lunes, 26 de octubre de 2015

PERU: Corrupción conyugal


Difícil imaginar que tras una larga campaña electoral a la cabeza de sectores radicales, cuando ganaba simpatías con sus críticas al neoliberalismo y a la corrupción, Ollanta Humala gobierne en nombre de los grandes empresarios y termine arrollado por la corrupción.
Los últimos días han sido particularmente complicados para el gobierno, tras una larga crisis que parece que seguirá hundiéndolo. A la renuncia de la vicepresidenta Marisol Espinoza, se suman la arbitraria destitución de la valiente procuradora Julia Príncipe y la inmediata caída, por sobón, del Ministro de Justicia. Como telón de fondo, la dura derrota, por unanimidad, de la señora Nadine Heredia en el Tribunal Constitucional.
Perdiendo los papeles, la defensa de la primera dama, acababa de exigirle al presidente del TC, que se abstenga en el caso de agravio constitucional, planteado por el Ministerio Público. Recordemos que un juez decidió avalar el hábeas corpus de Heredia, para que la fiscalía suspenda toda investigación sobre lavado de activos.
De paso, un fiscal del Callao le abría otro expediente por contrabando, tomando como pruebas las joyas y artículos de lujo que, por valor de 38 mil dólares, introdujo al país sin declarar. “Cosas de mujeres”, dijo entonces un desaprensivo presidente.
Todo el país conoce ya a estas alturas, que las acciones dolosas no son novedad. Con el caso de Martín Belaunde Lossio, salieron a luz no solo el tráfico de influencias que aseguraba jugosos contratos públicos, sino empresas ficticias inventadas para financiar a la jefa. También el manejo de millones de dólares provenientes del saqueo chavista a Venezuela y del soborno de transnacionales brasileñas.
Repitiendo la misma estrategia, desde el fujimorismo no se escuchaba la palabra corrupción repetida a cada minuto, para crucificar a sus enemigos, en particular al Apra y Alan García.
La Mega comisión fue un espectáculo que acaparó primeras planas durante años. La farsa terminó con la renuncia de su presidente al nacionalismo. Encima, para vergüenza de sus acusadores, con las conclusiones del Congreso y del Ministerio Público, de que García no tenía ningún desbalance patrimonial.
Galardón que la pareja presidencial no puede enarbolar hoy en día. Su hasta hace poco injustificable nivel de vida, empieza a explicarse con los escándalos de corrupción que los complican cada vez más.
Si uno revisa las fechas, la fiesta empezó desde antes de la fundación del PNP. Cuando ni el sueldo de comandante o el escaso tiempo de agregado militar lo justificaban, la pareja radical ya gastaba a diestra y siniestra, sin que nadie se preocupara de pedirles las cuentas, que ahora aparecen en las agendas. Su primera campaña fue ya un sorprendente despliegue, superada de lejos el 2011.
Los Humala dejan varios viudos en el camino, en particular los fragmentados micro partidos de la izquierda, los primeros en ilusionarse con el discurso fascistoide, haciéndose de la vista gorda hasta ayer.

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