Como si no supiéramos que sensibles son los ministros, en especial los “ex” Castilla (jefe de Segura) y Cornejo, y los actuales Von Hesse y demás a los correos de Cecilia Blume y toda la sarta de gestores de intereses empresarialesante los tecnócratas.
Por más que la prensa concentrada haya pasado por agua tibia los cornejoleaks, y el gobierno haya emprendido – aunque medio mazamorra- una fuga por delante con el tema de los lobbys, no se nos olvida a qué intereses responde la administración pública en el Perú de hoy. Y en el negocio de las APP está metida mucha plata.
Con el pretexto de salir de la recesión económica, Segura quiere hacer absolutamente todo lo que antes se podía hacer por obra o gestión pública, mediante las sacro santas APP. Como si no se pudiera evaluar técnicamente si es más eficiente una APP o una obra pública tradicional para cada caso o proyecto concreto, de frente se liquida la segunda opción.
Precisamente, en el libro “Infraestructura: ¿para la gente o para el lucro?”, editado por la Fundación Boell y Latindadd, que se presenta este miércoles 15 de octubre (goo.gl/ct7Nez), Germán Alarco ofrece una perspectiva general y balance preliminar de las APP en el Perú, donde se muestra los problemas de al menos ocho contratos de ese tipo entre los que resaltan la elevación de tarifas no reguladas, las renegociaciones contractuales continuas, los serios impactos ambientales, las reducidas inversiones del privado, la concentración en pocas empresas, la duplicación de los presupuestos, etc.
En palabras del autor, esta “lista de problemas y retos en relación a las APP es grande y puede crecer en el tiempo”. Pero eso es lo que menos le importa al hombre que dejó Castilla en el MEF.
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