Nadine Heredia pasó de los oropeles del Palacio Real de Madrid a los griteríos del Congreso de la República. La Primera Dama, cercada una vez más por una decena de congresistas nacionalistas, arribó a la sede del Palacio Legislativo la tarde del martes 14 para comparecer, en calidad de investigada, ante la comisión Belaunde Lossio. Todos ellos ingresaron con ella a la sala Bolognesi para intervenir en el debate.
Los pasillos y el hall de los Pasos Perdidos estaban intervenidos por Seguridad del Estado desde la una de la tarde.
Heredia se apresuró en proponer que la sesión se abriera al público. Sn embargo, Marisol Pérez Tello, Marco Falconí, Segundo Tapia y el propio Mulder votaron en contra. Solo apoyaron la propuesta Yonhy Lescano y Teófilo Gamarra. Los papeles se habían invertido. Cuando Alan García acudió a declarar a la Megacomisión el nacionalismo estuvo a favor de mantener la reserva de la sesión y los apristas pidieron que fuese pública.
Gamarra, José Urquizo y Rubén Coa salieron de la sala Bolognesi, donde se desarrollaba el interrogatorio, para dar una breve conferencia de prensa. “La señora Heredia mostró toda la voluntad de absolver las preguntas en público. Sin embargo, no sé a qué le temen, por qué impiden que se enteren los medios de comunicación”, comentó Gamarra. En paralelo, Heredia rebotaba mensajes de apoyo en Twitter y una pequeña “portátil” exigía audiencia pública en la avenida Abancay bajo la garúa.
El nacionalista también advirtió que, como había ocurrido con el exministro de Justicia, Daniel Figallo, la comisión pretendía investigar al exministro del Interior Daniel Urresti y al expremier Juan Jiménez. Martín Belaunde está en Piedras Gordas pero aún insisten, en necedad que va contra los hechos, en que hubo una orden de Palacio para encubrir a Belaunde. Según Pérez Tello, la investigación a Figallo responde a un interés por conocer si el investigado tenía influencia al más alto nivel.
Tres horas más tarde, Heredia lanzó el petardo contra Pérez Tello. La acusó de preguntarle en una sesión pasada al exgerente de Antalsis Perú, Rodrigo Arosemena, sobre una posible relación sentimental entre ambos, tomando como referencia un chisme que había circulado hace varios meses por las redacciones.
“Este es el tipo de preguntas, fuera del marco de la comisión, que esta presidenta, le hace a un invitado, denigrando a una mujer, esposa y madre como ella ¿Tiene calidad moral para presidir una comisión investigadora?”, cuestionó. “Si quería saciar su morbo, su chismografía, pues llamaba al señor en cuestión y le preguntaba fuera de la comisión. O me lo preguntaba a mí y me llamaba por teléfono. Ella sabía que esto no era cierto porque esto es un chisme propalado por nuestros adversarios políticos. Pero no, hizo que conste en actas”, exclamó.
Mauricio Mulder contó que, durante la sesión, la Primera Dama acusó al APRA de difundir el rumor. “La señora perdió los papeles, golpeó la mesa y no retiró nada. Como vimos que lo que buscaba era victimizarse, y con 18 congresistas gritando, yo voté a favor de que la sesión se mantuviera en reserva”, explicó a la prensa. “El señor (Arosemena) desmintió y ahí quedó la pregunta. La congresista Marisol dijo que si con su pregunta había ofendido le pedía disculpas”, agregó.
Pérez Tello, se defendió argumentando que la pregunta “tenía como objetivo deslindar precisamente estos chismes malintencionados. “La pregunta fue directa, la respuesta fue directa y para mí el tema quedó zanjado, tanto así que no se volvió a mencionar”.
La tarea encomendada a la comisión por el Pleno también se ha puesto en discusión.
Según la defensa de la Primera Dama, la misión de los congresistas es investigar las contrataciones irregulares de Belaunde Lossio con el Estado. De ahí que Heredia se niegue a responder preguntas sobre compras con la tarjeta extendida de Rocío Calderón, las denuncias de María Elena Llanos, los viajes a España y Venezuela que coinciden con los de Belaunde Lossio, los depósitos de la empresa venezolana Kaysamak o su vínculo con Roxana Altuna.
Todos esos temas fueron abordados en la sesión pero no fueron contestados. Para Heredia, están fuera del marco de la comisión y no ameritan que haya pasado a calidad de investigada. “Los congresistas que son reyes, creen que puedan preguntar de todo”, fustigó la Primera Dama.
Con su justificada y elocuente indignación, Heredia recuperó puntos y repelió la agresión personal desde el terreno político. En el mes de los circos puso a la oposición en la carpa. Su abogado Eduardo Roy Gates dice que la intención de la comisión al pasarla a investigada es levantar su secreto bancario. La pregunta se cae de madura: ¿si Heredia no tiene nada que ocultar por qué no aprovecha el ímpetu y pone toda la información de sus cuentas sobre la mesa?
“El objeto de la comisión es que Belaunde Lossio debe ser investigado en los ilícitos que pudiera haber cometido, en el ejercicio de su condición de empresario y como miembro del Partido Nacionalista, con gobiernos regionales. Si en esa investigación, que incluye delito de lavado de activos, uno encuentra que personas, dentro de la sospecha de lavado de activos, reciben dinero en efectivo, entonces uno tiene que llamar a esas personas”, retrucó Mulder.
“No tengo nada que ver con las supuestas contrataciones irregulares de las que se le acusa al señor MBL”, dijo antes de abandonar el parlamento. La portátil del nacionalismo se trasladó a la Plaza de Armas para seguir arengando al Presidente y su mujer. Como si se equivocaran de año, un cartel pedía cambio de Constitución.
No sabían que Heredia iba rumbo a la embajada de Francia para encontrarse con el Presidente y participar en el 266 aniversario de la toma de la Bastilla y el Día de Francia. La oposición aún no logra llevarla a la guillotina. Al menos por ahora.
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