sábado, 18 de octubre de 2014

Las Asociaciones Público Privadas (APP)

“Las Asociaciones Público-Privadas (APP) son un mecanismo eficaz para el cierre de brechas de infraestructura, y garantizar la provisión de servicios de calidad” ha dicho el ministro de Economía, Alonso Segura, en las reuniones anuales del Banco Mundial y el FMI en Washington esta semana.
O sea que sin contar con un balance serio de lo que ha significado la aplicación de este mecanismo en el Perú desde los noventa (por el cual el Estado entra en un negocio con los privados poniendo plata, asumiendo pasivos contingentes, o entregando la capacidad de cobrar peajes y tarifas de saque) el ministro Segura se va con todo a promoverlo.
Y además pone la mira en los servicios públicos, pese a que tradicionalmente en el Perú las APP se han usado para la infraestructura o generación de energía, lo que conlleva a un problema adicional en los casos de salud, seguridad social, educación u otros servicios que constituyen derechos de la población. Meterlos más a la lógica de lucro bajo la premisa de que lo privado es lo mejor, es por lo menos riesgoso en estos campos.
Claro que uno podría pensar que el ministro considera como panacea a las APP porque es fiel a su teoría económico-política o porque es la moda mundial, si es que no supiéramos todos como cunden los lobbys en la gestión pública peruana.
Como si no supiéramos que sensibles son los ministros, en especial los “ex” Castilla (jefe de Segura) y Cornejo, y los actuales Von Hesse y demás a los correos de Cecilia Blume y toda la sarta de gestores de intereses empresarialesante los tecnócratas.
Por más que la prensa concentrada haya pasado por agua tibia los cornejoleaks, y el gobierno haya emprendido – aunque medio mazamorra- una fuga por delante con el tema de los lobbys, no se nos olvida a qué intereses responde la administración pública en el Perú de hoy. Y en el negocio de las APP está metida mucha plata.
Con el pretexto de salir de la recesión económica, Segura quiere hacer absolutamente todo lo que antes se podía hacer por obra o gestión pública, mediante las sacro santas APP. Como si no se pudiera evaluar técnicamente si es más eficiente una APP o una obra pública tradicional para cada caso o proyecto concreto, de frente se liquida la segunda opción.
Precisamente, en el libro “Infraestructura: ¿para la gente o para el lucro?”, editado por la Fundación Boell y Latindadd, que se presenta este miércoles 15 de octubre (goo.gl/ct7Nez), Germán Alarco ofrece una perspectiva general y balance preliminar de las APP en el Perú, donde se muestra los problemas de al menos ocho contratos de ese tipo entre los que resaltan la elevación de tarifas no reguladas, las renegociaciones contractuales continuas, los serios impactos ambientales, las reducidas inversiones del privado, la concentración en pocas empresas, la duplicación de los presupuestos, etc.
En palabras del autor, esta “lista de problemas y retos en relación a las APP es grande y puede crecer en el tiempo”. Pero eso es lo que menos le importa al hombre que dejó Castilla en el MEF. 

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