viernes, 18 de abril de 2014

César Hildebrandt sobre Gabo: Lo menos importante de su biografía fue ganar el Nobel

Viernes, 18 de abril de 2014 | 1:48 pm

César Hildebrandt y García Márquez. Fotos: La República y ColPrensa
César Hildebrandt y García Márquez. Fotos: La República y ColPrensa
El periodista le dedicó la columna de su semanario al escritor colombiano, a quien consideró como el segundo Cervantes.
En una columna dedicada por completa al recuerdo del escritor colombiano Gabriel García Márquez, el periodista César Hildebrandt subraya la importancia de las obras del premio nobel, dándole un nombre propio a la literatura de habla hispana, como años antes lo había hecho Miguel de Cervantes Saavedra.
Hildebrandt  refirió la manera en la que conoció la novela de García Márquez, llegando a sentirse un zombie, al igual que las otras personas que también habían leído ‘Cien años de soledad’.
“Tenía 19 años y era un perfecto parásito de los libros y allí estaba en mis manos, caliente como un pan bíblico, el ejemplar de la novela que cambiaría el modo de escribir del siglo XX, el rústico ejemplar de editorial Sudamericana”, escribió en su columna de hoy en el semanario ‘Hildebrandt en sus trece’,
Asimismo, afirmó que Gabo hizo sonar el idioma como nunca había sonado ‘desde que Cervantes fundó la modernidad del XVL’.
Comparó el Ulises del escritor irlandés James Joyce con Cien años de soledad, la diferencia era que la segunda no necesitaba la mediación de José María Valverde. La prosa de GGM en la mencionada novela abría paso a una nueva literatura, la cual se conocería, años después, como ‘el boom latinoamericano’.
“Y todo con un lenguaje que sonaba a sagrada escritura, al cúmplase y archívese de unos dioses paganos de Aracataca. Porque la prosa de Cien años de soledad tiene las cualidades de una profecía que se está cumpliendo mientras se lee y muchas veces parece el dictado de una voz colosal tomado por un escriba”, afirmó.
En otras líneas, Hildebrandt consideró que la obtención del Premio Nobel de Literatura en 1982 es solo una anécdota en la vida del colombiano que no se puede comparar a la grandeza de sus novelas y lo capacidad que mantuvo para imaginar escenas que las plasmó en sus trabajos; siendo lo más importante de su vida que no se traicionó y jamás se tomó demasiado en serio.
“Algún día, cuando la marea de la mezquindad, se haya retirado, se reconocerá en la obra de García Márquez la huella de un segundo y sudamericano Cervantes. (…) Lo menos importante de su biografía fue ganar el Premio Nobel, ese que Sartre despreció y que otros consiguieron a rastras”, apuntó.

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