martes, 31 de mayo de 2016

OPINIÓN | Miguel Santillana: Mis choros, tus choros

Por: Miguel Santillana

Llegamos al final de una campaña electoral llena de sorpresas por el mal diseño de las leyes que la norman y organizan. Todos los partidos en el ac­tual Congreso son culpables de esta mala organi­zación, pues lo hicieron a propósito, remendando leyes y normas que les convinieran en una supuesta reelección.

A lo largo de todo el proceso (que empezó con 19 can­didatos y terminó con 10 para la primera vuelta) se han dado acusaciones de delitos de todo tipo.

Que se sepa, ni la Fiscalía ni la Contraloría han hecho se­guimiento de estas cuantiosas denuncias.

Ahora llegamos al tramo final de las elecciones, las de­nuncias se multiplican y son de mayor calibre. Se acusa que el secretario general de Fuerza Popular, Joaquín Ra­mírez, está siendo investigado por la DEA en función del testimonio de un piloto peruano . ¿Por qué no lo hizo an­tes de las elecciones regio­nales (octubre 2011) o en la primera vuelta (abril 2016)?

La respuesta de Fuerza Popular fue peor. Se demo­raron en separar al Sr. Ramí­rez, y el nuevo secretario ge­neral, José Chlimper, se ve envuelto en una adultera­ción de audios que ha causa­do la expulsión de un directivo de Panamericana y el cie­rre de un programa de televisión..

Por otro lado, se han identificado a 11 congresistas electos ligados al narcotráfico, pero nadie dice sus nom­bres, por lo que la sospecha cae sobre los 73 electos de ese partido.

El partido de Pedro Pablo Kuczynski no es un grupo de virtuosos. Hay quienes han tenido relaciones con la mafia de Orellana, malos manejos en municipios, tráfico de inte­reses, etc.

Los dos debates presidenciales no han dado una idea clara de lo que quieren hacer los candidatos de ser elec­tos. Lo que hicieron fue repartir denuncias, y los denuncia­dos no podían tomar la palabra para defenderse. La única respuesta del candidato: “Es mentira”; como si esto fuera suficiente para tremendas imputaciones. Para colmo, se ha llegado a acusar al camarógrafo y al traductor para sor­domudos de ser fujimoristas.

Lo único que me queda claro es que el próximo domin­go elegiremos a alguien que trae sus choros. 

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