domingo, 24 de agosto de 2014

"ESTADO DE CHONGO", LA COLUMNA DE AUGUSTO ORTIZ DE ZEVALLOS

En los años 80, un provocador y librepensante Pablo Macera dijo un día que algunas cosas ocurrían en nuestra política porque “el Perú es un burdel” y eso le trajo encima un asedio con toda clase de retóricas condenas patrioteras.
Entonces Alfredo Bryce salió toreramente al quite por chicuelinas, diciendo que discrepaba porque los burdeles son ordenados.
Habría que inferir de ese reclamo de precisión semántica que para que un lugar de ciertas prácticas merezca ese nombre, que rima con hotel, necesita cierta formalidad. Algunamadame, algo que merezca un dibujo de Toulouse Lautrec o un bolero de Agustín Lara, que se inició de pianista en uno. Nos estaría diciendo Alfredo que un bulín no es, todavía, un burdel. Que hay chongos y chongos, así como hay hoteles y telos.
Nuestra política de estos días, que es de telo y no de hotel, recuerda y retrotrae esas disquisiciones. No es que haya un estado de sitio, una crisis, unos impasses, una pugna de poderes, un jaque, unas celadas o gambitos de ajedrez. Nada que merezca nombres elegantes, galicismos o latinajos. Lo que hay es un chongo.
Un damequetedoy. Me abstengo yo para que te abstengas tú de crearme problemas a mí.
De un lado. O de varios. Y, además, al frente, en esta novillada, no es que sobren habilidades. Ni para contar votos (pese a que hay calculadoras en todos los celulares) ni para evitar espantarlos diciendo verdades incómodas.
Difiramos, entonces, abstengámonos.
Ni a favor ni en contra sino todo lo contrario, ya lo decía Cantinflas.
Que pasen unos días y que a Salomé se le entreguen algunas cabecitas para la foto, una o dos, más que sea. O naranjas. Así que cambiemos algunas fichas para que no se note qué hay en el chaufa.
Además nadie quiere perder su chamba de treinta lucas, más choferes y viajecitos. Pero hay que encarnar personajes y salir bien peinados en esta telenovela
“Al fondo hay chongo”, variante de “Al fondo hay sitio”.
Y mientras la avenida Abancay presenta ese programa de telenovelas dramáticas y que se quisieran verbosas, las candidaturas a la alcaldía de los distritos de Lima presentan y prodiganselfies de todos los colores.
Todos adoran su distrito, todos van a salvarlo, todos van a ser sus policías y también sus enfermeras, aunque no tengan pito que tocar en esos temas. A fin de cuentas, ya falta poco, no habrá debates locales y nadie sabe muy bien, empezando por los candidatos, qué se puede hacer en cada una de las 43 absurdas delimitaciones o taifas en que Lima se divide y más bien se disuelve. Adentro de las cuales están problemas pero no soluciones, porque Lima es y se vive como una metrópoli y no como cuarenta y tres piezas de un rompecabezas que nadie sabe armar. Lima tampoco, con planes ingenuos, declaratorios e irreales.
En cambio, sorprendió bien el debate sobre Lima, bien organizado por el Colegio de Periodistas. Y bien actuado por la prensa, demostrando que los periodistas son mejores que sus medios y que si los dejaran opinar y expresarse, nuestra prensa sería otra cosa que lo que es.
Y que es así ahora porque más que importar en ellos los comités de redactores, importan, deciden y mandan a escribir, atacar, difamar o engolosinar los accionistas. Y entonces la concentración lo agrava. Desinformar.
A veces con sorprendentes coincidencias, como soltar el mismo día de ese debate, desde la Contraloría, un comunicado prematuro y especulatorio, para regalar armas arrojadizas. Satanizando a gente de calidad que no merece este maltrato manipulador.
Como tampoco, por cierto, se puede entender los agravios que hace días, en su carátula, en una nota encargada a un aprendiz (¿?), dedicó El Comercio a artistas valiosos. Echar al agua haber sido una referencia, reaprender recetas del peor momento de la prensa chicha.
En los chongos todo vale, suponemos, pero los limeños y los peruanos merecemos bastante más que lo que creen demasiados políticos y medios.
‘Refraseando’ a Macera y a Bryce, porque eso es lo que ellos ironizaban, no es el Perú un chongo, aunque su clase política, demasiadas veces, sí.
A desenchongar podría haber cantado Mercedes Sosa.
Y esperemos a ver si esta semana, en este país cuya crisis ya no es económica ni de viabilidad, sino política y de liderazgo, hay gobernabilidad, gobernanza y esas palabrejas de moda.

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