martes, 29 de abril de 2014

Cipriani en la política

Nuevos vientos en el Vaticano ... ¿y en el Perú?
Es lamentable que el cardenal Juan Luis Cipriani no pierda oportunidad de demostrar que, como sacerdote, es un buen político.
Lo de ‘bueno’, sin embargo, debiera relativizarse pues el arzobispo de Lima mantiene invicta la capacidad de equivocarse de cabo a rabo en ese terreno movedizo de la política en el que supuestamente es diestro, afectando con ello su actuación religiosa que es, en teoría, la que debiera ser su principal vocación y ocupación.
Por supuesto que la iglesia católica –como las otras religiones– tiene derecho a defender sus principios y a expresar sus puntos de vista sobre temas políticos y sociales, pero debiera hacerlo ocupándose de la Política con mayúscula y no al servicio de intereses particulares; y sin olvidar que el Estado peruano es laico.
Cipriani no actúa así en política, y lo acaba de demostrar otra vez. En lugar de usar una oportunidad tan importante del catolicismo, como la canonización de dos papas, para lanzar un mensaje de unidad, la aprovecha para servir a sus fobias personales y enfilar contra el presidente Ollanta Humala por no haber estado el domingo en el Vaticano.
“Hemos visto a gente de muchísimos países, inclusive no católicos, que han querido estar presente para rendir homenaje a Juan Pablo II (…) han perdido una buena ocasión de estar presentes”, dijo Cipriani.
¿Cuántos presidentes no estuvieron el domingo en la Plaza de San Pedro? ¿Y cuántos de ellos cree usted que fueron criticados en público por un cardenal de su misma nacionalidad por dicha ausencia?
Lo más probable es que no haya muchos cardenales en el mundo como Cipriani (una buena noticia para el catolicismo), tan entusiasta como desacertado en la lid política, lo cual perjudica su papel religioso.
Por jugar a la política partidaria –opositor con Alejandro Toledo y Ollanta Humala, oficialista con Alberto Fujimori y Alan García–, Cipriani no une sino que divide al país.
Al margen de ello, es una buena noticia la decisión del papa Francisco de constituir una comisión de tres cardenales coordinada por Peter Erdö (arzobispo de Estzgom-Budapest) e integrada por Gérald Cyprien Lacroix (Québec) y Ricardo Ezzati Andrello (Santiago) para encontrar una “solución consensual definitiva”, enmarcada en la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae, al pleito entre Cipriani y la Pontificia Universidad Católica del Perú.
El cardenal Erdö estuvo en Lima hace poco tiempo para ver el tema y casi llega a una solución, pero al final Cipriani lo apabulló gracias a su influencia con el cardenal Tarcisio Bertone, quien entonces era el secretario de Estado vaticano. Por ello, la negociación se frustró. Pero hoy soplan nuevos vientos en el Vaticano y ojalá que pronto en el Perú.

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