domingo, 18 de octubre de 2015

LEON TRATHEMBERG: Prohibido reírse en la escuela

Hasta ahora no entiendo por qué tantos colegios son espacios fríos, rígidos, solemnes, tristes,  en los que la alegría, risa y humor están ausentes de las clases. Parecería ser que el mensaje tradicional implícito es que la escuela es un lugar serio, de trabajo esforzado, de obediencia a las  consignas “sin chistar”, en el que la risa rompería la tensión  disciplinaria como podría ocurrir en medio de una formación militar. 
Es curioso que siendo el humor y la risa uno de los actos alegres más inclusivos sea algo tan implícitamente prohibitivo. Los estudios psicológicos sobre el humor muestran que un ambiente  alegre es saludable y en él los alumnos están más motivados, tienen menos estrés, aprenden mejor, sienten la sensación de bienestar y se distraen de las preocupaciones que ocupan la mente, tal como se observa aún en algunas aulas de educación inicial amables. Además de mejorar el clima y el ambiente de clase, fomenta la creatividad debido a que en un ambiente de temor e intimidación se hace más difícil crear y desarrollar nuevas ideas (Begoña García, U. de Valladolid).
Para conseguirlo, el profesor debe transmitir disfrute con lo que hace y desarrollar actividades lúdicas relacionadas con su materia, mostrarse sonriente, transmitir flexibilidad e ilusión y buena actitud aún ante los errores.
Me pregunto qué pasaría si las clases de los profesores empezaran pidiéndoles a los alumnos que  cuenten algún chiste (apropiado a la edad y convenciones del respeto), para reírse todos  haciendo de la alegría la antesala al tema a tratar.  ¿No es hora de repensar la vida escolar?

No hay comentarios:

Publicar un comentario