martes, 11 de febrero de 2014

Objetivo: no dejar la escuela

Martes, 11 de febrero de 2014 | 4:30 am

Una de las cosas que más sorprenden a los recién llegados es comprender que parte de la educación secundaria dictada aquí no es obligatoria. Una ley de 1988 permite que los estudiantes de cuarto de secundaria (acá acaban a los 18) puedan salir al mercado de  trabajo sin terminar aquellos estudios que nosotros consideramos incluso insuficientes para sobrevivir en el mundo real. Y bueno pues, esta semana, en mi región, se buscará sensibilizar al respetable sobre las consecuencias psicológicas, sociales y económicas de dejar el colegio.
Así las cosas, el “décrochage scolaire” (abandono escolar), de un alarmante 26%, entrega generaciones que tendrán menos oportunidades dentro del competitivo mundo actual.
Preguntado por qué sucede este fenómeno, me explicaron que eran varios factores, entre ellos: la posibilidad de ganar buen dinero legal, desde el inicio de la adolescencia, muchas veces ayudando al soporte familiar; la dificultad de los educandos para poder cumplir los objetivos de currículas que no corresponden a sus capacidades cognitivas; la desidia de sus familias, en una sociedad que prefiere “no hacerse problema” antes de poner en vereda o alentar a los estudiantes.

Lo peor es que su sistema educativo permite seguir un oficio especializado sin haber terminado la secundaria. Siendo así, esos centros de estudios invierten extra en cubrir los baches educativos, pero el mercado de trabajo puede llegar a ser implacable con ellos, pues aquellos años de escuela que faltan pueden llegar a ser (no en todos los casos) un obstáculo. Es doloroso ver cómo una generación decide vivir a media caña, solo por que piensa que no es capaz de lidiar con el sacrificio que llevará a lograr algo. Por el contrario, aquellos que, a pesar del tiempo, regresan a terminar los estudios, quedan con una fortaleza a prueba de balas.   

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