domingo, 6 de abril de 2014

No hay derecho, oiga usted

No le impidan a Alan García demostrar que es honesto.
No hay derecho que le impidan al ex presidente Alan García demostrar, por segunda vez, que es una persona honesta y correcta.
Eso es lo que está a punto de suceder por la sentencia judicial que dice que, como no era muy claro si la comisión que investigó las supuestas irregularidades de su segundo gobierno lo citaba como testigo o acusado, entonces nada de lo que ese grupo parlamentario investigó sirve, y que todo su trabajo debe irse directamente al tacho de la historia.
El ‘pequeño gran problema’ del doctor García es que ese grupo de trabajo parlamentario –huachafosamente llamado ‘megacomisión’– sí encontró algunas cosas que deben ser esclarecidas, por el bien de la reputación tantas veces manchada del ex presidente aprista, así como por su intención de volver a Palacio, por tercera vez, para gobernar nuestro destino, dentro de un par de años.
No hay derecho que otra vez le vuelvan a impedir demostrar que es honesto, como ocurrió la vez pasada, después de su primer gobierno, algo que fue olvidado poco tiempo después, al punto que algunos de sus acusadores de entonces terminaron siendo, en su segundo gobierno, sus ministros o embajadores.
Pero la duda sobre su honestidad persiste. Incluso entre los empresarios o periodistas que lo adulan en público, pero en privado no dejan de hablar de la gran pendejada de pasar por el gobierno y salir con propiedades –hasta donde se sabe– en Lima, Bogotá y París.
No hay derecho, por ello, que gente como esa siga hablando a sus espaldas, como lo hacen ahora. Y se les debe, por tanto, cerrar la boca con los hechos, con las pruebas en la mano y, para ello, nada mejor que no dejar que una sentencia judicial que se queda como ballena varada en un mal entendimiento de las formas, impida llegar a donde se debe llegar, al fondo del asunto.
Un fondo que no es poca cosa, porque, el indulto será una facultad presidencial, pero usarla para liberar a un tercio de los presos con condena es, por decir lo menos, algo que debiera ser explicado en las instancias debidas, especialmente si hablamos de narcotraficantes.

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