domingo, 15 de junio de 2014

Encuestas, “totalitarios” y neoliberales


Una encuesta de Datum sirve a la idea de crear una nueva división en la sociedad entre totalitarios y conservadores versus liberales y centristas. Una suerte de neomacartismo.
Luego de leer la encuesta de opinión pública a nivel nacional de Datum Internacional de junio (Pulso Perú), especialmente la sección correspondiente a la “segmentación ideológica de los peruanos”, cabe, cuando menos, un par de preguntas: si el cuestionario de esa parte y la escala correspondiente fue confeccionado por Datum o por los contratantes, los diarios Perú 21, Gestión y Frecuencia Latina.
Si fue por DATUM Internacional, sus técnicos deberían tomar urgentemente unas clases de sociología, en particular en lo referente a métodos cuantitativos y cualitativos; mientras que si fueron los “clientes contratantes” estamos ante una encuesta abiertamente sesgada y de propaganda ideológica.
Sostener que una persona es “totalitaria” porque considera que “los sindicatos son para proteger los derechos y el Estado debe financiarlos” o porque se afirma que el “Estado debe gestionar los centros de salud pública” o porque los “ricos deben pagar más impuestos para más prestaciones” es tan arbitrario como afirmar que uno es conservador porque piensa que hay que “limitar la inmigración” o “no limitar el comercio internacional”. En estadística esto se llama “correlaciones espurias”.
Se podría afirmar que la sección “segmentación ideológica de los peruanos”, está diseñada según requerimientos de los clientes. Estamos ante una suerte de “mercenarismo encuestocrático” que mostraría los nexos políticos entre algunas agencias encuestadoras y los medios de comunicación.
No me resulta extraño que hace unos años un fiscal, luego de un largo proceso de investigación, pidió ocho años de cárcel “para los representantes de las encuestadoras Datum y CPI, Manuel Torrado Bermejo y Manuel Arnaldo Saavedra Castro, por supuestamente recibir dinero de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos para favorecer la reelección presidencial en las elecciones del año 2000” (La República 07/05/11).
En realidad, las encuestas, al estar al servicio de algunos medios determinados, sirven para que los mismos —como bien podría suceder en este caso— acusen de totalitarios a quienes no comulgan con sus ideas neoliberales.
Se crea una suerte de muñeco al gusto del cliente para luego golpearlo porque expresa valores negativos. No importa que para ello se obvie, sin ningún pudor ni rubor, el más elemental profesionalismo en este campo y que hasta, incluso, un conocido politólogo, que escribe en uno de los diarios contratantes, comente esta sección para legitimarla como instrumento serio y de valor científico.
La manipulación es tan burda que la encuesta confunde categorías o conceptos; por ejemplo, en la pregunta sobre relaciones sexuales equipara libertad sexual, poligamia, homosexualidad y prostitución.
Si el encuestado está a favor de que las “leyes no deben entrometerse en las relaciones sexuales” es “liberal” y si está a favor de controlar la poligamia, la homosexualidad o la prostitución es “conservador” o “totalitario”.
En realidad, uno puede estar a favor de relaciones sexuales libres y estar de acuerdo con el control de la prostitución por razones de salud pública como sucede en muchos países democráticos.
Pero más allá de este punto, que atañe directamente al escaso profesionalismo y a la falta de seriedad de la encuesta de marras, queda claro que la próxima ofensiva de la derecha contra el sector progresista y de izquierda va en esa dirección: tachar de totalitarios a todos aquellos que se desvían del credo neoliberal y del “pensamiento único”.
La idea es crear una nueva división en la sociedad entre totalitarios y conservadores versus liberales y centristas. Una suerte de neomacartismo.
Ya no se acusará a la izquierda o al sector progresista de comunista sino de totalitario o conservador, tratando de hacer una asimilación con la extrema derecha europea que ha levantado banderas proteccionistas o antimigrantes en las últimas elecciones para el europarlamento.
Por eso no es extraño que en la encuesta los totalitarios y los conservadores sean aquellos que buscan limitar o regular la migración y proteger la economía mientras que los liberales afirmen que no se debe “impedir la migración” ni “limitar el comercio internacional”.
Lo que esconde esta encuesta es el gran temor de la derecha al constatar que un 51% de los encuestados está en contra del “actual modelo económico” así como también las dificultades visibles del mismo. A ello se puede añadir opiniones contrarias en una serie de temas muy caros e importantes de la prédica neoliberal.
Un buen porcentaje de los entrevistados cree que se “debe limitar la entrada de productos de otros países para favorecer a los productores nacionales”; que “las pensiones de jubilación deben estar garantizadas por el Estado…”; que “el Estado debe encargarse de eliminar o reducir la desigualdad y la pobreza en la sociedad”; que “el Estado debe gestionar centros médicos públicos…”; que los “sindicatos son importantes para proteger los derechos laborales”.
Sospecho que para los clientes contratantes de la encuesta todos los entrevistados son totalitarios porque cuestionan el sentido común neoliberal que los medios machaconamente intentan imponer.
Este temor a los llamados “totalitarios”, con seguridad, se proyectará en las elecciones del 2016 porque, como muestra la encuesta, hay un sector de la población descontento con el actual modelo que, hasta ahora, se resiste al discurso neoliberal y que bien podría optar por un candidato “totalitario” en las próximas elecciones presidenciales.

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