energéticos, industriales, financieros e inmobiliarios; Ecuador, donde los candidatos de Correa acaban de perder las elecciones, soporta inmensos cráteres presupuestales; Nicaragua ha aumentado brutalmente el analfabetismo y sufre un fuerte brote inflacionario, sigue gobernada por la figura mítica de Sandino en época que no existen imperialismos, lo que equivale a pelear con molinos de viento; Argentina, donde el peronismo de Cristina Fernández quebró los cimientos del único país sudamericano que subía las gradas del primer mundo, hoy sufre una deforestación anual diez veces mayor que la superficie del gran Buenos Aires, para reemplazar, tribalmente, la falta de energía. El ataque contra medios opositores coincide con los problemas que sufre Maduro. La devaluación no basta para afrontar los problemas económicos que se manifiestan en desbalance de las cuentas fiscales y atraso cambiario. Hay oficialmente un 8% sin empleo y un número igual de subocupados, lo que nos hace concluir que casi un quinto del país está improductivo.
Las protestas de Ucrania derivan de los años sojuzgados por la URSS. Los ucranianos del noroeste sienten confianza en la Europa civilizada, pero tienen casi 20 años de frustraciones para ingresar a la Unión Europea por culpa de Rusia, que goza de derecho a veto para los países de su área de influencia. Las protestas populares sirven para tomar distancia de Rusia e incorporarse a la Unión Europea.
Hay similitud con Venezuela, Yanukovich es también un hijo de la guayaba y las cosas empeorarán porque Jan Koum, un ucraniano de 37 años, residente en EEUU, creador del Whatsapp, lo ha vendido a Facebook por la friolera suma de 19 000 millones de dólares. Ha hecho crecer las ansias para escapar del infierno. En Venezuela para conseguir esa cantidad hay que desposar a una hija del mandatario y ser nombrado presidente de la Empresa Petrolera Fiscal. El 21 de febrero murieron más de 100 personas en Ucrania y existen más de 500 heridos por enfrentamientos entre manifestantes y el resguardo de los gobernantes. Aquellos estaban pertrechados con palos, piedras y cócteles Molotov, como si viviesen en 1910. Los alcahuetes, desde edificios y azoteas, con armas de combate, disparaban a los reclamantes. Así lograron capturar a 80 policías. El 21 de febrero la Asamblea destituyó a Yanukovich y puso en libertad a la ex primera ministra Yulia Timoshenko, desplazándola de Jarkov a Kiev. Pusieron también en libertad a los manifestantes ucranianos detenidos. El 24 de febrero se informa que Yanukovich se dio a la fuga, deshaciéndose de documentos que arrojó a un lago. El palacio barroco del dictador, de cuatro pisos, ha impactado: extensos e impecables campos de césped, estatuas, lámparas de cristal checoslovaco, sala de banquetes, pisos de mármol, falsas columnas egipcias, helipuerto, establos y museo de automóviles.
La contraparte caribeña, detuvo y mató a golpes al ingeniero Alejandro Márquez por grabar con su celular una protesta callejera y el general retirado Ángel Vivas se atrincheró en su casa con una ametralladora ante el arribo de fuerzas para detenerlo. A voz en cuello denunció la intervención de agentes cubanos en las FFAA. Tratándose de un general, impidieron a las patrullas que lo acribillasen para no herir susceptibilidades castrenses en un espectáculo público. Y va a caer…
Lo que sucede en Ucrania se calcará en Venezuela, no sé si en días, semanas o meses. Veremos si Leopoldo López o Henrique Capriles, fogosos luchadores contra la corrupción, el desorden y la falta de institucionalidad, será uno de ellos conductor de ese país por decisión de la voluntad popular.

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