LOA AMIGOS DE FIDEL (FELIZ DÍA COMANDANTE)
Cuando hablamos de Fidel, recordamos siempre que entre los méritos que tiene esta esa fe inquebrantable en el futuro y la victoria. De otra forma seria imposible comprender como es que logro convertir una Isla que era traspatio de las Mafias y del Imperio, en una Patria socialista, y por lo tanto, digna y soberana.
El asalto del cuartel Moncada y la llegada del Granma, con sus terribles resultados militares cada una, el bloqueo económico, el terrorismo contra la infraestructura cubana, la crisis de los misiles, la caída de campo socialista, la tiranía mediática y los 700 intentos de asesinato fueron, cada uno con su intensidad y en su momento, situaciones que a muchos hubieran hecho renunciar a los sueños emancipatorios. Pero no a Fidel.
Y a esa convicción a prueba de todo, a ese chaleco moral que nunca se saca y a ese ejemplo de revolucionario vamos a rendirle homenaje en este corto escrito tomando las opiniones de parte de quienes, igual que él, son parte de nuestro aprendizaje inconcluso.
Eduardo Galeano decía de Fidel Castro que: “es un símbolo de dignidad nacional. Para los latinoamericanos, que ya estamos cumpliendo cinco siglos de humillación, un símbolo entrañable”. Y sobre los logros de la revolución cubana: “No dicen sus enemigos que esta hazaña fue obra del sacrificio de su pueblo, pero también fue obra de la tozuda voluntad y del anticuado sentido del honor de este caballero que siempre se batió por los perdedores, como aquel colega suyo en los campos de Castilla”.
Mario Benedetti diría: ”Estuve varias veces con él y pude apreciar la sencillez de sus planteos, un inesperado y excelente nivel cultural, la franqueza que hacía gala frente a nuestras objeciones, y su infranqueable voluntad de defender y mejorar el nivel de su pueblo” Y ante el debate ocioso de que si había cometido errores o no Fidel, don Mario añadiría: “Al menos los errores de Fidel no fueron comprados, negociados ni han sido, como tantos otros de Europa y América, meros capítulos de esa gran corrupción que se ha convertido en la transnacional más importante y decisoria de este confuso fin de siglo. Cuando los hubo, si los hubo, fueron errores pobres”
El apoyo de Cuba a los países del África para su liberación es una historia que aún falta contar. Sin la lucha de liberación de Angola contra el ejército de Zaire, la Sudáfrica del Apartheid y grupos mercenarios angoleños financiados y entrenados por la CIA, hoy el hermano continente aun arrastraría las cadenas que avergonzarían a cualquier humano que se respete.
Es por eso que Nelson Mandela diría de los cubanos que lucharon en África:” vinieron a nuestra región como doctores, maestros, soldados, expertos agrícolas, pero nunca como colonizadores. Compartieron las mismas trincheras en lucha contra el colonialismo, subdesarrollo y el Apartheid. Jamás olvidaremos este ejemplo de desinteresado internacionalismo”. Por eso cuando Nelson Mandela salió del terrible encierro de 25 años y fue elegido presidente, se reunió con Fidel Castro y más que pedirle que visitara Sudáfrica, se lo exigió, ante un Fidel tan gustoso como sorprendido de la insistencia.
Gabriel García Márquez, ese entrañable amigo de Fidel, dijo: “Cuando habla con la gente de la calle la conversación recobra expresividad y la franqueza cruda de los afectos reales. Lo llaman Fidel, lo rodean sin riesgos, lo tutean, le discuten, lo contradicen, le reclaman, con un canal de transmisión inmediata por donde circula la verdad a borbotones. Es entonces que se descubre al ser humano insólito, que el resplandor de su propia imagen no deja ver. Ese es el Fidel Castro que creo conocer: un hombre de costumbres austeras e ilusiones insaciables, con una educación formal a la antigua, de palabras cautelosas y modales tenues e incapaz de concebir ninguna idea que no sea descomunal”.
Hace algunos años, ante las acusaciones del Imperio y sus títeres de que andaban desestabilizando la región, Fidel dijo: “Si el presidente Chávez me lo permite, respondo: No importa condenadnos, la historia nos absolverá”. A lo que el Comandante Hugo Chávez dijo: “Yo quiero, a nombre de todo el pueblo venezolano y desde mi alma, decirte que me honras con todo eso… Fidel Castro ya ha sido absuelto por la historia… Ojala algún día yo pudiera sentir que he sido merecedor de esa frase”.
El Che Guevara, cuando se debatía la excepcionalidad de la revolución cubana, con mirada visionaria diría de Fidel: “El primero, quizás, el más importante, el más original, es esa fuerza telúrica llamada Fidel Castro, nombre que en pocos años ha alcanzado proyecciones históricas. El futuro colocara en su lugar exacto los méritos de nuestro Primer Ministro, pero a nosotros se nos antoja comparables con los de las más altas figuras históricas de toda Latinoamérica”.
Hablando del Che, alguna vez me toco exponer con el Comandante del Frente Sandinista de Liberación Nacional, Tomas Borge, entonces embajador nicaragüense en Perú. Y dijo: “El más grande revolucionario de todos los tiempos es Fidel, sin Fidel no hubiera existido el Che, que era un verdadero inmaculado”. Borge diría en su libro “Un grano de Maíz” que: “A pesar de que Fidel tiene la capacidad intelectual de Trotsky, la integridad de Lenin y la capacidad organizativa de Stalin, es imposible compararlo con esos personajes históricos. Hacerlo equivaldría a seguir tomando como obligatorios patrones de referencia los procesos y valores europeos. De eso ya estamos cansados los latinoamericanos. Fidel es Fidel. Y solo es un “caudillo” en el sentido que lo fueron, en tiempos de gloria para nuestra América, Túpac Amaru, Bolívar, San Martin, Hidalgo, Martí, Morazán y Sandino”.
El reverendo Calvin Butts, de la Iglesia Abyssinian en Harlem, recibió en su templo a Fidel Castro con estas palabras, ante la ovación de los presentes: “Bienvenido a la iglesia donde creemos en la verdad, en la justicia y en la igualdad. Nos unimos a Ud. diciendo ¡Cuba si, bloqueo no! Ya que hablamos de Harlem, recordemos la frase de Malcom X a Fidel cuando se reunieron allá por los 70: “Mientras el Tío Sam este en contra tuya, sabes que eres un hombre bueno”
Cuentan que allá por el 73, ante la pregunta de cuándo creía que Cuba y EEUU retomarían relaciones, Fidel contesto que cuando el presidente norteamericano sea negro y el Papa latinoamericano. Profecía o ironía que el destino decidió hacer real, sepa Dios.
Lo cierto es que Fidel dijo con firmeza sobre ese tema: “Si el precio del bloqueo seria yo, estaría dispuesto a negociar mi vida. Lo que no estaría dispuesto a negociar es la revolución, a negociar el socialismo, a negociar los principios”.
Sera por esta tenacidad que Silvio Rodríguez afirma: “Yo no sé si él cree que es posible el cielo en la tierra. Él lo que si cree, es que es imposible no luchar por ello. Va a prevalecer su dignidad, sus sentido de los principios, su visión de la historia”.
Como parte de una generación de socialistas que creció admirando la resistencia heroica del pueblo cubano e iluminamos nuestra formación con el ejemplo de Fidel, quiero unirme a las voces en todo el mundo que aprovechando su día le dicen gracias por todo, por tanto. Y como esos millones en el mundo, elevar una oración para que nos acompañe por mucho más tiempo.
Lo que ordenes Comandante. Hasta la Victoria Siempre
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