jueves, 26 de diciembre de 2013

"La repartija" y el caso Urtecho

iván slocovich pardo


Este año 2013 que se va será recordado sin duda como uno de los peores que ha atravesado el Congreso de la República a lo largo de su historia, y en especial en las últimas décadas en que ya de por sí teníamos un Parlamento que ha sido una vergüenza, salvo honrosas excepciones, donde vimos desde ladrones hasta violadores, mentirosos, evasores de impuestos y protagonistas de reuniones secretas.
Sin embargo, lo que más ha marcado este año ha sido lo vivido en julio último con la muy bien llamada "repartija", que fue un intento de nuestros congresistas por repartirse los asientos del Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo de acuerdo al peso de sus agrupaciones en el Congreso, para colocar en dichos cargos a sus partidarios, amigos o simpatizantes.
Fue la presión de la prensa y las movilizaciones callejeras, aunque algunas de ellas sobrevaluadas, las que hicieron que el Congreso retroceda y anule la elección de los amigos de los partidos de los congresistas. Al final, al quedar en evidencia, nuestros padres de la patria admitieron el "error" y por varios meses anduvieron con el rabo entre las piernas y la cara de autogol.
No pasaron muchas semanas para tener ante nuestros ojos el lamentable caso del ya expulsado congresista de Solidaridad Nacional, Michael Urtecho, quien desde mucho tiempo atrás se venía apropiando del sueldo de sus trabajadores, una vieja modalidad que estoy seguro viene siendo aplicada por otros legisladores, por lo que hace falta una certera auditoría al respecto.
Este escándalo significó la caída de un congresista que, por su condición física y el ejemplo de superación que era para muchos peruanos con o sin discapacidad, jamás hubiera despertado mayores sospechas. Al final, el hombre tuvo que admitir su mal accionar y ahora junto con su esposa podría terminar en prisión por sus malas artes y los tremendos abusos que cometieron.
Es de esperarse que este 2014 que se viene veamos a un Congreso trabajando y no sorteando los escándalos y las sinvergüencerías de algunos de sus miembros. Deben saber los padres de la patria que los peruanos están hartos de su Poder Legislativo y que esto es fatal para una democracia, pues nadie sería capaz ni de salir a la calle a defender a sus congresistas en el supuesto negado (ojalá) de que a alguien se le ocurra sacar los tanques y cerrarlo.

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