miércoles, 8 de octubre de 2014

No deberíamos pensar que es inviable?

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Me pregunto si el modelo de educación rural peruano es viable, aun asumiendo que las buenas intenciones de los gobiernos se convirtiesen en realidad bajo la presunción que no hubiera ineficiencias y corrupción. Concluyo que no es viable, y no por pesimismo sino por realismo, a la luz de lo aprendido en centenares de viajes hechos por todo el Perú conociendo autoridades locales, maestros, padres y alumnos.
Para empezar, asumir alguna normalidad ya es irreal. Es decir, resulta ser un disparate asumir que hay locales escolares adecuados y profesores suficientes para todos los niños, que los docentes llegan puntualmente a sus clases desde el inicio hasta el fin del año escolar, que los materiales educativos gratuitos llegan a todos y son entregados oportunamente a alumnos y profesores, que los profesores contratados están disponibles desde el 1 de marzo y cobran su sueldo desde el fin de ese mes, que los procesos administrativos son eficientes y están libres de corrupción, etc. Se suma a ello la falta de alguna continuidad razonable en los equipos docentes en cada colegio debido a la alta rotación de directores y profesores por término de contrato, destaques y permutas; la dificultad que tienen de recibir capacitación y acompañamiento oportuno para mejorar su enseñanza; la falta de apoyo de las autoridades locales para sacar adelante sus proyectos institucionales; etc.
A ello hay que agregar que los niños no llegan al colegio cotidianamente, mucho menos desde principio de año y suelen tener problemas de desnutrición, dentales, de visión y escucha, enfermedades, etc. que dificultan la asistencia escolar o la debida captación del quehacer escolar (a lo que se suman los problemas de quienes tienen alguna discapacidad notoria).
Por último, la ficción de que el currículo que elabora el Ministerio de Educación (MINEDU) para cada grado tenga alguna viabilidad de aplicación, cuando el común de los alumnos de segundo a sexto grado de primaria están aún en niveles de habilidad prelectoras que impiden que comprendan los asuntos que corresponden a los diversos niveles de primaria, como lo evidencian año a año las pruebas censales.
El MINEDU debería replantear totalmente su visión y abordaje de la educación rural y dejar de creer que con algo más de presupuesto, capacitaciones docentes esporádicas y reparto de libros y guías renovados, va a mejorar la calidad de los aprendizajes en las escuelas rurales.
Personalmente, suscribo la propuesta del Consejo Nacional de Educación del uso de vouchers educativos para el ámbito rural.

León Trahtemberg, Especialista en Educación

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