miércoles, 8 de octubre de 2014

Las ligas menores

Para el votante izquierdista, el resultado electoral ha sido el esperable, aunque es bastante desalentador. Por ello, este sector del espectro encontrará particularmente complicado el escenario del 2016. Para empezar ha actuado dividida y, como siempre, este factor jugará en contra suya.
La centro-izquierda, liderada en Lima por Susana Villarán, ha sufrido una derrota sin atenuantes. Su resultado es algo inferior a las proyecciones de las encuestas a lo largo de la campaña. No ganó votantes nuevos y perdió parte de su núcleo. Este resultado debería frustrar el operativo de lanzar a la presidencia a Villarán. Con ese fin se estaban moviendo viejos zorros de la política izquierdista, que ahora deberán repensar su estrategia.
A las fuerzas de centro-izquierda les conviene proyectarse como bancada parlamentaria sumándose a una candidatura presidencial de centro. En las presidenciales anteriores debieron haberlo concretado y no lo hicieron. Como consecuencia, la alcaldesa no contó con partidarios propios en el Congreso y ese fue otro escenario del cual se aisló, posibilitando que la azoten cuantas veces quieran sus enemigos. Ahora Fuerza Social debe haber aprendido la lección y se correrá en busca del centro salvador.
Pero, ¿específicamente con quién? Difícil saberlo. Su primera apuesta ha sido Perú Posible y ha sido un fiasco al 100% Ninguno de los candidatos distritales de Toledo hizo campaña por Susana y su presencia cuestionaba el principal atributo de la alcaldesa: la honestidad. Pero, seguirán buscando y encontrarán, quizá en Acción Popular, si concreta un candidato interesante. Caso contrario, acabarán aliados del gobierno.
En efecto, el nacionalismo ha estado ausente el domingo pasado y sin embargo será una candidatura segura el 2016. Se ignora quién será su ficha principal, pero los tres nombres que se mencionan (Jara, Tejada y Espinoza) son bastante convenientes para la centro-izquierda. Así, los más sensatos de sus partidarios le aconsejarán a Villarán que reaparezca en política integrando la lista congresal del nacionalismo, la cual en Lima posiblemente sea presidida por Nadine.
Por otro lado, los sectores más izquierdistas obtienen un pobre resultado nacional, matizado por el rotundo triunfo de Santos en Cajamarca. Desde un comienzo dijimos que siempre ganan los candidatos que son apresados o deportados y se les permite seguir compitiendo. Ha ocurrido cien veces y ésta no podía ser una excepción. La víctima nunca falla. 
El MAS-Patria Roja obtiene esta solitaria victoria y no logra concretar su única otra apuesta viable, que era Moquegua, aunque ahí competía con sigla regional. Por su parte, Tierra y Libertad conserva la inscripción legal, que constituye uno de sus atributos actuales, pero prácticamente no ha competido en las elecciones del domingo último. Sin embargo, en Cajamarca ha destacado por apoyar a Santos, haciendo posible pensar en un entendimiento para el 2016. Así, no sería extraña una alianza entre estos dos grupos, que podría revivir al Frente Amplio, descartando definitivamente a la centro-izquierda, que se iría con el gobierno. 
Sin embargo, a nivel presidencial sus posibilidades son escasas y, sin trabajo orgánico sostenido, en buena medida dependerían del candidato. A este respecto, no se percibe una figura carismática potencial en sus filas. Salvo el mismo Santos, si el gobierno se empecina en mantenerlo en Piedras Gordas. 
Por último, aún están en la disputa los candidatos antisistema. Ellos no guardan ninguna relación con el resto de la izquierda y tampoco la desean. Estarán presentes en segunda vuelta en Junín, Apurímac y Puno. Dependerá del resultado final, pero su trayectoria futura es un misterio. En Junín, la gestión saliente de Cerrón como presidente regional ha sido muy convencional, pero en Puno, de ser elegido, Aduviri anuncia mayor confrontación con el gobierno central. 
Así, dividida en tres corrientes, el futuro inmediato de la izquierda parece jugarse en ligas menores.

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