domingo, 29 de diciembre de 2013

A mitad de camino

Domingo, 29 de diciembre de 2013 | 4:30 am

Qué esperar de la segunda parte de este gobierno.
El 28 de enero de 2014, justo al día siguiente del anuncio del fallo de La Haya sobre el diferendo limítrofe entre Perú y Chile, el gobierno del presidente Ollanta Humala cumplirá la primera mitad de su mandato, un momento en el que se podrá tener, dentro de lo que esto es posible en un país con institucionalidad débil, mayor certidumbre sobre lo que va a significar el actual lustro político.
Con la mitad del trayecto recorrido, ya existen algunas certidumbres relevantes que no había al inicio.
En lo económico, la convicción sobre la disciplina macroeconómica y el apego a la ‘Hoja de ruta’ como eje; y, en lo político, el respeto a las reglas básicas de la democracia incluyendo a la libertad de expresión.
La economía sigue creciendo –a tasas mayores al promedio regional– pero se podría ir mucho más rápido si no fuera por la pachocha de algunos sectores para tomar decisiones para concretar la inversión privada.
Con frecuencia, se observa a un gobierno poco ambicioso que desaprovecha oportunidades. Al respecto, en el último bimestre se ha empezado a ver un cambio, pero ello enfrentará el obstáculo de un sector público aún no reformado –a pesar de la nueva normatividad aprobada en el Congreso– y paralizado para evitar problemas con la Contraloría.
En este sentido, el gobierno avanza con timidez en reformas fundamentales vinculadas a los servicios públicos básicos que están pendientes desde hace mucho tiempo.
Se acaba de lanzar una reforma interesante en la salud, y se espera que el nuevo ministro de Educación encamine mejor las acciones en marcha en el sector que, sin embargo, no tienen el alcance suficiente como para hablar de una ‘reforma’.
En Justicia, las cosas siguen igual, o sea, mal. En Defensa y seguridad se han aplicado nuevas estructuras salariales pero, especialmente en el terreno de la delincuencia, se observan más planes que resultados en un contexto de creciente preocupación ciudadana por la inseguridad.
Un problema no resuelto son los poderes paralelos corruptos en las fuerzas armadas y policiales, y es poco lo hecho hasta ahora por el gobierno para desmontarlos.
En política internacional, donde la prioridad sigue siendo La Haya, se tuvo la sensatez de conservar los  equipos ya conformados.
Y en el plano institucional, es poco lo avanzado en este lustro. La política se sigue desprestigiando, mientras el gobierno tiene dificultad para conversar con sectores fuera del mismo por su lógica casi militar: eres amigo o enemigo.
Así las cosas, estando cerca de empezar la segunda mitad de la presidencia de Ollanta Humala, la mala noticia es que las cosas no van a mejorar mucho, pero la buena es que tampoco van a empeorar mucho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario