jueves, 30 de julio de 2015

EDUCACION PERU: Estímulo al desarrollo del lenguaje infantil


Leon Trahtemberg
Hay un mito muy presente en la cultura de crianza actual que señala que un niño expuesto desde el vientre materno  a la  música, conversaciones de padres, y una vez nacido a videos de los personajes-caricaturas de la TV que usan un vocabulario amplio, favorecerán al niño para que hable más temprano, desarrolle un mejor vocabulario y obtenga posteriores beneficios al iniciarse en la lectoescritura con las consecuentes ventajas escolares. Así mismo, que exponerlos ante dibujos animados con muchos colores, movimientos y palabras será igualmente estimulante. 
Resulta que nada de eso se sostiene en la investigación científica actualizada que encuentra que eso no tiene mayor efecto ni ventaja  frente a cualquier programa común de TV en el que se ve a adultos en primeros planos hablando; incluso a veces los dibujos animados empobrecen el desarrollo del vocabulario.
Andrew Meltzoff, Patricia Kuhl, Jennifer Schwade, entre otros señalan que los progresos de un niño no ocurren cuando oyen a otros sino cuando sus interlocutores, inicialmente los padres, reaccionan comentando después de sus balbuceos, a manera de diálogo, en el que los bebes inician una conversación. Así mismo, si los padres etiquetan con palabras los objetos sobre los cuales los bebes focalizan su atención (mesa, silla, vaso, caja, cocina), les dan movimiento al mencionar la palabra (para mostrar que son objetos independientes) y más aún cuando más de una persona usa las palabras para designar los objetos. De ese modo los niños van registrando los distintos sonidos que permiten decir la misma palabra.  
Pero lo que importa no es que la mamá empiece la conversación, sino que continúe la que inicia su bebe, desde sus primeros balbuceos. Esta pauta pregunta-respuesta  enseña al cerebro del niño dos cosas: una, que los sonidos que salen de su boca afectan a sus padres y captan su atención, que pronunciar es importante y no es algo carente de significado. En segundo lugar, el niño puede asociar un objeto con la palabra correspondiente, de modo que escucha y asocia la palabra con el objeto que mira o agarra. Esa interactividad con los adultos resulta muy estimulante, frente a la exposición a la TV, videos o tablets en la que son pasivos en su lenguaje. (Educar hoy, Bronson & Merryman, Cap 10)

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