Publicado: Jueves 26 de diciembre del 2013 | Columna del Director | Imprimir | Compartir
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El lunes último murió Mijail Kaláshnikov, el inventor del fusil de asalto AK-47, el arma que más muertes ha causado en el mundo. El ingeniero ruso que la fabricó la ideó cuando se encontraba hospitalizado a causa de una herida en combate mientras luchaba contra los nazis que habían invadido su patria.
César Lévano
Razón Socialcesar.levano@laprimeraperu.pe
El fusil liviano y de bajo costo puede seguir disparando aunque un tanque le pase encima o se le sumerja en el agua y el lodo. Su efectividad ha sido probada en cien guerras. En Vietnam causó asombro y pánico entre los invasores yanquis, que abandonaban sus carabinas cuando podían capturar un AK-47 de los vietnamitas muertos.
En Afganistán esta arma liviana y de fácil manejo fue suministrada masivamente por Washington a los terroristas de Osama Bin Laden en la guerra librada contra la Unión Soviética. Las pérdidas de vidas y el alto costo militar fueron decisivos para la derrota soviética y la desaparición de la URSS. Así lo reconoció Henry Kissinger, secretario de Estado norteamericano, en entrevista en que señaló que había sido útil armar a Bin Laden con decenas de miles de AK-47.
En Siria, en la actual contienda de sicarios armados por las potencias capitalistas en el afán de apoderarse de esa fuente petrolera, el precio del modesto AK-47 ha subido en exceso: ha multiplicado por cinco su cotización en el mercado negro sirio. Llega a costar 2.400 euros.
Guerrilleros de todo el mundo, pero también tropas regulares lo han incorporado a su arsenal. Ejércitos de 55 países lo tienen en sus fuerzas. Es tal su difusión que su silueta aparece en la bandera de Mozambique y en el escudo de Zimbabue y del Timor Oriental.
Los narcos de México lo tienen a su servicio. No sorprendería que lo usen para sus crecientes operaciones en el Perú. En la bandera de la organización islamista chií Hezbolá aparece el fusil.
Kaláshnikov ha muerto a los 94 años de edad. En más de una ocasión declaró que la culpa de su invento era de los nazis por haber invadido a la Rusia soviética, pues antes de eso él quería dedicarse a inventar maquinaria agrícola.
“Claro”, precisó, “un arma no es un tractor, una sembradora o un arado. Con un arma no se puede arar la tierra ni cultivar cereales. Pero sin ella uno no podrá defender su tierra natal, no podrá proteger la patria y a su pueblo”.
Se calcula que desde su invento, en 1947, se han fabricado cien millones del fusil. En muchos casos provienen de producción artesanal, dados la sencillez y bajo costo de su estructura.
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