domingo, 8 de junio de 2014

Que nos digan dónde están


Ocurrió hace cinco años, un 5 de junio. 600 policías con el respaldo de helicópteros y provistos de bombas lacrimógenas y fusiles AKM, comenzaron el ataque.
Un ciudadano chino bloquea una línea de centenares de tanques cerca de la plaza de Tien An Men. Se pone delante de ellos, levanta los brazos y les ordena que se detengan.
Ocurrió hace 25 años, el 5 junio 1989, lo recordamos y su memoria nos hace preguntarnos:¿En qué cárcel, en qué manicomio, en que cementerio se encuentra el hombre de Tien An Men? ¿Dónde está?
En el Perú, hay muchas personas por quienes podemos hacernos la misma pregunta. Las hemos escuchado y las hemos visto, y podemos verlas y escucharlas de nuevo.
En Youtube, escrita usted, lector, la palabra “Bagua” o las palabras “Aguaruna dolor y rabia”, y se encontrará frente a una mujer perteneciente a la etnia aguaruna, una peruana de la Amazonía.
No tendrá usted tiempo para nada porque de inmediato ella comenzará a gritar o tal vez maldecir sin contenerse. Tenemos que tomar notas rápidamente, o quizás tan sólo recordar:
“Tú nos has expulsado de nuestras tierras. Tú has quemado nuestras casas. Tú has matado a nuestros hermanos, a nuestros padres y a nuestros vecinos. Tú has querido borrarnos del mundo.
Tú has mandado armamento, helicópteros, metralletas y soldados para que nos exterminen. Y nosotros solamente nos hemos defendido con palos, con lanzas y con piedras. Y ahora, tú nos llamas terroristas.
El terrorista eres tú. Y también el vendepatrias, el vende indígenas.. Y por ti, Alan García, nos hemos quedado sin nada.”
Ocurrió hace cinco años, un 5 de junio. Un contingente de 600 efectivos de la Policía con el respaldo de helicópteros Mi-17 y provistos de bombas lacrimógenas y fusiles AKM, comenzaron el ataque en el tramo conocido como Curva del Diablo, donde estaban concentrados los awajún y wampis.
El final todos lo conocemos. García, que entonces era el presidente, justificó esas acciones sangrientas señalando que los peruanos de la Amazonía eran ciudadanos de segunda clase.
Los calificó de “salvajes”, “atrasados”, “terroristas”, y justificó que se les quitarán sus tierras para poder venderlas a las corporaciones extranjeras y lograr un supuesto desarrollo del Perú.
¿Dónde está hoy la mujer que increpó al presidente del Perú por su racismo y por su mala entraña? Las leyes represivas de la época de Fujimori no han sido derogadas y cualquiera puede ser calificado de terrorista por ese tipo de expresiones.
Hace tres semanas que llegó a París Máxima Acuña de Chaupe, la campesina peruana que desde hace varios años lucha para evitar la confiscación de sus tierras por parte de multinacional Yanacocha y su megaproyecto minero Conga.
En la Maison de la Amerique Latine, la campesina dio testimonio del acoso que tanto ella como cientos de cajamarquinos vienen sufriendo por parte de la empresa minera, impedidos de la libre circulación y amenazados de muerte.
Máxima había sido recibida primero ante las más importantes instancias europeas. En Francia, la acogerían personalidades del Congreso y el Ejecutivo que no suelen ser tan asequibles ni siquiera ante algunos presidentes latinoamericanos.
Y sin embargo, posiblemente ella se encuentre de regreso en el Perú. Y eso nos hace preguntarnos: ¿Dónde estará de aquí a unos meses Máxima Acuña de Chaupe?
El escritor Alfredo Pita acaba de escribir en su cuenta de Facebook: “¿Recuerdan aquella muchacha salvajemente golpeada y arrastrada por el piso, por la policía, el día en que ésta destruyó la olla común de la Plaza Bolognesi, en Cajamarca? Se llama Lizeth Vásquez y vuelve a ser escarnio y espanto en las noticias. La policía la acusa de ser ella la agresora y el fiscal pide para ella 10 años de cárcel. La justicia peruana en todo su esplendor. La víctima transformada en victimaria, el feroz policía agresor en víctima y acusador.”
¿Dónde están ellas? ¿Dónde están?

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