domingo, 8 de junio de 2014

Soy corrupto y hago lo que quiero


La periodista Rocío Maldonado escribió lo siguiente en La República del 25 de mayo de 2014: "La última encuesta de GFK nacional urbana muestra el escepticismo de la ciudadanía respecto a la voluntad política para luchar contra la corrupción de instituciones como el Congreso, el Poder Judicial, la Contraloría General de la República y el Presidente de la República". El Poder Judicial, como parte del sistema judicial, es la máxima expresión de la civilización; dicho de otra manera, sin un sistema judicial justo y oportuno estamos más cerca de la barbarie, de la dictadura y del abuso cotidiano. La encuesta antes citada tiene como objetivo conocer la opinión, comportamiento y hábitos de los peruanos frente a diversos temas políticos, sociales, económicos, culturales y su opinión frente a la situación gubernamental.
La encuesta probabilística de GFK está centrada en la percepción del electorado en la institucionalidad política. En relación al Poder Judicial, la pregunta fue la siguiente: De acuerdo a su opinión, ¿usted cree que hay voluntad política para luchar contra la corrupción de parte del Poder Judicial? Las respuestas son catastróficas; el 37% de la ciudadanía respondió que definitivamente no existía esa voluntad política y el 34% declaró que probablemente no existía esa voluntad de luchar contra la corrupción. La suma de estos dos porcentajes nos muestra que el 71% de la ciudadanía cree que el Poder Judicial está podrido de cabo a rabo. Es evidente que la frase "voluntad política" es un eufemismo, una manera de decir que la corrupción maneja al Poder Judicial porque el objetivo principal de esta institución tutelar es luchar contra la corrupción. Incumplir un objetivo de una institución encargada de la justicia es la peor expresión de la corrupción.
Hernán Chaparro, gerente de GFK escribió una columna titulada "Demandas al Poder", en la cual señaló lo siguiente: "... el panorama es sombrío si se ve en conjunto qué piensa la gente sobre la voluntad política para combatirla, el nivel de injerencia partidaria en el Poder Judicial (que sería uno de los llamados a luchar contra la corrupción) y la evaluación de quienes tienen el poder en los gobiernos regionales". En relación al primer tema, la pregunta fue la siguiente: ¿Usted cree, en general, que el Poder Judicial actúa con autonomía bajo intereses personales o bajo intereses de partidos políticos? La inmensa mayoría de los que tienen 18 años o más y tiene DNI no cree en la autonomía del Poder Judicial: 55% declara que actúa por interés de partidos políticos y 31% por intereses particulares. 86% de los ciudadanos reitera su escepticismo en relación a la justicia peruana.
Cuando se les repreguntó solo a los que respondieron que el Poder Judicial actúa por interés de partidos políticos qué partidos tienen influencia en el Poder Judicial, el 60% contestó de manera espontánea: APRA, superando al nacionalismo, es decir, al partido de gobierno, que llegó al 40%. Esta percepción negativa del APRA en relación a uno de los más graves problemas del país puede resultar nefasto para los objetivos electorales de Alan García y de su disminuido partido político. Desde mi punto de vista, esta continua percepción del electorado puede ser más difícil de superar que una campaña destructiva basada en los narcoindultos. Cada año aumentan los ciudadanos que asocian la corrupción de la justicia con el partido aprista.
La situación de la Presidencia de la República, en relación a la institucionalidad política, también continúa en una situación crítica. Cuando se preguntó: ¿Usted cree que hay voluntad política para luchar contra la corrupción de parte del Presidente de la República? El 30% dijo que definitivamente Ollanta Humala no tiene esa voluntad y el 27% afirmó que probablemente no exista tal situación. En el caso del Presidente, el concepto de "voluntad política" es clarísimo. Para 57% de los electores Humala no tiene la potencia volitiva, la decisión política de luchar contra la corrupción, que es una de sus muchas obligaciones. Tal como señalamos en Correo Semanal Nº 161: "Un sector de este 'lumpencapitalismo' también se está infiltrando en los sectores políticos sociales y legales de la sociedad peruana". Sin un Poder Judicial fuerte y con un Presidente irresoluto a la elite delictiva, el 'lumpencapitalismo' seguirá creciendo.
En lo que se refiere a las regiones, 40% del electorado dice que el presidente regional es el que tiene más poder, luego siguen los grupos locales vinculados a la corrupción con 17% y los grupos vinculados a la delincuencia con 15%. Si el que tiene más poder, el presidente de la región, es corrupto, la situación del elector regional es inviable. En la medida en que se compruebe que la realidad se acerca a la visión negativa de los electores será cada vez más evidente que el Perú necesita una revolución moral que tiene que basarse en un cambio radical de la sociedad peruana. Este cambio no puede estar dirigido por una inexistente "dictadura del proletariado", sino por un grupo de líderes que usen de manera exclusiva la fuerza del Estado para buscar una sociedad solidaria. Este cambio no es imposible. Salvo mejor opinión.

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