miércoles, 22 de julio de 2015

ACTUALIDAD PERU : HUELGAS, TERRORISMO Y DICTADURAS QUE MUDARON LA PARADA MILITAR


Un poco de historia sobre las tan populares paradas militares y sobre el significado de las banderas en las casas que hoy se han vuelto tan imprescindibles como los panetones en diciembre.
Por Andy Livise
Esta semana, a través de un enlace vía microondas, una reportera daba cuenta, muy preocupada ella, por la poca venta de banderas. La vendedora ambulante confirmaba la reducida demanda, pero no como síntoma de falta de patriotismo, como la reportera intentó informar.
Lo cierto es que, así como la periodista, miles (o acaso millones) de peruanos consideran de vital importancia demostrar de algún modo su patriotismo durante julio. Una fuerza, parecida a la que en Navidad los obliga a comprar compulsivamente, se apodera de miles de ciudadanos que se prenden una escarapela en el pecho o que embanderan los techos de sus casas.
Algunos, como buscando exponer más el supuesto amor por su patria, toman la iniciativa y cuelgan la bandera con el escudo nacional dibujado en el medio, a pesar de que esto se encuentre prohibido por ley: este tipo de banderas están reservadas para las instituciones públicas.
¿Qué motiva a tanto empalagoso amor patriota? “El embaderamiento es parte de todo el proceso de la Independencia del Perú. Esa tradición de la simbología  la heredamos como símbolo patrio de la Revolución francesa, pero como tradición propiamente dicha viene desde tiempos muy antiguos, probablemente con los españoles y sus estandartes”, explica la historiadora Lourdes Medina Montoya.
La especialista añade que durante la Independencia, la bandera se consolidó como el símbolo de identidad, de peruanidad, “como una forma de demostrar que nos sentimos partes de la nación y que nos sentimos felices de ello”.
Razón no le falta. El embanderamiento siempre se ha presentado durante momentos de reafirmación patriótica. Ello lo sabe el expresidente Alan García Pérez, quien no tuvo mejor idea para ganar réditos políticos que proponer a los peruanos que izaran el pabellón nacional el día que la Corte de Justicia de la Haya dictara sentencia al culminar el juicio que seguíamos contra Chile.
En esa oportunidad, sin embargo, los ciudadanos y distintos partidos políticos como Perú Posible, Acción Popular y Gana Perú criticaron la sugerencia chauvinista y populista de García.
Medina Montoya continúa explicando que la historia cuenta que desde los primeros movimientos separatistas del poder colonial ya existían las banderas. “En los libros se hablan de banderas tupacamaristas, aunque en realidad yo las identificaría como estandartes de los ejércitos”, precisa Morales.
Para la especialista, esos estandartes militares derivan en banderas justamente porque los ejércitos son vistos por la ciudadanía como el conjunto armado que defiende la integridad de la patria.
“El ejército recluta a los hijos de los ciudadanos. Por eso los ciudadanos de a pie también se identifican con el Ejército, porque ante cualquier peligro de la patria, es el Ejército el que sale a defenderla”, interpreta.
PARADA MILITAR
¿No es acaso la tradicional Parada Militar el mejor ejemplo que demuestra la identificación fervorosa de nuestros compatriotas con los ejércitos? Los ciudadanos se amanecen y hasta pagan por un espacio en el estrado que les permita atisbar a los monótonos militares levantando las piernas para estrellarlas contra el suelo, así como las armas más modernas que nuestro presupuesto nos puede permitir comprar.
Esta tradicional actividad nació el sábado 28 de julio de 1821, es decir, el Día de la Independencia de nuestra nación, cuando la población limeña vio ingresar a la Plaza de Armas de Lima  al ejército libertador encabezado por el general don José de San Martin.
La tradicional diligencia usualmente comienza con la revista de la guardia de honor de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, con el posterior izamiento de la bandera y la interpretación del himno nacional. Acto seguido se rinde honores a los héroes caídos de la patria, y finalmente se solicita la autorización al presidente de la República para comenzar oficialmente la ceremonia.
Pero el tradicional espectáculo no siempre fue así de pacífico.  Por ejemplo, durante el gobierno del general Juan Velasco Alvarado, específicamente en 1975, tuvo que suspenderse esta actividad debido a la Huelga Policial del 5  de febrero de dicho año. Durante tres años más se prescindió de la ceremonia militar.
Bajo el gobierno del general Francisco Morales Bermúdez, el 29 de julio de 1979, se reanuda la Parada Militar en la avenida Brasil. La medida de fuerza se efectuó por el centenario de la Guerra del Pacífico, evento que hoy continúa resultando traumático para miles de peruanos.
La avenida Brasil, por supuesto, no fue siempre el único escenario del evento. El 27 de julio de 1984, el presidente Belaúnde Terry dispuso que la Parada Militar se desarrolle en la avenida y plaza Grau,  con motivo de la conmemoración de los 150 años del natalicio del máximo héroe peruano: don Miguel Grau Seminario.
Con Alan García, durante su primer mandato, la festividad pasó a ejecutarse en la Plaza de Armas de Lima. Así sucedió desde 1986 hasta 1989, debido al convulsionado contexto que se vivía por el conflicto armado interno que enfrentaba al Estado y a Sendero Luminoso.
Tras la victoria pírrica del Estado peruano en esta guerra interna, las paradas militares retornaron a la popular avenida Brasil. La ubicación volvería a cambiar hacia el año 2000, cuando el fraudulento presidente Alberto Fujimori Fujimori se enfrentaba a la Marcha de los Cuatro Suyos.
El miedo a las protestas de la población, que ya no lo quería para un tercer mandato presidencial, lo obligaron a desplazar la Parada Militar al lugar donde vivió temporalmente junto a Vladimiro Montesinos: el Cuartel General del Ejército, conocido popularmente como el Pentagonito.
Con el retorno de la democracia liberal al país, las siguientes anécdotas con respecto a este evento distaron de ser tormentosas. En el 2001, Alejandro Toledo dispuso que la ceremonia se cambiara para el 30 de julio por un cruce con su agenda política,  mientras que en el 2009, Alan García canceló el evento por temor a la propagación de la gripe AH1N1.
Hoy, lo más belicoso que se ha registrado en vísperas a este desfile es la demarcación de la pista por parte de algunos avispados que buscan alquilar las zonas a los patriotas que anhelan atisbar a sus Fuerzas Armadas.
NO TODOS ASIENTAN
Hoy,  la Ley dispone que el izamiento de la bandera del pabellón peruano efectúe en las viviendas y empresas privadas durante los días 27, 28, 29 y 30 de julio, así como el 9 de diciembre (Batalla de Ayacucho).
No todos, sin embargo se sienten a gusto con esta  medida coercitiva.  El abogado peruano licenciado en Derecho por la Universidad de Salamanca, José María Rodríguez, cuestionó así a la polémica ley:
“¿De verdad les parece “normal” el tener una legislación que nos obliga a izar la bandera? ¿No conculca, directamente, la libertad de conciencia (artículo 2.3 de la Constitución Política del Perú) además de atentar de forma directa al derecho a callar sobre las convicciones políticas o ideológicas propias (artículo 2.17 de la Constitución)?”, escribió en su blog Una bitácora de Jomra.
Hay, pues, quienes todavía viven esperanzados en las palabras de don Manuel González Prada: "Los hombres de nacionalidad distinta i de sentimientos i aspiraciones iguales son como bosques de árboles jigantescos: tienen separados los troncos, pero confunden sus raíces i entrelazan sus copas: se juntan por lo más profundo y lo más elevado".

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