domingo, 21 de septiembre de 2014

“ADAM SMITH Y LA LUCHA DE CLASES”,

En mi columna anterior comentaba algunas opiniones de Adam Smith, padre de la doctrina liberal, en relación a la productividad laboral, y cómo nuestros neoliberales,
en ese aspecto, parecen estar a la derecha de Smith. Ahora citaré y comentaré algunas ideasde Smith sobre la lucha económica de clases.
Smith describe con claridad la existencia de esta lucha y quiénes tienen la mayor ventaja en ella: “Los trabajadores desean conseguir tanto, y los patronos entregar tan poco, como sea posible. Los primeros están dispuestos a asociarse para elevar los salarios, y los segundos para disminuirlos. No resulta, empero, difícil prever cuál de las dos partes se impondrá habitualmente en la puja, y forzará a la otra a aceptar sus condiciones. Los patronos, al ser menos, pueden asociarse con más facilidad; y la ley, además, autoriza o al menos no prohíbe sus asociaciones, pero sí prohíbe la de los trabajadores…Además, en todos estos conflictos los patronos pueden resistir durante mucho más tiempo… podrían en general vivir durante un año o dos del capital que ya han adquirido. Pero sin empleo muchos trabajadores no podrían resistir ni una semana…”. (La Riqueza de las Naciones, Alianza editorial 2013).
Para comenzar, debe quedar claro que en estos comentarios Adam Smith no hace ninguna apreciación de valor y solo describe una situación. Pero nosotros sí podemos hacer algunas deducciones o apreciaciones de valor en función a lo manifestado por Smith. Lo primero a resaltar es la constatación que hace Smith de la existencia de la lucha de clases (por lo menos a nivel económico): de ello podemos deducir que, para Smith, los salarios no necesariamente están totalmente determinados por el libre mercado. En segundo lugar, es importante señalar que, según Smith, la ventaja la llevan los patronos, de lo que se puede deducir la importancia que tienen las asociaciones obreras o sindicatos para contrarrestar esa ventaja. 
Aunque resulta obvio que en la actualidad, en contraste con la época de Adam Smith, los sindicatos no están legalmente prohibidos, también está bastante claro que le hegemonía neoliberal en nuestro país tiene un notorio componente antisindical. El porcentaje de trabajadores sindicalizados es sumamente bajo, y son constantes las denuncias por el despido de dirigentes sindicales u obreros que intentan formar sindicatos al interior de determinadas empresas. Tampoco existe en la actualidad un política de Estado decidida de respaldo a los sindicatos. Y no es de extrañar que esto sea así, tomando en cuenta, por un lado, el enorme poder e influencia empresarial sobre el Estado, y por otro que, según diversas estadísticas, los trabajadores sindicalizados ganan por lo general mejores salarios que los no sindicalizados, lo que reduce las ganancias empresariales.
En suma, incluso dejando de lado la diferencia de épocas y aunque sea en forma implícita, Adam Smith parece estar menos a la derecha que los neoliberales criollos.

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