martes, 10 de diciembre de 2013

Educación superior de calidad


El país entero ha quedado consternado y escandalizado con los resultados de la prueba Pisa que se tomó en el 2012 a los escolares y desde ahí mucho se ha hablado de la deficiente formación en los colegios peruanos, que nos ha llevado a la cola de América Latina. Sin embargo, estamos seguros que la cosa sería peor y más alarmante aún si pudiéramos calificar de manera similar a los estudiantes de nuestras universidades públicas y privadas.
Si la proliferación de universidades de baja calidad se manifiesta de manera alarmante en Lima, pongamos mucha atención a lo que sucede en las provincias, donde la mala formación no se da solo en centros de estudios que funcionan en casas particulares o galerías comerciales, sino también en vistosos y cómodos campus que se promocionan como fábricas de profesionales de primer nivel.
Tengamos en cuenta que los resultados de la prueba Pisa ya conocidos no serían tan graves si tuviéramos en general una formación superior exigente que obligue a los alumnos a esforzarse al máximo una vez fuera de los colegios, para poder tener notas al menos aceptables en el nivel universitario. Sin embargo, en esta última etapa hay también graves deficiencias que son un riesgo para el futuro del Perú.
Sería una lástima que en los próximos años, cuando nuestro país consolide su desarrollo y sea necesaria la participación más activa de profesionales de primer nivel, se tenga que mirar hacia otros países para captar trabajadores de calidad, ante la ausencia de estos entre nuestros compatriotas.
Un gobierno que se hace llamar nacionalista debería ser el primero en asegurar que los peruanos gocen de la prosperidad de su país, gracias a esa escalera social que es la educación, pero no cualquier educación, sino la de calidad.

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