E l precandidato a la presidencia de los Estados Unidos, favorito en el Partido Republicano, Donald Trump, ha demostrado ser, aparte de millonario, una bestia. Su desprecio por las mujeres y por los inmigrantes latinos lo exhiben.
Sus desmanes recientes empezaron el 8 de agosto, en un debate presidencial republicano. La moderadora del acto, Megym Kelly, le preguntó por el lenguaje despectivo que emplea hacia las mujeres y si esto refleja “el temperamento de un hombre que deberíamos elegir como presidente”.
El energúmeno no respondió, pero a las pocas horas declaró a la televisora CNN que a la señora Kelly “le salía sangre de sus ojos, le salía sangre de su donde sea”.
La periodista le había interrogado sobre sus comentarios irrespetuosos respecto algunas mujeres a las que llamó “cerdas gordas, perras y animales desagradables”. Curiosa misogimia en un personaje que es dueño de la compañía que organiza el concurso Miss Universo.
Después ha tenido el gesto racista de expulsar de una conferencia de prensa al periodista José Ramos, de evidente origen latino, aunque es ciudadano estadounidense. Un partidario de Trump gritó a este: “¡lárgate a tu país”. Ricky Martin, el artista puertorriqueño, reaccionó indignado en una carta que ha circulado por todo el mundo, y en la que se lee:
“¿En qué momento este personaje asume que puede hacer comentarios racistas, absurdos y sobre todo incoherentes e ignorantes sobre nosotros los latinos?”.
Trump plantea echar del país a los once millones de latinos ilegales que hay en la tierra del Tío Sam. Olvida que los Estados Unidos son un país de inmigrantes, y que él mismo es hijo de una escocesa y descendiente, por la rama paterna, de inmigrantes alemanes que huyeron de la miseria en su país natal.
Trump tiene una biografía complicada. A los 13 años fue expulsado de la escuela, por lo cual suspadres lo enviaron a la Escuela Militar de Nueva York. Más tarde ingresó en la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pensilvania. Ha prosperado en el negocio inmobiliario. Es dueño del edificio residencial Trump World Tower, de 72 pisos.
En la política ha subvencionado tanto a demócratas como republicanos y ha denunciado que los tiene a sus órdenes. Su temperamento grosero se transparenta en el título de un libro que publicó en el 2007: Piensa en grande y patea traseros.
Es probable que los latinos y muchas mujeres piensen en seguir metafóricamente el consejo en la hora de las urnas.
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