sábado, 5 de abril de 2014

No hay noticias, buena noticia

El diferendo limítrofe Perú -Chile salió de la agenda.

El dicho ‘no hay noticias es una buena noticia’ no puede ser más apropiado para la manera como se viene completando la ejecución del fallo de la corte internacional de La Haya sobre el diferendo limítrofe marítimo entre Perú y Chile, lo cual se expresa en el decreciente interés por este asunto entre políticos, medios y opinión pública.
Se trata, sin duda, de una buena noticia que contrasta con los pronósticos catastróficos con que se especulaba, antes del anuncio del fallo, sosteniendo que Chile no iba a acatar la sentencia –como Colombia– si esta no favorecía sus intereses.
Es cierto que el fallo de la corte internacional permite que los dos países puedan interpretar que obtuvieron algún beneficio, pero también lo es que la percepción más extendida en las ciudadanías de ambas naciones es que el Perú fue el ganador de la controversia al conseguir 50 mil km2 de espacio marítimo.
Pero más allá de las expresiones iniciales de desagrado entre algunos políticos chilenos, la ejecución del fallo ha avanzado tal como se previó desde el mismo día en que fue anunciado: “A la brevedad posible, de buena fe, y de forma gradual”.
Así ha sido, empezando con las reuniones iniciales, a 48 horas del anuncio, entre los presidentes Ollanta Humala y Sebastián Piñera en La Habana, con la importante participación de la entonces presidenta electa Michelle Bachelet para asegurar que la transferencia de gobierno en Chile no iba a significar ningún cambio en lo hecho por la administración previa.
En efecto, así ha caminado el proceso de ejecución, de acuerdo con el cronograma que se definió hace un mes, siendo su punto culminante la firma del acuerdo que marcó el final de los trabajos técnicos y cartográficos realizados por los equipos del Perú y Chile, con el fin de fijar las coordenadas del límite marítimo entre ambas naciones.
En este sentido, la ceremonia realizada en Lima el 25 de marzo pasado fue un acto verdaderamente histórico pues constituye, en la práctica, la definición del último límite que tenía pendiente el Perú.
Lo que ahora falta hacer es enviar el documento acordado a la ONU para su inscripción en la normativa internacional y dar cuenta de ello a la corte de La Haya.
Mientras eso ocurre, el tema ha sido rápidamente asumido en las sociedades peruana y chilena, y ha perdido relevancia política en ambos países, dejando ahora el turno para la construcción de la gran agenda pendiente entre Perú y Chile con el fin de establecer un camino positivo y mutuamente beneficioso, sustentado en la consolidación de un clima de confianza creciente.

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