domingo, 31 de agosto de 2014

HISTORIA : AL AIRE LIBRE


 En tiempos prehispánicos, la educación de los niños tenía lugar en el campo mismo.
Por Ana Luisa Burga
Uno de los elementos más útiles para entendernos mejor como grupo humano o colectividad, es la Historia. La Historia, entendida como el conocimiento y reflexión sobre nuestro pasado colectivo y no como una paporreteada de datos, personajes y fechas, nos permite comprender porqué la sociedad está organizada de esta forma y no de otra, nos hace capaces de descubrir cuándo y dónde se formó y porqué evolucionó de determinada manera el grupo humano del que formamos parte.
Por ejemplo, conviene recordar siempre cómo era la educación en Perú, antes de que llegaran los españoles. Bueno, primero, es conveniente distinguir entre la "escuela" (como institución formal) y la educación que se da en el hogar, en la familia. Esta última se refiere a la vida misma como escuela y se practica en cada casa, en cada pueblo y comunidad, sin la necesidad de intervención "externa"; la otra, en cambio, requiere de un local, de un maestro, de contenidos y metodologías pedagógicas que buscan, finalmente, desarrollar determinadas capacidades entre los y las estudiantes.
Así comenzamos
Actualmente, pese a que sabemos de sobra que lo ideal es lograr una buena comunicación entre ambos tipos de formación, la mayoría de veces surgen contradicciones y desencuentros, donde los menos favorecidos son – lógicamente – los alumnos.
Pero esto no sucedía en tiempos prehispánicos. En ese entonces, no existían las "dos escuelas" que hemos mencionado antes. Los conocimientos se adquirían a través del grupo familiar, del Ayllu (entendido como una familia extendida), cuyos miembros enseñaban de manera natural e implícita lo que los niños y niñas debían aprender. Se aprendía haciendo, además. Así, los niños de esa época aprendían colectivamente técnicas agrícolas, manejo de diferentes pisos ecológicos, manejo del agua, domesticación de animales, entre otros conocimientos requeridos de acuerdo al medio en el que vivían (recordemos que una de las riquezas de nuestro país es la presencia de pisos ecológicos que van desde el nivel del mar hasta el pie de las montañas andinas).
Sin embargo, no todos los conocimientos que recibían eran de tipo práctico y/o productivo. Por un lado, porque en este tipo de actividades subyacen valores de mucha importancia en el mundo andino (por ejemplo, la reciprocidad, la ayuda mutua y el bienestar común) y, por otro lado, porque las personas mayores eran las encargadas de dar a conocer, a  través de leyendas o relatos orales, cómo se había formado el mundo, qué divinidades lo habían hecho, cómo lo habían ordenado, etc. Todas estas enseñanzas se hacían de manera colectiva.
Los Incas al poder
Todo el caudal de conocimientos (que existía antes de que el imperio incaico se consolide como tal) fue aprovechado por los Incas, gracias a su magnitud organizativa y a su capacidad de asimilación de lo que existía previamente. Así, los Incas continuaron educando a su población del modo en que se había hecho siempre; sin embargo, también introdujeron algunos cambios, necesarios para controlar el enorme territorio que tenían a su cargo. Surgió, entonces, la figura del educador o Amauta, y el Yachaywasi como el lugar "oficial" donde se impartían determinados contenidos. Como dice Luis E. Valcárcel, se volvió necesario educar a los jóvenes dentro de un concepto favorable a la nueva estructura política, porque para manejar un territorio tan diverso y extenso, había que unificar, en cierta manera, los criterios educativos; sin embargo, a la vez, este proceso de asimilación consiguió mantener una cierta libertad en los pueblos sojuzgados, sin atacar sus costumbres más arraigadas.
Con el Tawantinsuyo empezó a existir una clara distinción entre la educación de las élites, tanto las cusqueñas como las de otras etnías sojuzgadas, y la de los "runas" o "gente común". Solo las primeras asistían al yachaywasi dirigido por el Amauta, o se especializaban en algún "oficio" con los maestros correspondientes (chasquis, kipucamayocs, haravecs o poetas, villac umu o sacerdotes, etc.). El pueblo, por su parte, seguía recibiendo la educación vivencial y práctica, de larga data en el mundo andino.
Las mujeres de élite, por su parte, eran educadas en el Acllawasi, lugares donde las Mamaconas eran quienes enseñaban lo relacionado el culto y el servicio doméstico. Las acllas fabricaban chicha y otros productos rituales de importancia. Y, como se sabe, fueron confundidas por los conquistadores con las así llamadas "vírgenes del sol".

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