domingo, 1 de junio de 2014

La metamorfosis de Rómulo León



"Profesor", lo llaman sus alumnos más empeñosos. "Profesor Rómulo León Alegría".
Sí, el exministro aprista, quien protagonizó el escándalo de los "Petroaudios" en 2008, es hoy un "entrenador político" de congresistas, alcaldes y, por más increíble que parezca, aspirantes al sillón presidencial.
"Uno nunca sabe lo que tiene entre manos", confiesa sin rubor.
Bajo el programa "Marketing Político (MKP-2014)", su academia busca "pulir" a quienes sueñan con hacer mítines y regalar polos de campaña.
"Si sabes, enseñas. Y si no sabes, pues, aprendes ¿no?", reflexiona León Alegría, parafraseando al lider histórico del Apra, Víctor Raúl Haya de la Torre.
VOCACIÓN. Todo empezó a inicios de año, cuenta León Alegría a Correo, cuando un "compañero", preso del pánico escénico, corrió hacia él, desesperado, porque en política la oratoria se vuelve pieza clave. Fue allí que se "redescubrió" y encontró su nueva vocación: la docencia.
"Hay que plantarse bien para que a uno no le tiemblen las piernas. ¿A quién no le ha sucedido? A mí me temblaron la primera vez que me presenté en la Cámara de Diputados. No es fácil pararte a hablar frente todos esos tigres", recuerda el exministro aprista.
"No todos somos Alan García", agrega.
Una maestría en Gobierno y Gestión Pública, un doctorado en Gobierno y Política Pública y 30 años de experiencia en las arenas políticas, asegura, lo convierten en el profesor ideal.
"¿Un hombre que quiere ganar dinero mal habido va a ponerse a estudiar tanto? No tiene sentido. Yo tengo otra formación", alega.
Los buenos resultados se hicieron notar, cuenta, y, producto de ello, se corrió la voz como reguero de pólvora entre los partidos políticos. Hasta el día de hoy cuenta con casi la misma cuota de "discípulos" que Jesús.
"Dios no me ha abandonado", dice.
Hoy, sin embargo, afronta una acusación penal que pide hasta siete años y seis meses de prisión por presunto tráfico de influencias, cohecho pasivo propio y de negociación incompatible por el caso "Petroaudios".
"Estoy libre de pecado. Soy inocente -se defiende-, yo también necesito recursearme ¿no? La plata no cae sola".
INICIOS. Dentro de un tríptico se resume lo que León Alegría llama "el camino para ganar una elección".
El curso consta de 15 horas lectivas, aunque el tiempo es referencial. "Todo depende del alumno", indica.
Convencido de que algún día llenará auditorios, se mentaliza dictando clases desde la sala de su departamento, ubicado en Miraflores. La imagen de Haya de la Torre, "infaltable", viste una de las paredes de su sala.
"No importa si son (congresistas) de otras bancadas, yo respeto su ideología política. La cosa aquí es aprender", agrega.
Al término del curso 'MKP-2014', Rómulo promete que el candidato será capaz de interpretar las "motivaciones que impulsan a los electores", "mejorar su empatía con el público y fortalecer sus habilidades comunicativas.
Por ello, una de las pruebas consiste en simular un discurso sobre temas de coyuntura frente a una cámara de video. Un escándalo político de preferencia. Acto seguido, observan juntos los errores de dicción que, a diferencia del expresidente Alan García, suelen ser el talón de Aquiles de muchos en el Parlamento.
ALUMNA APLICADA. Su primera alumna, rememora, fue la actual congresista aprista Luciana León, su hija, a quien apoyó en todo momento cuando postuló al Congreso en 2011. "Estando en la cárcel yo dirigía su comando de campaña. Ahí diagramaba los afiches, diseñaba la estrategia de campaña. Y ella me visitaba los miércoles y sábados (al penal) para planear", cuenta.
compañero. A mitad de la entrevista, León Alegría recibió la llamada telefónica de una vieja amistad. Se trataba del coprotagonista del escándalo desatado por los "Petroaudios": Alberto Químper, exejecutivo de Petroperú. "Bieto", para los amigos.
Jocoso y distendido, el exministro aprista indica que dichas llamadas llegan incluso a extenderse por horas. "Es todo un personaje. Me llama siempre por teléfono, igualito era antes. Y como es simpático y es mi amigo, le sigo la cuerda", expresa.
"Si lo conocieras a él, tendrías que reír. Cada día se parece más a su imitador (Carlos Álvarez). Pero se molesta cuando se lo dicen", agrega y suelta una carcajada.
agp. "Si quieres hacerte hombre y ser figura, no pelees con el enano, pelea con el gigante", cuenta. La metáfora se hace evidente. Fueron justamente esas peleas con el expresidente Alan García las que le hicieron ganar mayor "fama".
Consultado sobre si recibiría a García en sus aulas, León Alegría reconoce que "no tendría nada que enseñarle, él tendría que enseñarme a mí".
Pero luego reflexiona: "Aunque no me negaría a recibirlo. Pero le enseñaría un poco de fraternidad aprista".
Pese a los roces ya conocidos con el Apra, asegura que su voto será siempre para el partido de la estrella. Y si bien la idea de postular a la Presidencia alguna vez rondó por su cabeza, baja la mirada y pregunta: "¿Tú votarías por mí?".

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