lunes, 25 de agosto de 2014

Entreguismo sin fronteras

La información difundida por la revista Hildebrandt en sus Trece sobre concesiones de Alan García a empresas extranjeras en zonas de frontera –en violación del artículo 71 de la Constitución– no sorprende en un gobernante obsesionado por el interés personal, y carente del sentido de la defensa nacional.
Por eso mismo, resulta natural que de las 14 concesiones denunciadas, siete se ubiquen en Tacna.
La Constitución prohíbe concesiones a empresas extranjeras, aunque señala que se pueden otorgar por necesidad pública. El “doctor” García se amparó, sin fundamento, en esa restricción.
Me llamó la atención que una de las empresas foráneas así amparadas se ubicara en Challaviento. Es este un nombre histórico, por un hecho ocurrido en 1925 durante la ocupación chilena. Ese episodio aconteció cuando el joven Jorge Basadre estaba en Tacna, su tierra natal, como miembro de la comisión plebiscitaria peruana. Al hablar del caso, en diálogo directo, el maestro me refirió un contexto aleccionador.
Al retornar de Tacna, Basadre temía que José Carlos Mariátegui le reprochara su misión oficial, como “patriotera”. En un texto de la revista Amauta se ve la serenidad principista del Amauta al respecto. Pero hay algo más. Me contó el tacneño egregio cómo, al analizar el evento de la comunidad aimara de Challaviento, Mariátegui lo sometió al método de la encuesta. Le interrogó sobre la estructura de la propiedad y de la producción en ese poblado, sobre usos y costumbres de los campesinos. (Es lo que también hizo el autor de los 7 ensayos con el puneño Emilio Romero, respecto de las comunidades de Puno).
He aquí el relato de Basadre sobre Challaviento, incluido en las páginas 288 / 289 de su libro La vida y la historia:
“El asesinato de Challaviento había tenido como prólogo, según el relato unánime de los refugiados, escenas de opresión en diversas formas. El episodio decisivo, según los testimonios coincidían en mencionar unánimemente, surgió cuando uno de los carabineros apellidado Zurita, violó a Andrea Vicente, esposa de Roberto Velasco…
“Roberto Velasco tuvo el coraje de ir en defensa de su mujer. Vino un forcejeo en el que intervinieron los otros dos carabineros del puesto. Ellos asesinaron a Florentino Apaza, boliviano personero del pueblo. Se reunieron entonces todos los campesinos para defender a su coterráneo. Atrincherados los chilenos en el cuartel, empezaron a disparar con la finalidad de amedrentarlos. Entonces ellos incendiaron ese reducto… Al morir Zurita, los indios lo mutilaron, le cortaron el órgano genital y huyeron a la frontera peruana.”
El suceso es hasta ahora resentido por los militares chilenos. Quizá quieren vengarse en Challaviento. ◘

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