domingo, 15 de diciembre de 2013

Serena espera

El Perú aguarda el fallo de La Haya con prudencia y unidad
 La Corte Internacional de Justicia de La Haya ha señalado a través de un comunicado que su fallo sobre la controversia marítima será conocido el 27 de enero próximo a las 15:00 horas (hora local), 09:00 horas en el Perú. Este anuncio ha reactivado la atención y la movilización pública en ambos países en espera de la sentencia.

El tribunal internacional debe haber sopesado las razones por lasque ha postergado la comunicación del fallo a las partes. El retraso es interpretado en sentido diverso, desde las propias ocupaciones de la Corte hasta el proceso electoral chileno. Sea cual fuese el motivo determinante es evidente que no pasa inadvertido el hecho de que la sentencia será conocida cuando la transición de gobierno en Chile se encuentre en su etapa final, luego de la segunda vuelta de este domingo, una transición que seguramente será doble, es decir, de cambio de jefe de Estado y de orientación del gobierno.
En ese mismo sentido también conviene sopesar las reflexiones del ex canciller peruano  José Antonio García Belaunde, quien considera que los cuidados que la Corte se ha tomado en referencia a la difusión del fallo se deben probablemente a que no emitirá una resolución salomónica.
De hecho, ni el Perú ni Chile han actuado en la última etapa esperando un final salomónico. Esta postura se debe probablemente a la convicción de la razón que consideran les asiste. En el caso peruano, el argumento central sobre la inexistencia de un tratado de límites marítimos nos ha permitido actuar durante el proceso con solvencia, coherencia y soltura.
Ambos países han realizado declaraciones en favor de un acatamiento del fallo de La Haya, en el marco de un proceso de integración. Esta postura se ha reiterado con ocasión de saberse que el 27 de enero ambos países conocerán de este instrumento jurídico internacional definitivo. En ese clima de ratificación quizás no suenan muy oportunas las referencias del canciller chileno a determinadas acciones procesales luego de recibido el fallo, es decir, la presentación de un recurso de revisión.
No se podrán eludir durante la espera las conjeturas respecto a las reacciones de otros países, llámese Colombia, a las sentencias de La Haya. Sucede, sin embargo, que la naturaleza de los hechos y la relación que guardan entre sí las partes son distintas en este caso.
Otro tanto sucede con las reflexiones respecto a los sentimientos supuestamente distintos que los actores políticos del actual gobierno y los probables nuevos gobernantes guardan hacia el Perú. Frente a ello, es preciso recordar que tanto en Chile como en el Perú el asunto de la delimitación marítima está trascendiendo varias administraciones, y que no fueron los actuales gobiernos, en cada país, los que iniciaron el proceso, aunque los han llevado desde una lógica de Estado.
Es importante que en lo que queda de tiempo para la lectura de la sentencia, los dos gobiernos realicen los esfuerzos necesarios para mantener un estado de ánimo de espera serena y prudente sobre la base del respeto al fallo y el compromiso de su cumplimiento, hecho patente cuando las dos partes se sometieron a su jurisdicción. En el caso peruano, esta disposición es directa, abierta y general, tanto en los medios públicos como privados. Es ese aspecto, nuestra política internacional es firme, precisa y recoge la unidad nacional.

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