jueves, 23 de julio de 2015

PERU : Ciudad de m

No sonará elegante, pero no le faltó razón a Daniel Abugattás cuando dijo, por las denuncias contra Nadine Heredia, que al final quedará la impresión ante la ciudadanía de que, junto con políticos como Alan García, Keiko Fujimori, Alejandro Toledo o Pedro Pablo Kuczynski, “todos son la misma M”.
 
Por un lado, no todas las denuncias contra la primera dama tienen dicha intencionalidad, pues hay algunos hechos que deben ser aclarados en el marco de la transparencia que se le debe exigir a cualquier persona que ejerce poder, especialmente si su ubicación física temporal está en Palacio de Gobierno.
 
Por el otro lado, el comentario de Abugattás puede ser incorrecto cuando se refiere a que esa es la impresión que está quedando en la ciudadanía, pues, desde hace mucho tiempo, la mayoría de peruanos cree que somos gobernados, sin distingo del color político, por una pandilla de asaltantes del erario.
 
De un modo confuso, por cierto, al punto que Nadine Heredia es percibida hoy como la política más corrupta del país, una creencia, sin duda, con poco fundamento. 
 
Suena duro, es cierto, pero los peruanos tienen la impresión terrible de que todos los políticos son corruptos. Y hay algunas razones que justifican dicha creencia.
 
Los vladivideos, por ejemplo, expusieron a los peruanos, de un modo descarnado, el back-office de esa podredumbre con la que se manejan muchos asuntos en el Perú.
Y quienes crean que este fenómeno es reciente, dense una vueltecita por la feria del libro y compren ‘Historia de la Corrupción en el Perú’ de Alfonso Quiroz en el stand del IEP. Una historia de terror.
Esta lacra no es, además, patrimonio peruano. El 7% de aprobación de la presidenta Dilma Rousseff se explica por la percepción de corrupción gubernamental en Brasil. 
 
A su vez, el ex presidente uruguayo Jorge Batlle, en una inolvidable entrevista a Bloomberg TV, dijo que todos los políticos argentinos “son una manga de ladrones”.
  
Volviendo al Perú, las denuncias de corrupción van a ser el menú cotidiano de la campaña electoral que está arrancando, y eso ya lo estamos viendo en estos días en los que, al estilo de Laura Bozzo, podría armarse un programa diciendo, con relación a los principales políticos del momento, que pase el marido, la suegra, el amante, o el tramitador de indultos de narcotraficantes.
 
Esto recién empieza. La temática central de la campaña que viene serán las acusaciones a los candidatos presidenciales, lo que impedirá que temas medulares como la educación, la salud o la inseguridad ingresen a la agenda, aunque es cierto que la lucha anticorrupción también constituye un tema capital.

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